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LiteraturaBiografía

Martorell, Joanot (s. XV).

Vida del personaje

Escritor español, que nació en Gandía (Valencia) en la primera mitad del siglo XV y murió en 1468. En 1490, se publicó en Valencia la versión íntegra del libro de caballerías Tirant lo Blanc, que comenzó a escribir en catalán Joanot Martorell el 2 de enero de 1460 y terminó Martí Joan de Galba. Con el tiempo se convirtió en una de las obras de la literatura catalana con mayor difusión mundial. Fue traducida al castellano en 1511. El autor vivió en Portugal y, al parecer, viajó a Inglaterra para convencer al rey de que lo apoyara en la disputa que mantenía con Joan de Montpalau a causa de su hermana Isabel: Montpalau la había deshonrado, pues, tras haberle dado palabra de casamiento, no lo cumplió, y Joanot le desafió a muerte, lo que motivó una violenta correspondencia caballeresca, en la que más de una vez luce el ingenio y la ironía del escritor. Más tarde su hermana se casó con Ausiàs March. Conservamos las cartas de batalla cruzadas entre Joanot y su hermano Ferran y el tal Joan de Montpalau.

Tirant lo Blanc (Resumen)

A diferencia de otros relatos caballerescos claramente fabulosos, en la línea de Chrétien de Troyes y sus seguidores en España (con el Amadís al frente de todos ellos), el Tirant es una obra verosímil, realista y perfectamente ambientada en la época de Martorell. Evidentemente, su estética es la misma de Cervantes en su Quijote, lo que explica que elogiase la obra. El mundo en el que nace el Tirant es el propio de un caballero aragonés preocupado por su honor y por las empresas militares de su Reino; entre otros asuntos, el de la penetración de los turcos por el Mediterráneo, que acabará con la conquista de Constantinopla, está presente a lo largo de la obra, que se sirve de la literatura para superar la frustración de cualquier cristiano de aquella época tras la caída del principal bastión del antiguo Imperio de Oriente y, con él, los Santos Lugares. Estas circunstancias las ha explicado como nadie Martín de Riquer, quien ha asociado la obra con la vida de Martorell y con otras novelas como ésta, teñidas del color de la realidad y la verosimilitud, que en muchos momentos llevan a creer que se está ante una verdadera crónica.

Tirant lo Blanc (Análisis)

Al maestro Martín de Riquer se le debe la explanación de los puntos más oscuros del Tirant; de hecho, él fue quien asoció la obra de Martorell con otras dos novelas caballerescas previas, escritas con un corte realista muy semejante: el también catalán Curial e Güelfa (1456) y la francesa Histoire du petit Jehan de Saintré (1452) de Antoine de la Sale; muy cerca quedan también crónicas noveladas como el francés Livre des faits de Jean Bouciaut o el Victorial de Gutierre Díez de Games. La génesis del género de la novela caballeresca parte de la tradición literaria del roman artúrico, con Chrétien de Troyes y sus continuadores; sin embargo, su fuente primera parece ser la vida real, ya que los caballeros andantes que recorrían la Europa del Cuatrocientos imitaban las aventuras de los héroes de la ficción. De ese modo, en el caso de los orígenes de la denominada como novela caballeresca, hemos de ir de la literatura de ficción a una realidad influida por la lectura de tales textos; al final y como vemos, los hechos históricos vuelven a desembocar nuevamente en la literatura.

Con sus caballeros andantes, la novela caballeresca no recupera a Arturo o Lanzarote sino que da vida literaria a los héroes bélicos de carne y hueso de la época que tocó vivir a Martorell. Riquer tampoco ha olvidado que la Corona de Aragón contaba con un espejo de caballeros en el héroe nacional Roger de Flor; sin embargo, los modelos caballerescos más importantes quedaban cercanos en el tiempo, como el caballero húngaro Juan Hunydai, a quien los contemporáneos llamaban Valachus, Balachus, Blac o (en Cataluña y Valencia) el Cavaller Blanch; sin salir de la Península, la figura más próxima a Tirante era la de Pedro Vázquer de Saavedra, gran guerrero que viajó a Inglaterra y Francia, que luchó en el sitio de Constantinopla contra los turcos y que hizo los votos del Faisán de Lille. Este personaje participó, en 1449, en el Paso de la Fuente defendido por Jacques de Lalain y, en 1440, triunfó en Inglaterra (donde Martorell residió entre 1438 y 1439) por un combate en Westminster.

El carácter verosímil del Tirant se percibe incluso en momentos extremos: si Morgana, hermana de Arturo, lo visita en Constantinopla, no es porque se esté rompiendo radicalmente con la realidad; de hecho, por los mismos años, las cortes europeas estaban recreando el mundo artúrico a través de los momos y entremeses cortesanos. La verosimilitud, en general, se resalta gracias al uso de nombres de personajes históricos y reales, que en el caso de las figuras positivas nos remiten a la nobleza aragonesa y napolitana, mientras los malvados del relato toman nombre de los partidarios de la casa de Anjou. En su conjunto, la novela de Martorell no se entiende sin seguir la historia de la Corona de Aragón en el mediterráneo, desde los años de Rogel de Flor hasta la participación de los aragoneses en la defensa de Constantinopla frente a los turcos, que acabarían por tomar este mítico bastión en 1453. El Tirant ofrecía ahora una vía, aunque sólo como ficción literaria, para superar la frustración de la pérdida de Constantinopla y los Santos Lugares; de hecho, Tirante llegará a reconquistar todas las tierras ocupadas por el turco y a erigirse como Emperador de Constantinopla

A la luz de los datos previos, queda clara la importancia de apelar a la historia del momento para comprender el Tirant; con todo, la obra se ilumina aún más cuando se tienen en cuenta las circunstancias de la Corona de Aragón y, en particular, la vida de este autor. La propia biografía de Joanot Martorell, con su fuerte personalidad y su talante belicoso, sirven para explicar muchos de los ingredientes de su novela; de hecho, este escritor marchó a Inglaterra en busca de aventuras, como lo harán los personajes del Tirant. donde destaca como justador. Martorell, no obstante, un hombre celosísimo de salvaguardar la honra familiar, como se desprende del pleito que tuvo con su primo Joan de Monpalau por no haberse casado con Damiata, su hermana, con quien se había prometido en matrimonio secreto. Al final, después de numerosas cartas de batalla cruzadas entre ambos, todo se arregló con dinero (estas cartas de batalla han sido editadas y magistralmente estudiadas por Martín de Riquer).

También Martín de Riquer ha revelado las relaciones entre el Tirant y otra obra inacabada del mismo Martorell: el Tractat de horde de cavaleria, tret d'un libre qui fon del rey d'Anglaterra e de Ffrança, conocido después como Guillem de Varoych o Varoic. Esta obra es realmente un tratado de caballería, que toma materia teórica, aun sin citar la fuente en ningún momento, del Llibre de l'orde de cavalleria de Raimundo Lulio (la misma de la que parte don Juan Manuel en su Libro del cavallero y del escudero) y la enhebra en un esquema que toma de Guy de Warwycke, un roman anglonormando del siglo XIII. En esta obra de Martorell, se relatan las aventuras del ermitaño que antaño fue caballero con el nombre de Guillem de Varoic y que ahora adoctrina a un joven escudero; ella brinda el basamento a la primera parte del Tirant, que desarrolla el plan del Guillem de Varoic en los 39 capítulos iniciales de la novela.

El héroe de esa primera parte del Tirant es, precisamente, Guillem de Varoic, antes de que aparezca en escena el héroe que da nombre a la novela; de hecho, más adelante será Tirante quien acuda a visitar al guerrero que ahora es ermitaño y quien reciba de él sabios consejos militares. Sin lugar a duda, la fuente anglonormanda (en versión inglesa o francesa) hubo de conocerla Martorell durante sus años en Inglaterra, país que ambienta toda esta primera parte del Tirant hasta alcanzar el capítulo 97, justo antes de pasar a las aventuras mediterráneas de este personaje. Resta decir que el Guillem de Varoic se conserva en forma fragmentaria en el ms. 7811 BNM, donde están copiadas las cartas de batalla de Martorell. Esta parte de Tirante en Inglaterra permite traer noticias poco o nada conocidas como la fundación de la Orden de la Jarretera.

Desde ahí, como dice Riquer, la novela se hace mediterránea al pasar el héroe a Sicilia y Rodas, de la que se narra su sitio por las tropas egipcias en una clave novelesca que no nos hace olvidar que su sitio había ocurrido en la realidad en 1444. En los combates por esta isla, intervino Geoffroy de Thoisy, caballero borgoñón cuyas aventuras se han relacionado de forma estrecha con las de Tirante; Martorell pudo conocer sus proezas a través de las crónicas, aunque quizás lo conociera en persona por la relación que este guerrero borgoñón tuvo con Alfonso V el Magnánimo. En el año 1454, Geoffroy de Thoisy hizo los Votos del Faisán en Lille, un motivo recurrente por su importancia en la vida de otros caballeros y que tampoco falta en el Tirant. En cualquier caso, es seguro que las noticias sobre el sitio de Rodas le vinieron a Martorell de los catalanes y valencianos que participaron en su defensa y, probablemente, a través de su amigo, el corsario Jaume de Vilaragut.

