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DeportesBiografía

Montgomery, Tim (1975-VVVV)

Tim Montgomery.

Atleta estadounidense nacido en Gaffney (Carolina del Sur) el 25 de enero de 1975. Extraordinario velocista, en el año 2002 batió el récord del mundo de los 100 metros lisos con una nueva marca de 9 segundos y 78 centésimas.

Sin embargo, y no obstante el mérito y la fama obtenida, la Agencia Nacional Antidopaje (TAS) de Estados Unidos sospechó de la validez de sus marcas por su implicación en el caso de la empresa BALCO. Por desgracia para el atleta, las sospechas se convirtieron en una sanción en firme en diciembre de 2005, por la que Montgomery fue despojado de sus trofeos. Su carrera como deportista quedó definitivamente arruinada.

Tim jugó al fútbol y al béisbol durante su infancia y adolescencia, pero una lesión le apartó de estos deportes y comenzó a practicar el atletismo. Realizó sus estudios de bachillerato en el Instituto Cary de Carolina del Norte y después ingresó en el College Blinn JC. En esos años, el jovencísimo Montgomery ya era capaz de correr los 100 metros en un tiempo cercano a los 10 segundos. En 1994 y durante la celebración de unos Campeonatos Juveniles, logró un tiempo de 9 segundos y 96 centésimas, aunque la marca no fue admitida, porque se comprobó que el recorrido de la pista media exactamente 3,7 centímetros menos de los 100 metros reglamentarios.

En 1996 ingresó en la Universidad de Norfolk State (Virginia), donde fue compañero de entrenamientos de la también atleta Marion Jones, que años más tarde se convertiría en su compañera sentimental, con la que ha tenido un hijo, también de nombre Tim. Fue seleccionado por primera vez para formar parte del equipo de atletismo de su país y participó en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996, como integrante del equipo estadounidense que ganó la medalla de plata en la prueba del relevo 4x100 metros. En constante progresión, Montgomery demostraba sus cualidades como velocista capaz de competir con éxito en las tres pruebas de velocidad del programa atlético: los 60, 100 y 200 metros lisos.

Su primer gran éxito individual en competición internacional llegó en el Mundial de pista cubierta de 1997, celebrado en París, donde logró la medalla de bronce en la final de los 60 metros. Durante los Campeonatos Mundiales, disputados ese verano en Atenas, también conquistó la medalla de bronce en los 100 metros y realizó una magnífica marca de 9 segundos y 94 centésimas (9.94). Dos años después, en el Mundial de Sevilla de 1999 formó parte del equipo de Estados Unidos que ganó la medalla de oro en el relevo 4x100 metros. En los Juegos de Sydney de 2000 consiguió una nueva medalla de oro con el equipo estadounidense de relevos 4x100. Pero por entonces, Montgomery era sólo un velocista más de los muchos y muy buenos que se formaban en la cantera del atletismo de los Estados Unidos. Todavía se encontraba a la sombra de su compatriota Maurice Greene, el auténtico dominador de la velocidad mundial de finales del siglo XX.

La temporada del año 2001 fue la de su confirmación como uno de los mejores velocistas de todos los tiempos. Ese año se proclamó subcampeón de los 60 metros lisos en los Mundiales en pista cubierta de Lisboa. También ganó el Campeonato de Estados Unidos al aire libre y sus marcas en los 100 metros bajaban frecuentemente la barrera de los 10 segundos. En el mitin atlético de Oslo logró un tiempo increíble de 9 segundos y 84 centésimas (9.84) y se situó en condiciones de batir el récord del mundo en cualquier momento. Culminó su magnífica temporada con la conquista de la medalla de plata en los 100 metros durante los Mundiales disputados en Edmonton (Canadá). Disputó la carrera sólo una centésima más lento que en Oslo (9.85), pero Greene le volvió a superar en la línea de meta. También ganó en Edmonton un nuevo título mundial en la prueba de relevos 4x100 metros.

Montgomery entró definitivamente en la historia del atletismo mundial el 14 de septiembre de 2002 cuando, en el Gran Premio de París, corrió los 100 metros en 9 segundos y 78 centésimas (9.78). Con este tiempo logró rebajar una centésima la anterior plusmarca de Greene (9.79) y establecer un nuevo récord del mundo de la prueba reina de la velocidad, los 100 metros lisos. Colocado a la altura de otros grandes velocistas modernos como Carl Lewis o el propio Maurice Greene, su hazaña en París le valió el reconocimiento como uno de los mejores atletas del año y la concesión del prestigioso premio Jesse Owens. En dura competencia con Greene, Montgomery comenzó el siglo XXI con grandes posibilidades de convertirse en el nuevo dominador de la velocidad mundial.

