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Ocio y entretenimientoBiografía

Moro Treviño, Humberto (1929-VVVV).

Matador de toros mejicano nacido en Linares (en el estado de Nuevo León) el 18 de octubre de 1929. Es padre de otro torero azteca, Humberto Moro Chico.

Su trayectoria taurina está muy alejada de esos tópicos de afición innata y precoz resolución que jalonan las biografías de casi todos los toreros, ya que, en un principio, cursó estudios de Comercio y no se interesó profesionalmente por el mundillo taurino. Sin embargo, un día tomó la decisión de orientar sus pasos hacia el Arte de Cúchares, y tras algún rodaje anecdótico consiguió estrenar su primer traje de luces en la plaza de toros de Aguascalientes, el día 8 de enero de 1950, cerca ya de cumplir los veintiún años (edad a la que muchos otros toreros ya han recibido la alternativa). Enseguida fue muy comentada entre los aficionados mejicanos más avisados su asombrosa facilidad para torear al natural, y muy pronto su carrera dio un giro de ciento ochenta grados y experimentó una progresión vertiginosa.

En efecto, el día 16 de julio de aquel mismo año de 1950 hizo su presentación oficial, todavía en calidad de novillero, en las arenas de la capital mejicana, y al cabo de medio año volvió a hollar el redondel de esa plaza Monumental de México para abandonar allí el escalafón novilleril e ingresar en la nómina de los matadores de toros. Corría, a la sazón, el día 4 de febrero de 1951, fecha en la que Humberto Moro Treviño hizo el paseíllo flanqueado por el coletudo portugués Manuel dos Santos Pires, que comparecía en calidad de padrino, y por el diestro de Winfield (Kansas) Jesús Córdoba Ramírez, que hacía las veces de testigo. El toricantano se doctoró con la lidia y muerte a estoque de un cornúpeta criado en la ganadería azteca de San Mateo.

Tras culminar esa temporada de su alternativa en los puestos cimeros del escalafón de su país, Humberto Moro decidió dar el paso necesario para intentar consagrarse como una verdadera figura del toreo. Así, en 1952 cruzó el Atlántico y vino a mostrar su técnica y su arte a la cuna de Cúchares, donde cumplió nueve contratos, alguno de ellos en plazas de muy señalada importancia -como el del día 16 de abril, verificado en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, donde el espada de Nuevo León compartió cartel con dos figuras de la talla de Luis Miguel González Lucas ("Luis Miguel Dominguín") y Agustín Parra Dueñas ("Parrita")-. Además, toreó en el coliseo taurino de Barcelona, pero no llegó a confirmar en Madrid su doctorado mejicano.

De regreso a su país natal, Humberto Moro Treviño continuó toreando por diferentes plazas hispanoamericanas a lo largo de una dilatada carrera profesional que, entre altibajos, prolongó hasta el día 31 de enero de 1971, fecha en la que se despidió definitivamente de los ruedos en la citada plaza Monumental de México, en presencia de sus compatriotas José Huerta Rivera ("Joselito Huerta") y Francisco Rivera Agüero ("Curro Rivera"). Aquella tarde, en la que se jugó un encierro marcado con el hierro de don José Julián Llaguno, su apoderado Ramírez Gámez protagonizó el emotivo gesto de bajar a la arena para cortar simbólicamente la coleta de su veterano poderdante.

Entre los estudiosos de la tauromaquia azteca parece haber acuerdo a la hora de reconocer que Humberto Moro Treviño podría haber alcanzado cotas mucho más altas en el Arte de Cúchares si no hubiera sufrido una gravísima cornada que, considerada por Ángel Villatoro como "una de las más horribles de que se tiene memoria", truncó la veloz progresión del espada de Nuevo León. Se la asestó, con graves destrozos en sus órganos genitales, un cornúpeta en la plaza de toros de Xico (en el estado de Veracruz) en 1960, y le obligó a suspender aquella campaña durante un largo proceso de convalecencia. No obstante, Humberto Moro se recuperó con asombroso ánimo, y, aunque en 1961 sólo pudo cumplir cuatro ajustes, estuvo muy valiente e inspirado en las cuatro ocasiones, como queriendo dar a entender que el gravísimo percance no le había dejado secuencias anímicas. Sin embargo, a partir de entonces su carrera fue a menos.

Bibliografía.

  • ABELLA, Carlos y TAPIA, Daniel: Historia del toreo (Madrid: Alianza, 1992). 3 vols. (t. 3: De "Niño de la Capea" a "Espartaco").

  • COSSÍO, José María de: Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). (2 vols.).

  • GUARNER, Enrique: Historia del toreo en México (México, 1979).

  • RUIZ QUIROZ, Luis: México taurino 1964-1969 (México, 1991).

  • VILLATORO, Ángel: Antología taurina mexicana (Madrid, 1964).

  • VINYES RIERA, Fernando: México, diez veces llanto (Madrid: Espasa-Calpe, 1987).

Autor

  • JR.