López Díaz, Eulalio, o "El Zotoluco" (1968-VVVV).
Matador de toros mejicano, nacido en Azcapotalco (en el Distrito Federal) el 12 de enero de 1968. En el planeta de los toros, es conocido por el sobrenombre artístico de "El Zotoluco".
Impulsado desde su niñez por una firme vocación taurina que le llevó muy pronto a curtirse en el duro aprendizaje novilleril en cuantos festivales, tientas y capeas quedaban a su alcance, logró presentarse como novillero en la plaza Monumental de México el día 22 de julio de 1984, con tan sólo dieciséis años de edad, para vérselas con un encierro de La Laguna en compañía de los jóvenes novilleros Manuel Lima y "Curro Cruz". Tras haber confirmado, a lo largo de las dos temporadas siguientes, las buenas condiciones que le acreditaban como aspirante a gran figura del toreo, el día 20 de julio de 1986 compareció en el pequeño coso de Buenaventura (en el estado de Coahuila) dispuesto a dar el paso decisivo que habría de integrarle en el escalafón de los matadores de toros. Fue su padrino de alternativa el afamado espada de Aguascalientes Fermín Espinosa Menéndez ("Armillita"), quien, bajo la atenta mirada del coletudo de Ciudad de México Javier Escobar ("El Fraile"), que se hallaba presente en calidad de testigo, puso en las manos del toricantano la muleta y el estoque con los que había de trastear y despachar a Justiciero, un cornúpeta perteneciente a la ganadería mejicana de La Playa.
Sin que la fortuna le acompañara en estos primeros pasos como matador de reses bravas, el animoso "Zotoluco" bregó con tesón y voluntad por diferentes cosos provincianos, en los que dejó constancia de ese seco valor que ya empezaba a convertirse en una de las señas más destacadas de su particular interpretación del toreo. Finalmente, el día 26 de noviembre de 1989 pudo volver a comparecer, ya en su nueva condición de doctor en tauromaquia, en la citada plaza Monumental de México, dispuesto a confirmar su alternativa bajo el padrinazgo del torero capitalino Manuel Mejía, quien le cedió los trastos para que afrontara la lidia y muerte a estoque de un precioso ejemplar cárdeno bragado, criado en las dehesas de Rancho Seco, que atendía a la voz de Bombón. Aquella tarde, fue testigo de la ceremonia de confirmación de "Zotoluco" Sergio González, un joven matador de Puebla que también confirmaba su alternativa en dicho festejo.
A partir de entonces, la trayectoria profesional de Eulalio López Díaz comenzó a experimentar un progresivo ascenso que, poco a poco, le situó en los puestos cimeros del escalafón superior mejicano. Consciente de que este reconocimiento de sus compatriotas no habría de hacer historia si no se veía refrendado por el beneplácito de la primera afición del mundo, el diestro de Azcapotalco cruzó el Atlántico y volvió a confirmar la validez de su doctorado taurino, esta vez en la cuna del Arte de Cúchares y ante el severo dictamen del público madrileño de Las Ventas. Tuvo lugar esta confirmación española el día 23 de marzo de 1997, con el espada vallisoletano Juan Manuel Sánchez Moro ("Manolo Sánchez") como padrino de la ceremonia, y el coletudo madrileño Óscar García Higares, que hizo las veces de testigo. Frente a un lote de astados marcados con el hierro del Conde de la Corte, el valiente "Zotoluco" dio muestras de andar sobrado de coraje y entrega, aunque acusó su falta de acoplamiento a la mayor fiereza y bravura de las reses hispánicas, lo que volvió a notarse en su inmediato retorno a Las Ventas, verificado el día 10 de mayo de aquel mismo año de 1997.
No obstante, la voluntad mostrada aquellas tardes, unida a los repetidos triunfos que cosechó a su regreso a México (entre los que destaca su actuación en la feria de San Marcos de 1999, donde se alzó con los máximos galardones), propició una tercera comparecencia de "Zotoluco" en el coliseo venteño, esta vez incluido en los carteles de la prestigiosa Feria de San Isidro, en su edición del año 2000, formó parte de una terna que completaban el valenciano Enrique Ponce Martínez y el albaceteño Manuel Caballero Martínez, a la sazón considerados como dos de las más grandes figuras en activo. Ante el fracaso de sus dos compañeros de cartel, que no supieron sacar provecho alguno del complicado ganado del Puerto de San Lorenzo, Eulalio López Díaz realizó una extraordinaria faena de brega al cuarto toro de la tarde, un ejemplar que, dadas sus características, no permitió una lidia de grandes virtuosismos y florituras, pero sí los muletazos de dominio y poderío, que, en una exhibición extraordinaria de valor, le enjaretó el espada de Azcapotalco. Agradecido por esta demostración de arrojo y entrega, la rigurosa afición madrileña premió a "Zotoluco" con un apéndice auricular de su enemigo. Este triunfo le permitió volver a figurar en los carteles de San Isidro 2000 pocos días después, en sustitución de un compañero herido; pero las malas condiciones del ganado jugado aquella tarde impidieron que "Zotoluco" pudiera revalidar el éxito obtenido el lunes 22 de mayo de dicho año.
Bibliografía.
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- ABELLA, Carlos y TAPIA, Daniel. "De Niño de la Capea a Espartaco" en Historia del toreo, vol. 3 (Madrid; Alianza, 1992, 3 vols.).
- COSSÍO, José María de. Los Toros (Madrid; Espasa Calpe, 1995, 2 vols.).