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HistoriaPolíticaBiografía

Leopoldo I, emperador del Sacro Imperio (1640-1705).

Emperador del Sacro Imperio (1658-1705), rey de Hungría (1655-1705)) y de Bohemia (1656-1705)), nacido en 1640 y muerto en 1705. Sus casi cincuenta años de gobierno estuvieron marcados por las guerras contra los húngaros, contra el Imperio turco y contra Francia, formando parte de la Liga de Augsburgo y tomando parte en la Guerra de sucesión española.

Miembro de la casa de Habsburgo, Leopoldo fue el segundo de los hijos del emperador Fernando III y de la emperatriz María Ana, de origen español. Primeramente se decidió para él el estado eclesiástico y se entregó su educación a los jesuítas, pero a la muerte de su hermano mayos, Fernando IV (1654), que ya había sido coronado reya de Bohemia, se convirtió en príncipe heredero. En tres años consecutivos recibió las coronas de Hungría (1655), Bohemia (1656) y jefe de la casa de Habsburgo, tras la muerte de Fernando III (1657). En 1658 fue elegido emperador del Sacro Imperio.

Desarrolló una política absolutista que condujo a una mayor centralización y a la formación de una confederación en la cuenca del Danubio que tuvo cierto peso en el concierto europeo. Para conseguirlo, Leopoldo I se vio obligado a mantener un enorme ejército y a vencer la oposición de la nobleza húngara. Desde 1661 mantuvo una guerra contra los turcos otomanos a los que venció en San Gotardo en 1664, obligando al sultán a firmar la tregua de Vasvar, que no fue cumplida. En 1669 Leopoldo I lanzó una ofensiva en el Danubio contra la Sublime Puerta, que se había apoderado de Creta, mostrando una nueva vitalidad. Reforzados en Europa Central, los otomanos pusieron sitio a Viena en 1683, pero fueron derrotados en la batalla de Kahlenberg. El emperador inició la contraofensiva mediante la convocatoria de una Liga Santa (1684), en la que se integraron Venecia, Rusia y Polononia. Leopoldo recuperó Hungría, conquistó Buda y Belgrado y en 1690 vio reconocida su soberanía sobre Transilvania. En 1697 los turcos fueron barridos en Zentha y el sultán Mustafá II solicitó una paz, que se firmo en Carlowitz (1699), tratado que ratificó el dominio austriaco sobre los Balcanes.

El gobierno de Leopoldo I coincidió en Francia con el de Luis XIV, cuya política hegemonista pronto le puso en conflicto con el emperador. Cuando los franceses invadieron las Provincias Unidas en 1672, dando fin al gobierno republicano de Jan de Witt y la llegada al poder del statúder Guillermo de Orange, Leopoldo I formó parte de la liga contra Francia, que integró además a las Provincias Unidas, España y el ducado de Lorena. Las victorias del Rey Sol obligaron a los aliados a firmar la paz de Nimega, que proporcionó a Francia grandes ventajas territoriales. Este engrandeciemiento de Francia fue visto con preocupación por los príncipes alemanes, partidarios de mantener los acuerdos de Westfalia. Por otra parte, después de la victoria en Kahlenberg contra los turcos, el prestigio del emperador había aumentado enormemente y Leopoldo había adoptado el papel de salvador del cristianismo. Luis XIV, ansioso por hacer de las Treguas de Ratisbona un tratado definitivo, invadió el Palatinado (septiembre de 1688), provocando la unión de toda Europa contra Francia en una liga que fue conocida como de Augsburgo; promovida por el statúder Guillermo de Orange, integró a Inglaterra, el Imperio, España y Saboya. Se produjo una larga guerra en la que las más importantes victorias se dieron para Francia, pero ésta, agotada e incapaz de infligir una derrota definitiva a la Liga, firmó en 1697 la desventajosa paz de Ryswick. Leopoldo I también luchó contra Francia en su otra gran guerra, la de Sucesión española, alegando sus derechos al trono de España por ser hijo de María Ana. El emperador no llegó a conocer el desenlace de este conflicto.

Las continuas guerras del Imperio y los astronómicos gastos de la ostentosa corte de Leopoldo I dejaron agotadas las arcas de la monarquía Habsburgo, que entró en un periodo de crisis crónica. Para combatirla, desde Viena se aumentaron los impuestos ya existentes y se crearon nuevas tasas, que recayeron de manera desigual en los países de la Corona Checa, y en mayor medida en Bohemia. Bohemia quedó relegada al plano de provincia con la preferencia que se comenzó a dar a los territorios austriacos. Además continuó el proceso de recatolización de la nobleza checa y se produjo un recridecimiento de las condiciones de vida del campesinado, ya miserables de por sí.

Leoplodo I careció de aptitudes para el gobierno, lo cual no le impidió concentrar en sus manos las coronas del Imperio, Bohemia y Hungría. Era vacilante e indeciso, pero lo compensó con una gran capacidad de trabajo. Se suele decir que el emperador nació para la música, e incluso llegó a componer algunas obras. Amaba todas las manifestaciones del arte y llegó a reunir una nutrida colección de libros. El idioma que habló en su corte fue el italiano; el emperador no dominaba el alemán ni el checo. De sus dos matrimonios tuvo dos hijos y tres hijos. A su muerte el gobierno fue asumido por su primogénito, José I.

Bibliografía

  • INGRAO, C. W. The Habsburg Monarchy. Londres, 1995.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero