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Lázaro Galdiano, José (1862-1947).

Coleccionista de arte, editor, bibliófilo y filántropo español nacido en Beire (Navarra) el 30 de enero de 1862 y fallecido en Madrid el 1 de diciembre de 1947; amante de las obras de arte y de los libros, reunió una magnífica colección que, convertida en Fundación, donó al pueblo español.

Vida

De joven, estudió Derecho en Valladolid y Barcelona y ejerció como periodista en esta última ciudad; sin embargo, desde 1888 su residencia la tuvo en Madrid, donde creó la revista La España Moderna (1889-1914). Su primer hogar, que pronto pasó a ser un museo por su afición a coleccionar obras de arte, libros y objetos diversos, estuvo en la Cuesta de Santo Domingo, número 16; sin embargo, su boda con la riquísima viuda (lo era de tres matrimonios previos) doña Paula Florido y Toledo (Buenos Aires, 1856-Madrid, 1932) y la ampliación de su magnífica colección le animaron a buscar un nuevo hogar en el que todos cupieran confortablemente.

Legado

La Fundación Lázaro-Galdiano.

El lugar indicado para ese propósito lo encontró en un solar situado en la calle de Serrano, en el cruce con la de María de Molina; para su construcción, contrató al arquitecto José Urioste y Velada (Don Benito, Badajoz, 1850-Madrid, 1909), autor del Pabellón Español en la Exposición Universal de París de 1900, que recibió el primer premio y se hizo famoso en toda Europa; para su cliente, Urioste diseñó un magnífico palacete de estilo renacentista español o neoplateresco. En 1904, este arquitecto le pasó el relevo en la construcción del palacete a su amigo Joaquín Kramer y Arnaiz (famoso por haber construido el Hotel Asturias, en la Carrera de San Jerónimo, número 9), quien trabajó sobre el proyecto del primero; para su ejecución, contó con el auxilio de otro joven y excelente arquitecto, su sobrino José Marí Lorite y Kramer. Las obras se iniciaron en 1904 para pararse nuevamente, por irregularidades del contratista, en 1906; ello llevó a la dimisión de Lorite y a la contratación del último arquitecto, el barcelonés Francisco Borrás.

Por fin, en 1907, don José y su familia se establecieron en el que llamaron palacio de Parque Florido, aunque las obras continuarían todavía durante casi dos años, con el trabajo de infinitos artesanos y la instalación de magníficas alfombras, tapices, cuadros, esculturas, etc. El toque final se lo dio Eugenio Lucas Villaamil con la pintura de los techos del palacete. El coste final del edificio rondó el millón de pesetas, una cifra realmente elevada para la época. Hoy, el conjunto es conocido como Fundación Lázaro-Galdiano, uno de los principales museos y bibliotecas con fondo antiguo de Madrid (la biblioteca está instalada en el edificio en que don José tenía la editorial de La España Moderna). Los edificios y el jardín que los acompaña fueron objeto de una reforma de Fernando Chueca Goitia en 1958.

Obras de arte y libros.

A comienzos de siglo, el nombre de don José Lázaro destacaba entre los de otros grandes coleccionistas, como Beruete, Bosch y Casa Torres, Moret o Trauman. Para reunir tales piezas, Lázaro había recurrido a algunos de los coleccionistas y marchantes nacionales y extranjeros de más fama; entre los primeros, adquirió obras de Castelar, Cánovas del Castillo, el marqués de la Vega-Inclán o a un Lucas Villamil que completaba sus emolumentos como pintor con su trabajo como especialista en arte antiguo; entre los anticuarios extranjeros, tuvo trato con Goldschmidt, Sedelmeyer, Nemes o Kahn. El resultado es una colección tan rica como caprichosa, tan desigual como valiosísima y fascinante: arte ibérico, tallas románicas, tablas góticas, la mejor pintura española del Barroco (Velázquez, Zurbarán, Carreño, Morales y tantos otros), maestros flamencos (Van Eyck o Van Cleve), grandes paisajistas (Poelenburgh o Wijnants), retratistas ingleses (como sir Joshua Reynolds) o pintura española del siglo XIX, con obras de Goya y Eugenio Lucas, pintor a quien tanto admiraba.

A la misma altura brilla su biblioteca, en la que destacan aquellos impresos y manuscritos de gran valor plástico por sus encuadernaciones, sus xilografías y grabados (como la Hypnerotomachia Poliphili de Francesco Colonna), sus miniaturas (como su colección de libros de horas, una versión francesa del Liber de proprietatibus rerum de Bartolomé el Inglés o un Flavio Josefó también en francés), su caligrafía (hay muchos códices que responden a esta exigencia) o sus dibujos (en su fondo está nada menos que el Libro de retratos de Pacheco). Por lo demás, hay otras muchas piezas de gran interés exclusivamente literario.

Bibliografía

  • Goya. Revista de Arte, n. 261 (1997), número dedicado en su totalidad a D. José Lázaro Galdiano.

Autor

  • Ángel Gómez Moreno