De vuelta a la corte siciliana, siguen las historias de amor del torpe Felipe, Infante de Francia, y la Infanta Ricomana de Sicilia. La historia amorosa sale a derechas gracias a Tirante, que logra enmendar sus errores en muchas ocasiones. Ahí se inserta la historia del Filósofo de Calabria con poderes adivinatorios, que ofrecen una especie de trasunto de la historia de José y el Faraón. Felipe y Ricomana se casan a pesar de que el filósofo dice que Felipe es bruto y avaro y que le dará muchos disgustos, aun cuando será un gran guerrero y llegará a ser un gran rey. De hecho, Felipe lo será de inmediato en el Reino de Sicilia, al morir el padre de Ricomana. Por supuesto, la historia aquí se está falseando por completo, pues Sicilia tenía como rey al que también lo era de Nápoles: Alfonso V el Magnánimo.

Desde este punto, comienza la parte más extensa e intensa del Tirant: los capítulos desarrollados en el Imperio Griego, entre los capítulos 115 y 296. En Constantinopla conocerá a su amor: Carmesina, hija del emperador; ahí también se jugará su futuro Occidente. Cuando se encuentra en la corte, llegan noticias de que un ejército comandado por el Gran Turco y el Sultán han derrotado a las fuerzas del Duque de Macedonia. Tirante los derrota y, junto a Diafebus, toma varios rehenes; éste marcha a Constantinopla con ellos y conoce a Estefanía, quien demuestra su amor por el caballero. Llegan en ese momento tropas de la Orden de San Juan que el Maestre de Rodas quiere poner a las órdenes de Tirante. Como las tropas sarracenas han sido derrotadas, piden al Rey de Egipto que rete a Tirante a batalla a ultranza, pero deciden matar al héroe en cuanto aparente ganar el combate. Tirante se entera de la traición gracias a un prisionero cristiano que escapa y da a conocer el avieso propósito.

Mientras tanto, al morir el Rey de Sicilia, la corona pasa a Felipe de Francia, marido de Ricomana e íntimo amigo de Tirante. Diafebus y Tirante visitan la cámara donde están la princesa y sus doncellas, y Plaerdemivida inventa un sueño de tipo lividinoso y declara su pasión por Hipólito. Llegan embajadores que proponen una tregua de tres meses y, para acabar con la guerra, piden que Carmesina se case con el Sultán, entre otras cosas. El Rey otorga la tregua, pero no decide nada sobre la boda y la devolución de los rehenes. Tirante pide la mano de Estefania para Diafebus al Emperador, quien lo otorga y se casan. Tirante, lesionado por amores al gozar de la princesa y tener que salir por una ventana rompiéndose la pierna. Los amores de Tirante y Carmesina se consolidan con un matrimonio secreto descrito con un erotismo subido de tono. La Viuda Reposada, disgustada por lo sucedido, se dispone a vengarse (Cervantes se acordará de ese personaje en el Quijote de 1605).

En Constantinopla, parte central del Tirante, se ofrece la mejor muestra de sus campañas militares y la guinda del amor con Carmesina. Ya no es un caballero errabundo sino un general, un auténtico estratega. Lo más importante de esta parte es que aparecen muchos personajes con nombres históricos. Cuando los embajadores del Sultán están en la corte, surgen dos figuras literarias de primer orden: nada menos que Morgana en busca de Arturo, a la sazón caballero en la corte. La inclusión de este episodio tan literario la explica Riquer como un auténtico entremés cortesano, tan propio del siglo XV, que nunca dejó de apelar a la materia artúrica para diversiones áulicas como ésas: "L'episodi del rei Artús és, doncs, un entremès que fou representat a la cort de Constantinoble, cosa que no trenca el constant realisme del Tirant lo Blanc". Además, había muchas leyendas sobre Arturo después de matar a Mordred, su hijo traidor; muchas de ellas son mediterráneas, como la que se llama La faula del mallorquín Guillem de Torroella, del último tercio del siglo XIV: ahí el narrador, sobre un cetáceo guiado por Morgana, llega a una isla, donde encuentra a Arturo enfermo; además de Torroella, influyen sobre Martorell en este punto La lamentació de Mirra de Joan Roís de Corella y las poesías del trovador Guillem de Cervera o Cerverí de Girona.

