Kornílov, Lavr Gueórguievich (1870-1918).
General contrarrevolucionario y político ruso, nacido el 18 de abril del año 1870, en la localidad siberiana de Ust-Kamenogorsk (actual Öskemen), y muerto en mayo del año 1918, en Ekaterinodar (actual Krasnodar).
Descendiente de una familia cosaca, pasó su infancia en la más absoluta pobreza, debiendo su ingreso en la Escuela de Artillería de Mikhailovsk a su propio esfuerzo y perseverancia, de la que salió con el grado de subteniente, en el año 1882. La mayor parte de su carrera militar la llevó a cabo en Asia, en campañas donde se distinguió como un notable explorador y geógrafo, lo que le valió el mando del espionaje zarista en el Turquestán, publicando sus experiencias en un interesante libro titulado Kachgaria y Turquestán. En el año 1904, participó en la gravosa guerra ruso-japonesa, de donde pasó a desempeñar el cargo de agregado militar en China, entre los años 1907 a 1911.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Kornílov fue ascendido al grado de general de brigada y, al poco tiempo, de división, tras lo cual fue puesto al mando de la 48ª División de Infantería rusa, en la que se distinguió al rechazar varios ataques de los ejércitos austríacos, hasta que, finalmente, fue derrotado y hecho prisionero por éstos en la batalla de Tarnof-Gorlitz, el 22 de abril del año 1915, resultando además herido de gravedad. En octubre del mismo año logró huir de su cautiverio para ponerse de nuevo al frente de sus tropas. En marzo del año 1917 regresó precipitadamente a Rusia, donde su puso al servicio del nuevo Gobierno provisional de la Duma, presidido por el príncipe Lvov, quien le nombró comandante en jefe del ejército de San Petersburgo, puesto de difícil desempeño debido al alto grado de descomposición política en el que se hallaba el país tras el estallido de la Revolución Rusa, con el ejército y la masa obrera sin reconocer líder ni autoridad alguna. Nada más asumir su nuevo cargo, Kornílov fue el encargado, el 7 de marzo, de notificar a la familia imperial la orden de detención dictada por el Gobierno provisional.
Kornílov intentó hacer frente a la indisciplina que atenazaba al ejército ruso y a las clases obreras, para lo que presentó al Gobierno varios proyectos para restablecer la moral de la tropa, los cuales fueron sistemáticamente rechazados por el ministro de la Guerra y verdadero hombre fuerte en las primeras jornadas revolucionarias, Alenxandr Kerenski.
En el mes de julio, Kerenski sucedió en el Gobierno al príncipe Lvov, cuyo principal objetivo político pasaba por instaurar una república parlamentaria, cuidadosa del orden y del bien público, para lo que pidió apoyo a las fuerzas vivas más representativas del país, entre las que se encontraban los generales del ejército ruso, con Kornílov como líder natural. Kerenski, sabedor del gran renombre del que gozaba Kornílov dentro de las filas del ejército, le nombró comandante supremo del Ejército ruso el 1 de agosto, en sustitución del molesto general Pavel Milinkov. Kornílov y su gran amigo y apoyo en el ejército, el general Savinkov, a la sazón ministro de la Guerra, quiso instaurar una dictadura patriótica con la militarización de la retaguardia, cuyas características eran muy parecidas a las que definían al incipiente fascismo italiano de la época: reacción defensiva y total contra la revolución social, papel principal del capitalismo en la economía del Estado, acción de los militares y apoyo de la Iglesia, cuestionamiento de la lucha de clases defendida por la facción bolchevique, culto máximo al jefe, subversión del Estado, antisemitismo, y un largo etc. Las peticiones de Kornílov volvieron a ser desoídas por Kerenski.
Kornílov, ante el decidido giro bolchevique que iba tomando la revolución, decidió dar un golpe de Estado, el 27 de agosto, que fue rápidamente abortado, sin derramamiento de sangre, a los pocos días por Kerenski, quien se adelantó por la mano a los planes del general gracias al apoyo conseguido por los propios bolcheviques de Lenin. Kornílov fue encarcelado en Bíhov, de donde pudo escapar merced a la ayuda que obtuvo de una partida de cosacos, dirigiéndose a la ciudad de Novocerkassk. En esta ciudad formó, junto con los generales Alekseev y Denikin, el ejército contrarrevolucionario de los voluntarios blancos de Ucrania. Finalmente, Kornílov murió en el frente de batalla al fracasar su ataque a la localidad de Ekaterinodar, como consecuencia del estallido de una granada de mano.
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