Kuo Mo-Jo (1892-1978).
Poeta, narrador, dramaturgo, traductor, ensayista y político chino, nacido en Sha-wan (Szechwan) en 1892 y fallecido en Pekín en 1978. Humanista versátil y polifacético, capaz de alcanzar altas cotas literarias en todos los géneros que cultivó, hizo gala de una extensa cultura que acercó la literatura y el pensamiento occidentales a la China contemporánea, en la que se convirtió en uno de sus intelectuales más prestigiosos y representativos.
Vida.
Aunque mostró un vivo interés y una fecunda habilidad para el cultivo de todos los géneros literarios, en su juventud su decantó por orientar sus pasos profesionales por los senderos de la Ciencia, para lo cual marchó a Japón y cursó allí estudios superiores de Medicina. Pero, a su regreso a China, ya había tomado la determinación de consagrarse de lleno a la creación literaria: influido aún por las estéticas europeas de finales del siglo XIX y comienzos de la siguiente centuria (como el romanticismo tardío y el decadentismo que postulaba el arte por el arte), Kuo Mo-jo concilió en torno a sí a un puñado de jóvenes escritores (entre los que descollaban Yü Ta-fu, Ch'eng Fang-wu, Chang Tzu-p'ing, Tien Han y Cheng Po-ch'i) y los introdujo en la denominada "Sociedad creación" (1921-1929), un grupo literario fundado por él mismo que, a partir de 1925, habría de convertirse en la avanzadilla de la Letras chinas. En efecto, fue por aquel entonces cuando la "Sociedad de creación" abandonó los iniciales postulados diletantes y decadentistas de Kuo Mo-jo para, con su fundador a la cabeza, adherirse con entusiasmo a la ideología marxista y proclamar la necesidad de producir el nuevo "arte revolucionario".
Ya revestido de un cierto prestigio intelectual, en 1926 fue llamado para ejercer la docencia en la universidad Sua Yat-sen, de Catón; pero, sólo un año después, a raíz de la implantación hegemónica en el gobierno de China del sector derechista y burgués del partido revolucionario Kuomintang (que, entre sus primeras medidas, decretó la inmediata ruptura con el Partido Comunista chino), Kuo Mo-jo se vio obligado a tomar el camino del exilio para instalarse de nuevo en Japón, donde permaneció durante un decenio.
Vuelto a China en 1937, su obra literaria y su infatigable actividad en todos los sectores culturales le reportaron de nuevo la admiración de todos los intelectuales de su patria, y en medio de este reconocimiento unánime se hallaba cuando, en 1949, la proclamación de la República Popular China vino primero a devolverle (en el plano político-administrativo) el status de que gozaba antes de su forzoso exilio, y posteriormente a intensificar su presencia y su peso específico en la vida pública del país: elegido, aquel mismo año, Presidente de la Federación Panchina de Escritores y Artistas, ejerció después cargos públicos tan relevantes en la república Popular como los de Vicepresidente de la Conferencia Consultiva Política, Vicepresidente del Consejo de Administración del Estado, Ministro de Cultura y Presidente de la Academia de Ciencias. Además, en las esferas internacionales fue la cabeza visible del Comité Chino para la Paz Mundial. No obstante, todos estos honores y reconocimientos comenzaron a entibiarse a partir de 1966, cuando los sectores más extremistas de la denominada Revolución Cultural le lanzaron duras acusaciones por sus supuestas "desviaciones ideológicas".
Obra.
Dentro de su versatilidad humanística, Kuo Mo-jo escribió cuentos, poemas, piezas teatrales, textos biográficos y autobiográficos, trabajos de crítica literaria y ensayos que abarcaban las materias más diversas (como la historia y la arqueología). Como poeta, sobresalió especialmente por el empleo en sus versos de la lengua coloquial, patente en sus mejores poemarios, como los titulados Dee, Nu-shen (La diosa) y Hsing-Kung (El cielo estrellado), plagados de vigorosas fuerzas telúricas que aspiran a trascender su destino para alcanzar la esfera de la divinidad, la inmortalidad y la sabiduría. A estas obras hay que añadir, ya en su segunda etapa creativa, las tituladas Kan-lan (El olivo), Lau-hua (La fronda caída), sin olvidar la que tradicionalmente se considera su mejor obra, Jouniens shitai (La juventud). Publicó también una interesante antología de su poesía, que apareció bajo el título de Recopilación de versos de Mo-jo.
En su faceta de dramaturgo, el escritor de Sha-wan estrenó algunas piezas tan aplaudidas como Chü' Yüan, Kao Chien-li, La marca del tigre y Flores de ciruelo salvaje. Como ensayista, sorprendió con trabajos de la extensión y el calado de Estudios sobre la sociedad china antigua y La edad de bronce. Además, tradujo al chino dos obras inmortales del alemán Goethe: el Fausto y Las penas del joven Werther.