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PinturaBiografía

Madrazo y Kuntz, Luis de (1825-1897)

Pintor español; nació y murió en Madrid. Fue hijo del pintor José de Madrazo y hermano del pintor Federico de Madrazo, del arquitecto Juan de Madrazo y del escritor y crítico Pedro de Madrazo, así como tío de los pintores Raimundo y Ricardo de Madrazo. Inició sus estudios de la mano de su padre y los completó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sna Fernando. En 1848, obtiene la pensión para Roma por el cuadro Tobías devolviendo la vista a su padre. desde esta ciudad, envía varios cuadros a exposiciones de Madrid en 1851 (David vencedor de Goliat) y 1852 (Entierro de Santa Cecilia y Últimos momentos de Cervantes). En 1854, concurre a la exposición que se celebra en París con lo más destacado de la pintura española del momento y logra un premio con la mencionada Santa Cecilia, en la que era evidente la influencia nazarena. En 1856, obtiene primer medalla en la primera Exposición Nacional por Pelayo en Covadonga. Fue también dibujante para el Semanario Pintoresco Español y catedrático de Dibujo del Antiguo y Ropajes en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, centro que llegó a dirigir.

Su posición como pintor resulta modesta al lado de la de su padre y su hermano Federico. Ello ha llevado a parte de la crítica a ver la poderosa mano del padre en la concesión de becas y medallas, así como la cátedra en San Fernando. Con todo, no fue Luis de Madrazo un mal pintor y fue bastante buen retratista y, por otro lado, su falta de genialidad, que no de buen oficio, no son prueba de que careciera de méritos para enseñar o dirigir un centro, actividades de las que carecemos de cualquier información fidedigna.
De sus retratos, lo más abundante y destacado de su producción, es preciso destacar, en primer lugar los de María Cristina Roncali (Museo Lázaro Galdiano, Madrid) y el general Juan Prim (Palacio del Senado, Madrid), verdaderas obras maestras del género en las que el carácter del modelo está perfectamente captado tanto en el rostro como en la actitud. Así, la mirada perdida de la niña disfrazada de cantinera da una logradísima sensación de candidez infantil, en tanto que el de Prim, vestido de civil, con levita y pantalones negros, muestra de forma clara la serenidad de carácter del estadista. Son también suyos los de Isabel "la Católica" y Don Pelayo en la serie encargada a varios pintores por el Ministerio de Fomento en 1850.

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  • GFSE