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DeportesBiografía

Kikanovic, Dragan (1953-VVVV).

Jugador de baloncesto nacido el 17 de agosto de 1953 en Cakac, Serbia. Líder natural de la brillante generación de jugadores yugoslavos de los años 70 y referente obligado de otras posteriores en el tiempo, Dragan Kikanovic es un histórico del baloncesto europeo. El grueso de su carrera tuvo lugar en Belgrado, donde jugó como escolta del Partizán durante 7 años. En las tres últimas temporadas de su vida deportiva viajó a Italia para jugar con el Scavolini de Pésaro y, en su último año, a Francia para retirarse en las filas del Stad France París. Su palmarés está nutrido de victorias, entre las que destacan tres campeonatos de la Liga yugoslava, dos Copas Korac y una Recopa. Con la selección yugoslava fue medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Moscú '80, en el Mundial de Manila '78, y en los Europeos de Barcelona '73, Belgrado '75 y Lieja '77, entre otros muchos logros.

Dragan Kikanovic responde al prototipo, acuñado en las últimas décadas, de jugador de los Balcanes genial y descarado sobre el parqué. Creció, y no sólo deportivamente, en las canchas de su ciudad natal, Cakac, donde jugó en el equipo local, el Zeleznicar. Pronto logró el paso al primer equipo de la ciudad, el Borac, con 19 años. Sus andanzas en la selección le ayudaron a lograr cierta fama al proclamarse campeón juvenil del Europeo de Zadar '72. Las buenas maneras exhibidas y la insultante seguridad que tenía en su juego impulsaron al Partizán a hacerse con sus servicios en 1972. Ranko Zeravica, otro histórico del baloncesto yugoslavo, ayudó al joven Dragan a pulir su juego, de tal modo que le inculcó una ética de trabajo y de sacrificio continuo que catapultarían a Kikanovic a la cima del baloncesto europeo.

En el Partizán coincidió con el mítico Drazen Dalipagic, y aunque sobre las tablas formaban una pareja temible, su relación nunca fue cordial. La trayectoria de Dragan en Belgrado siempre fue ascendente, con mención especial a su faceta anotadora, pues rara vez bajaba de veinticinco puntos por partido. Su efectivo lanzamiento de media distancia, apoyado en una exquisita técnica individual, le convertían en un atacante notable. Nunca se escondía en los momentos comprometidos y asumía responsabilidades cuando más lo necesitaba su equipo.

El talento de Dragan encontró un escaparate ideal en la selección yugoslava. La suma de individualidades como Slavnic, Cosic, Dalipagic o el propio Kikanovic convirtió al combinado en una potencia europea. Con una mentalidad siempre ganadora, el desparpajo del conglomerado croata, serbio y yugoslavo que constituía por entonces la selección revolucionó el panorama continental. Los primeros damnificados fueron los rusos, intocables hasta entonces, que vieron como su dominio se tambaleaba ante el empuje de los yugoslavos. El Europeo de Belgrado, en 1975, certificó el ascenso al poder de una generación seminal de la que Kikanovic era líder, un precedente ineludible para comprender a posteriores "promociones" (como la de los hermanos Petrovic, Cvjeticanin, Radja, Vrankovic, Kukoc etc) y que constituye un ejemplo significativo del potencial baloncestístico siempre latente en la región de los Balcanes.

Autor

  • José Antonio Casla Hidalgo