Mushezib-Marduk, Rey de Babilonia (693-689 a.C.).
(Mu-she-zib-Mar-duk o Mu-she-zib AMAR.UD) Decimoquinto rey de la novena dinastía de Babilonia, sucesor de Nergal-Ushezib. Tras quedar vacante el trono de Babilonia, dado que ni el rey antes citado ni sus antecesores había sabido oponerse a los asirios, omnipresentes en todo el Imperio Babilónico, los arameos, con la alianza de los elamitas, colocaron en el trono a Mushezib-Marduk, un caudillo local caldeo de la tribu de Bit Dakkuri, que había destacado por sus luchas contra los asirios, a modo de guerrillas, ya desde el año 700 a.C. Una vez en el poder, Mushezib-Marduk, con el oro del templo de Marduk, organizó una poderosa coalición antiasiria, en la que participaron los elamitas, con su rey Khumban-Nimena III al frente, y un gran número de pueblos de los Zagros, Parsuash, Anshan, Ellipi y Pasheru. Dicha coalición acabaría enfrentándose al asirio Senaquerib, en el año 691 a.C., en Khalule, ciudad situada en la confluencia del río Tigris con el Diyala. La lucha finalizó con una terrible carnicería, en la que murieron más de 200.000 soldados de ambos bandos. A pesar de esta calamidad, la Crónica babilónica señala que los asirios "se retiraron", y aunque no fueron derrotados tampoco salieron vencedores, a pesar de que los Anales de Senaquerib minimizasen el hecho. Al año siguiente, Mushezib-Marduk hubo de soportar un nuevo y terrible asedio por parte de Senaquerib, rencoroso por las continuas rebeliones y por haber perdido en el año 694 a.C a su hijo mayor y heredero, Assur-Nadin-Shumi, asesinado en el Elam, a donde había sido deportado. Si bien Babilonia fue capaz de sobrevivir unos meses, al final, en el año 689 a.C., sucumbió. Las tropas asirias destruyeron e incendiaron la ciudad, mataron a sus habitantes, arrancaron la tierra del suelo de los principales templos e incluso se provocó la inundación de Babilonia. Los textos de Senaquerib dicen que dejó esta ciudad convertida en pastos, "como si fuera un prado". Las estatuas de los dioses fueron unas destrozadas y otras, como la de Marduk, deportadas a Asiria, a donde también fue llevado prisionero Mushezib-Marduk. La ciudad de Babilonia quedó, tras estos luctuosos sucesos, en manos del nuevo príncipe heredero asirio, de nombre Assarhaddón.
