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Ingeniería y tecnologíaBiografía

Korolyov, Sergey Pavlovich (1907-1966).

Ingeniero aeronáutico ruso nacido en Zhitomir (antigua ciudad rusa, perteneciente actualmente a Ucrania) el 12 de enero de 1907 (o el 30 de diciembre de 1906, según el calendario antiguo) y fallecido en Moscú el 14 de enero de 1966. Conocido también en Occidente como Korolev, fue uno de los pioneros de la experimentación astronáutica en Rusa, especializado en la fabricación de cohetes, misiles y naves espaciales.

Cursó sus estudios medios en la Escuela de Profesiones de Odessa, de donde pasó al Instituto Politécnico de Kiev. Luego marchó a Moscú para matricularse en la Escuela Técnica Superior, donde realizó la carrera de Ingeniería Aeronáutica. Contó allí con algunos maestros tan expertos en la construcción de aeronaves como Nikolai Yegorovich Zhukovski y Andrei Nikolaievich Tupolev (1888-1972).

Influido por estos profesores, se orientó definitivamente hacia la fabricación de aviones y cohetes. Así, en 1931, en colaboración con F. A. Tsander, fundó en Moscú un equipo de especialistas en vehículos aéreos de propulsión a chorro (el Instituto de Investigaciones Científicas sobre la Propulsión por Reacción), agrupación astronáutica que, en 1933, lanzó el primer cohete soviético de propergol líquido.

Nombrado director adjunto de dicho Instituto desde aquel mismo año de 1933, se ocupó, a partir de 1934, de la sección dedicada al diseño y fabricación de cohetes, a los que aplicó procedimientos de propulsión similares a los que ya funcionaban en los aviones. Al cabo de varios años, este Instituto de Investigaciones Científicas sobre la Propulsión por Reacción se fusionó con otra institución similar que existía en Leningrado (la antigua San Petersburgo), y surgió así el Instituto de Investigaciones para la Ciencia Misilística, donde se proyectaron y probaron los primeros cohetes transportadores soviéticos.

El estallido de la II Guerra Mundial (1939-1945) le mantuvo retenido bajo el control del ejército soviético, al que sirvió en calidad de constructor y diseñador de cohetes, con especial atención en los empleados para el despegue de aviones militares. Acabada la contienda, centró su interés en los misiles y perfeccionó notablemente el V-2, de fabricación alemana, que tras las modificaciones introducidas por Korolyov llegó a alcanzar una distancia aproximada de setecientos kilómetros. Para realizar este trabajo, el ingeniero ruso experimentó con misiles V-2 capturados a las tropas alemanas durante la guerra.

Poco después, Sergei Pavlovich Korolyov fue nombrado ingeniero jefe de una compleja red de ingeniería industrial puesta al servicio del ejército ruso, al que debía surtir de un poderoso arsenal. El técnico de Zhitomir se encargó, claro está, del área de misiles, y en concreto del proyecto que acabó dotando a la Unión Soviética del primer misil balístico con capacidad de salvar fronteras intercontinentales. Sin embargo, a pesar de sus vínculos -más bien forzados- con el ejército y las autoridades políticas y militares de su nación, Korolyov fue, a lo largo de toda su vida, un hombre apolítico que procuró implicarse lo menos posible en la vida pública de la URSS, hasta el extremo de no formalizar su ingreso en el Partido Comunista hasta 1953, después de la desaparición de Stalin.

En 1949, Korolyov dirigió, desde el célebre polígono Kapustin Yar -base de operaciones aeroespaciales de la Unión Soviética- la fabricación de los primeros cohetes sonda de gran altura, y dirigió los primeros vuelos de aeronaves espaciales con animales a bordo. Tras estas pruebas -y avalado por sus éxitos como diseñador y constructor de misiles-, el ingeniero de Zhitomir vio cumplidos sus sueños juveniles de poder dedicarse a la fabricación de naves espaciales. En 1957 fue nombrado responsable de un equipo de investigadores e ingenieros encargados del desarrollo de la tecnología y la industria aeroespacial soviéticas, al frente del cual pudo hacer gala no sólo de sus extraordinarios conocimientos en estos campos, sino también de unas admirables dotes de organización y dirección.

A partir de entonces, en los pocos años que le quedaban de vida, cosechó logros tan valiosos para su patria -y para la aeronáutica en general- como el lanzador Vostok, diseñado por el propio Korolyov, que permitió a la Unión Soviética ser pionera en el lanzamiento de satélites artificiales y sondas interplanetarias, así como apuntarse el triunfo histórico de lanzar la primera nave espacial tripulada por un ser humano. Se trataba de la cosmonave Vostok I, en la que el cosmonauta Yuri Gagarin (1934-1968) realizó el primer vuelo espacial de la historia, que tuvo lugar el día 12 abril de 1961 y duró setenta y ocho minutos.

Otros logros muy meritorios de Korolyov son los satélites artificiales Elektron y Molniya (éste último, dedicado a las telecomunicaciones), así como otros artefactos de idéntico género pertenecientes a la serie Cosmos. Además, fue el diseñador de las sondas interplanetarias Zond, y trabajó en los proyectos de las cosmonaves Voskhod y Soyuz.

Miembro de la Academia de Ciencias de la URSS desde 1953, Korolyov fue distinguido con las más altas condecoraciones militares y civiles de su nación; sin embargo, conforme a su política de aislamiento y secretismo, la Unión Soviética no hizo públicas su identidad y su responsabilidad en todos esos proyectos hasta que no hubo fallecido. Con todo, cuando la muerte le sorprendió en Moscú, a comienzos de 1966, fue enterrado con grandes honores en la muralla del Kremlin que da a la Plaza Roja, y se le rindieron tributos y homenajes fúnebres en toda la nación. En reconocimiento a sus logros aeronáuticos, el mayor mar detectado en el hemisferio invisible de la Luna fue bautizado con su nombre.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.