Messía de la Cerda, Pedro (1700-1783).
Político y administrador colonial español. Nació en Córdoba el 16 de febrero de 1700. A los 17 años ingresó en la Real Compañía de Guardias Marinas, en Cádiz. En 1720 emprendió su primer viaje a las Indias en la expedición a Pensacola. Al año siguiente, pasó a Cartagena y Portobelo, y se dedicó a la lucha contra el contrabando de aquellas costas. En 1733 fue nombrado alférez de navío. Participó en la conquista de Cerdeña y en la reconquista de Sicilia. Estuvo también en la campaña de Orán. Pasó posteriormente a las costas de Chile y Perú. En las Azores mantuvo un combate contra los ingleses, a los que consiguió poner en fuga. Le nombraron miembro del Consejo Supremo de Guerra y, en 1755, ascendió a teniente general.
Fue nombrado virrey de Nueva Granada y, en 1761, tomó posesión del virreinato. Encontró al Virreinato en un estado caótico, las cajas reales estaban vacías. Se preocupó de las fortificaciones; creó el primer colegio femenino (el primero del Nuevo Mundo); hizo el camino de Santa Fe a Tunja, continuó luego a Pamplona, Cúcuta, Maracaibo y Caracas; creó las cátedras de Matemáticas en los centros superiores de enseñanza; fomentó la minería de la plata; estableció el Estanco del aguardiente de caña con lo que las cajas rurales comenzaron a llenarse y consiguió que el servicio de Correos pasara a depender del virreinato. Impulsó la renta dobre el tabaco y, bajo su administración, se creó la fábrica de pólvora en la capital y la de salitres en Tunja. El pueblo se sublevó, ya que pedían la extinción del Estanco del aguardiente, y el virrey tuvo que aceptar. Poco después la ciudad fue dominada por miles de sublevados que saqueaban y mataban; la ciudad de Quito estuvo dominada por la plebe, pedían la expulsión de todos los españoles, éstos tuvieron que buscar refugio en las iglesias. Apoyó al gobernador del Darién para controlar las invasiones indígenas. En 1767 tuvo que dar cumplimiento a la orden por la que se expulsaba del virreinato a todos los miembros de la Compañía de Jesús. El virrey consiguió reunir todos los libros de los colegios de los jesuitas, que pasaron a ser patrimonio de la primera biblioteca pública que hubo en Nueva Granada. Los últimos años del mandato del marqués de la Vega de Armijo estuvieron condicionados por la mala situación de la audiencia de Quito. Entregó el bastón, por voluntad propia, en 1772 y regresó a España. Murió en Madrid en 1783.