En junio de 2003, el plusmarquista mundial y su compañera Marion Jones estrenaron paternidad y se concedieron un descanso para disfrutar de la nueva situación familiar. La reaparición de Montgomery dos meses después en la reunión de Estocolmo sembró algunas dudas sobre su estado de forma, porque el estadounidense sólo pudo ser sexto en la prueba de 100 m. Volvió a correr la distancia días después en la reunión atlética de Londres y, en esta ocasión, ni siquiera logró clasificarse para la final. Con estos pobres resultados en las citas preparatorias, Tim Montgomery acudió sin garantía de éxito a los Campeonatos del Mundo disputados en París. Se confirmaron los pronósticos y el plusmarquista mundial sólo pudo ser quinto en la final con una discretísima marca de 10.11s.

Sin embargo, cuando se destapó el caso BALCO, en 2003, las sospechas de la Agencia Nacional Antidopaje de Estados Unidos hacia Montgomery comenzaron a asfixiar su condición de estrella mundial. Los hechos que destaparon el escándalo ocurrieron en la bahía de San Francisco, donde Víctor Conte, fundador de los laboratorios BALCO (Bay Area Laboratory Cooperative), había creado tiempo atrás algunos anabolizantes de diseño que, en especial el THG y el EPO, se suponía indetectables. Con estos anabolizantes en su sangre, atletas como Kelli White, Christy Gaines o el propio Montgomery consiguieron medallas de oro en Mundiales de atletismo y Juegos Olímpicos. Aunque en apariencia nada ocurría, White no pudo soportar la presión de saberse tramposa y confesó el uso de estas sustancias ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) estadounidense. Su confesión, aparte de la lógica sanción para la atleta, supuso el nacimiento de uno de los escándalos más sonados de la historia del atletismo reciente, comparable con el caso Ben Johnson. El FBI se encargó de la investigación y descubrió la composición de esos anabolizantes, con lo que nueve atletas fueron "cazados" con el correspondiente control antidoping (Kevin Toth, John McEwen, Dwain Chambers, Regina Jacobs, Melissa Price, Eric Thomas, Sandra Glover, Chris Phillips y Calvin Harrison). Sin embargo, otros cinco atletas no dieron positivo en ningún control, pero su implicación con los ya famosos laboratorios les hicieron merecedores de todas las sospechas: Alvin Harrison, Michael Collins, y las propias White y Gaines, además de Montgomery.

Con la sombra del doping a sus espaldas, ni siquiera se clasificó para los Juegos de Atenas 2004. A pesar de los pobres resultados, Montgomery seguía en activo como si nada ocurriera, y las insinuaciones de dopaje las solventaba proclamando su inocencia y sólo admitiendo el testimonio de White. Siendo así, las investigaciones siguieron su curso, y el 14 de diciembre de 2005, saltó la noticia en todos los rotativos del mundo: las declaraciones hechas por White en marzo de 2001, en las que narraba ciertas conversaciones entre atletas en una reunión atlética en Portugal, servían, a la postre, como prueba irrefutable de que tanto él como Gaines habían usado THG, por lo que Montgomery fue oficialmente acusado, sancionado con dos años y despojado de sus marcas por dopaje. Su carrera deportiva tocó a su fin con el posterior anuncio de su retirada del atletismo.

El origen de su declive se produjo por iniciativa de Conte, que mencionó haber celebrado una reunión con tres hombres, sospechosos del consumo de droga en el deporte. Uno, de Canadá, Charlie Francis, el entrenador de Ben Johnson, campeón olímpico desposeído del título por usar anabolizantes, el segundo, Milos Sarcev, un levantador de pesas que siempre había experimentado con anabolizantes, y el tercero, Tim Montgomery, acompañado por Trevor Graham, su entrenador. El objetivo de la reunión declarado fue elaborar un plan para que el velocista se pudiera imponer en el récord del mundo de velocidad. Entre todos decidieron, según confesó luego Montgomery, usar hormona de crecimiento y "La Clara", un cóctel de esteroides. "No importará si muero nada más cruzar la meta", dijo el velocista a los periodistas que destaparon el escándalo. Su entrenador Trevor Graham siempre negó su relación con el dopaje, por lo que fue acusado de perjurio.

El 2 de mayo de 2008 fue detenido por la policía acusado de vender heroína en el estado de Virginia. En el juicio se le acusó también de falsificación de cheques.

Autor

  • Miguel Ángel Hernanz