Después de este entremés hay una burla de la Emperatriz por medio de uno de los moros, que arroja a Tirante al mar. Éste hace votos de no dormir en cama ni vestir camisa hasta matar o hacer prisionero a un rey o al hijo de un rey. El Vizconde de Branches, Diafebus e Hipólito hacen también sus juramentos o votos. Riquer recuerda esa costumbre y los famosos voeux du paon. Vienen a continuación las aventuras del norte de Africa (caps. 296 a 407). Tirante es llevado por un golpe de viento mar adentro cuando se encontraba con Plaerdemivida hablando de las malas mañas de la Viuda Reposada. Hay un naufragio y Plaerdemivida es recogida por un viejo moro que le da buen trato; Tirante es cogido por el Caudillo de los caudillos, vasallo del Rey de Tremicén.

En este punto, el texto se ha transformado en una novela bizantina y, pronto, se ofrecerá como una novella a lo Decamerón. Tirant aparece como general de sus tropas y vence al Rey de la Gran Etiopía. La hija del Rey, Maragdina, se enamora de Tirante, quien le confiesa que no puede ser más que de Carmesina. Ahora, es liberado por el padre y predica la fe cristiana y bautiza a más de cuarenta y cuatro mil moros, realizando en la literatura un deseo que los reinos cristianos veían como un ideal imposible. Hay nuevos combates con los musulmanes y aparece el Señor de Agramunt, a quien Tirante casará con Carmesina. Tirante vuelve al imperio griego. Justo entonces se consuma el matrimonio con Carmesina. Debe rescatar a Diafebus, que ha caído en manos del enemigo. Lo rescata tras llegar a un acuerdo con el enemigo. Tirante se siente enfermo y muere. Poco después muere su mujer Carmesina.

Ya que Tirante tiene a Hipólito de heredero y Carmesina a su madre, la Emperatriz, se decide que ambos contraigan matrimonio. Tres años después de la boda, muere la Emperatriz e Hipólito se casa con la hija del Rey de Inglaterra, con la que tiene tres hijos y dos hijas. El primero de los hijos, llamado Hipólito también, será un gran caballero. El emperador y la emperatriz mueren cristianamente el último día.

El Tirant se ha mostrado como una obra de ficción repleta de hechos y nombres históricos y, por tanto, mucho más que verosímiles. Constantinopla, en este novela, se habría salvado del peligro turco. La figura de Tirante tiene muchos puntos en común con la del caudillo Roger de Flor, de comienzos del siglo XIV, que casó con la nieta del Emperador de Bizancio. Hay también un claro paralelo, e incluso le ha tomado el nombre, con János Húnyadi, héroe húngaro, que venció sobre los turcos en el Danubio en 1448; al derrotarlos, recibió el apelativo de "Blanco". Su figura fue recordada en crónicas francesas y catalanas. Todavía hay una figura histórica que hemos de asociar con Tirante: Pedro Vázquez de Saavedra, caballero castellano o gallego recordado en las crónicas de Borgoña, que luchó en el Mediterráneo oriental y en Hungría contra los turcos e hizo grandes gestas más tarde como caballero justador en ayuda de Jacques de Lalaing, como cuenta Olivier de la Marche; en 1464, marchó con fuerzas de Borgoña en expediciones navales por el norte de Africa.

Sobre la influencia de la novela de Martorell en la novela moderna y, particularmente, en el Quijote, ha dicho Dámaso Alonso: "Obsérvese sólo esto: el Tirant y Don Quijote son libros que están partidos por la mitad entre idealismo caballeresco y positivismo diario. Esta coincidencia me parece el vestigio fundamental que de la obra de Martorell se encuentra en la de Cervantes. Evítese, sin embargo, la exageración. Porque ambas mitades están en conflicto o lucha en el Quijote, pero conviven sin desarmonía o contradicción en el Tirant. Y esta convivencia es lo más extraordinario, lo más difícil de explicar en pocas palabras de toda la novela de Martorell".

Bibliografía

  • - Martín de Riquer, Aproximació al Tirant lo Blanc, Barcelona: Quaderns Crema, Assaig, 1990.

  • - Martín de Riquer, Tirant lo Blanch, novela de historia y de ficción, Barcelona: Sirmio, 1992.

A. GÓMEZ MORENO

Autor

  • agm