Lozano Martín, Manuel (1930-VVVV).
Matador de toros español, nacido en Alameda de la Sagra (Toledo) el 17 de agosto de 1930. Miembro de una extensa saga familiar de profesionales taurinos, es hermano del afamado lidiador Pablo Lozano Martín ("La muleta de Castilla"), y tío del torero Fernando Lozano Pérez y del novillero Luis Manuel Lozano (que pronto dejó los trastos de matar para consagrarse a los negocios taurinos de la familia).
Alentado por el ejemplo de su hermano Pablo (que dos años menor que él), emprendió una irregular trayectoria novilleril que le llevó por diversos coso menores durante seis temporadas, sin lograr en todo este tiempo ningún triunfo resonante ni llegar a presentarse en la plaza Monumental de Las Ventas, ante la primera afición del mundo. Viéndose incapaz de emular los éxitos artísticos de su hermano, Manuel Lozano Martín abandonó los trastos de lancear y matar para consagrarse de lleno a otras actividades taurinas en las que sí alcanzó notable fama, primero en calidad de apoderado y después ejerciendo como empresario y promotor de festejos taurinos.
Ante la sorpresa general en todos los círculos taurinos, a finales de la temporada de 1970 (es decir, cuando contaba ya cuarenta años de edad y llevaba mucho tiempo consagrado a sus actividades de representación de toreros, gerencia de plazas y organización de funciones de toros), decidió volver a vestirse de luces para recibir esa alternativa a la que no se había hecho merecedor en su juventud, tras su infecunda etapa de aprendizaje novilleril. Así las cosas, el día 4 de octubre hizo el paseíllo en un coso taurino tan exótico como el de la ciudad marroquí de Tánger, donde recibió el título de doctor en Tauromaquia de manos de su padrino, el celebérrimo espada de Palma del Río Manuel Benítez Pérez ("El Cordobés); el cual, bajo la atenta mirada del coletudo madrileño Gabriel de la Casa Pazos, que hacía las veces de testigo, cedió al talludo toricantano la muleta y el estoque con los que había de trastear y despenar a un toro criado en las dehesas de don Eusebio Galache.
Alcanzado este sueño de juventud -con la desaprobación de los aficionados cabales más puristas y ortodoxos, que interpretaron esta anacrónica alternativa de Manuel Lozano Martín como una alarde del favoritismo y las influencias que podía otorgar su poderosa familia-, el diestro de Alameda de la Sagra no volvió a enfundarse un terno de alamares, con lo que su peregrina ceremonia de doctorado taurino quedó en agua de borrajas, al no haber sido revalidada por medio de la canónica confirmación en las arenas del coliseo madrileño.
JRF.
