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HistoriaBiografía

Mitrídates VI Éupator Dionisio (120-63 a.C.).

Hijo de Mitrídates V, tuvo una juventud llena de peligros: enfrentado a su madre, llevó una vida de fugitivo hasta que consiguió el poder en Sínope, encarceló a su madre, mató a su hermano y se casó con su hermana Laódice. Mitrídates quiso continuar con la política de expansión iniciada por su padre: primero conquistó la costa norte del Ponto Euxino; ocupó después parte de Armenia y la parte oriental del Ponto y alcanzó la Cólquide. En esta política chocó pronto con los romanos, a quienes quiso disputar su primacía sobre la zona de Asia Menor.

Para ello, Mitrídates supo atraerse a los griegos, descontentos con la política romana de extorsión en la provincia de Asia y Grecia y fue considerado como el salvador de Asia y el nuevo Dionisio. En medio de esta situación convulsa, Mitrídates ocupó la provincia e instaló su cuartel general en Éfeso. El odio acumulado por los griegos durante los años de dominación romana salió a la luz en las Vísperas Minorasiáticas, también llamadas Vísperas de Éfeso, del año 88 a.C., en las que ochenta mil itálicos fueron asesinados por orden de Mitrídates. Se inició así la primera de las famosas Guerras Mitridáticas. Poco a poco, Grecia entera (a excepción de Magnesia del Sípilo, Estratonicea y la isla de Rodas, a la que Mitrídates intentó doblegar mediante un duro asedio) fue poniéndose al lado de este rey del Ponto como medio para escapar del dominio romano.

Sin embargo, los planes de Mitrídates se torcieron enseguida al vencer Sila a su general Arquelao en Queronea y Orcómeno (86 a.C.). Aquella derrota hizo que muchos abandonaran el bando del rey del Ponto, que inició una política de terror y de represión por Asia Menor. Al mismo tiempo, se ganó la enemistad de las clases poderosas tras dictar unas medidas de corte revolucionario como la liberación de numerosos esclavos y la cancelación de las deudas.

Finalmente, Sila y Mitrídates firmaron la paz en el Tratado de Dárdanos en el 85 a.C., por el que el rey vencido se comprometía a retirarse de todos los territorios ocupados, a devolver a los prisioneros, entregar parte de la flota y pagar una indemnización de guerra. Sin embargo, la lucha continuó de manera soterrada, pues fue necesario combatir a los piratas, aliados de Mitrídates. Pronto surgieron las fricciones entre Mitrídates y Roma, sobre todo, a propósito de Capadocia, con lo que se desató la Segunda Guerra Mitridática en el 82 a.C. El oponente de Mitrídates fue Lucio Licinio Murena, sucesor de Sila en Asia, quien logró restituir la paz con grandes dificultades; así pues, el Ponto se convirtió en un punto de atracción para todos aquellos con veleidades antirromanas.

Esa situación y el creciente descontento de las provincias griegas contra la dureza fiscal que soportaban dio alas a Mitrídates para continuar con su política de anexiones. Así, cuando murió el rey Nicomedes IV de Bitinia, que había dejado su reino como herencia a los romanos, Mitrídates se apresuró a invadir Bitinia. Esta agresión provocó el inicio en el año 74 a.C. de la Tercera Guerra Mitridática (74-64 a.C.).

El soberano del Ponto ocupó Bitinia tras haber vencido a Cotta en Calcedón; sin embargo, el general romano Lúculo logró oponerse a su rival y reconquistó la región. Mitrídates fue expulsado del Ponto en el 72-71 a.C. y buscó refugio junto a su yerno Tigranes, soberano de Armenia. En el año 69 a.C., Lúculo inició una campaña contra ambos e invadió la nueva capital de Armenia, Tigranocerta. Sin embargo, su avance sufrió un grave revés cuando en el 68-67 a.C. sus soldados se negaron a seguirle, con lo que Mitrídates y su yerno Tigranes consiguieron hacer frente a la presión romana y recuperar parte de su territorio.

Con todo, esas victorias no fueron suficientes para Mitrídates a causa del inteligente juego diplomático desarrollado por Pompeyo, quien consiguió que su enemigo no pudiese recibir ningún tipo de ayuda externa. Se reinició de nuevo la lucha dirigida por Pompeyo, quien se negó a escuchar las pretensiones de diálogo de Mitrídates. Tras ser derrotado en Nicópolis, Mitrídates escapó hacia la Cólquide y luego hacia Crimea, después de que su yerno Tigranes se hubiese negado a ayudarlo. Sus últimos intentos por reunir una nueva flota y un nuevo ejército fracasaron debido a una revuelta dirigida por su hijo Farnaces. Obligado a morir por su propio hijo, la tradición cuenta que no pudo hacerlo mediante la ingesta de veneno, pues era inmune a ellos, y tuvo que recurrir a la espada de un soldado. Murió a la edad de 69 años.

Mitrídates pretendió ser un nuevo Alejandro Magno y llegó a imitarlo incluso en el aspecto exterior. Sobre su figura, se pude decir que fue el rival más temible para los romanos en toda el Asia Menor, aunque para lograr la victoria le faltaron dotes como estratego y como soberano capaz de ganarse el aprecio y lealtad de sus súbditos. De él se puede decir que aunó al mismo tiempo las cualidades de un soberano helenístico (con su corte de poetas y literatos griegos) e iranio, reflejo fiel de sus orígenes y de los de su pueblo.

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