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DeportesBiografía

Karpov, Anatoly Evgenievich (1951-VVVV).

Ajedrecista ruso nacido en Zlatoust (en la provincia de Celjabinsk o Cheliabinsk, en la ladera occidental de los Urales Centrales) el 23 de mayo de 1951. Ostentó el título de campeón mundial durante diez años, entre 1975 y 1985.

Hijo de un ingeniero, recibió una esmerada formación académica promovida por su progenitor, quien le inculcó la pasión por el ajedrez cuando sólo contaba cinco años de edad. Dos años después, recibió como regalo un libro del gran maestro cubano José Raúl Capablanca y, tras haberlo leído con fruición, decidió que quería dedicarse profesionalmente a dicho deporte.

Su precoz iniciación en la práctica ajedrecística le condujo a muy temprana edad a la célebre escuela Botwinnik de Moscú, por la que han pasado algunos de los más destacados ajedrecistas del siglo XX -entre ellos, el sucesor de Karpov, Gary Kasparov. Y así, en 1965, cuando contaba catorce años de edad, pudo participar brillantemente en el Campeonato Escolar de la Unión Soviética, y un año después se convirtió en el maestro soviético más joven de la historia.

A partir de entonces, su carrera fue imparable. En 1967, con dieciséis años, ganó el Torneo Internacional de Checoslovaquia, y un año después quedó vencedor en el Torneo Juvenil de Groningen (Holanda). En 1969 tomó parte en una competición nacional destinada a seleccionar al representante juvenil de la URSS en el Campeonato Mundial; Karpov fue seleccionado como el mejor ajedrecista joven de su país, y, tras proclamarse campeón del mundo en dicha categoría, obtuvo el título de Maestro Internacional, directamente derivado de los puntos obtenidos por esta victoria.

Por aquel tiempo, el joven Anatoli compaginaba su intensa dedicación al ajedrez con sus estudios superiores de Ciencias Económicas, materia en la que se graduó como licenciado por la Universidad de Leningrado. Entretanto, su progresión imparable ante el tablero de escaques negros y blancos le condujo hasta las semifinales del Campeonato de la URSS en 1970, año en el que también resultó vencedor en el Torneo Internacional de Caracas, con lo que consiguió ascender al grado de Gran Maestro Internacional.

A los veinte años, el joven Tolia -como le llamaban familiarmente en su hogar desde su infancia- se alzó con el triunfo en el Torneo “Memorial Alekhine”, convocado en recuerdo de uno de los más destacados ajedrecistas de todos los tiempos. En 1972 resultó vencedor en el Campeonato Mundial Universitario, y al año siguiente comenzó a unir su trayectoria deportiva a la de otra gran figura del ajedrez ruso, Víctor Korchnoi, que habría de ser el gran rival de Karpov hasta la irrupción meteórica de su enemigo más poderoso, el joven Gary Kasparov.

Fue, en efecto, en 1973 cuando Karpov y Korchnoi resultaron vencedores, ex aequo, del Torneo de Leningrado. Al año siguiente, ambos protagonizaron un interesante duelo ajedrecístico en la final del torneo de candidatos al Título Mundial, en la que la victoria acabó inclinándose hacia Karpov por un ajustado tanteo de tres a dos, después de veinticuatro intensas partidas de las que diecinueve acabaron en tablas.

Se hallaba, pues, en condiciones de disputar el Campeonato del Mundo en 1975, en un torneo cargado de múltiples connotaciones políticas, ya que su oponente -y, a la sazón, vigente campeón mundial- era el estadounidense Bobby Fischer. Pero éste, disconforme con la fórmula impuesta por la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) para la disputa del match, se negó a jugar el torneo, con lo que Karpov se proclamó campeón del mundo sin haber disputado ni una sola partida del campeonato. La propuesta de Fischer -ciertamente difícil de aceptar, lo que dejaba entrever que detrás de ella se ocultaban, realmente, desavenencias políticas- imponía que el torneo se disputase sin límite fijo de partidas, y que únicamente pudiera darse por concluido en uno de estos dos caso: cuando el aspirante hubiese cobrado dos puntos de ventaja, o bien cuando el campeón -es decir, él mismo- hubiese obtenido sólo uno sobre su rival.

Quedó, pues, despojado del título de campeón el norteamericano Bobby Fischer, quien, paulatinamente, fue desapareciendo del panorama ajedrecístico internacional, con lo que dio pábulo a numerosas leyendas que, en la imaginación del vulgo, fueron acrecentando su dimensión de mito popular. Entretanto, Anatoli Karpov iba defendiendo con intachable limpieza su condición de campeón del mundo, imponiéndose con su metódico y disciplinado estilo -muy representativo de esa idiosincrasia soviética con la que tan bien se identificaba- a cuantos contrincantes llegaban a desafiarlo.

Pero en 1984 se topó, en una nueva defensa del título, con su joven compatriota Gary Kimovich Kasparov, quien le puso en verdaderos apuros en un dilatadísimo match disputado en Filipinas. Cuando se llevaban disputadas cuarenta y ocho partidas, el torneo quedó suspendido por una decisión personal del filipino Campomanes -presidente, a la sazón, de la FIDE-, quien estimaba que tan prolongada concentración podía dañar la salud mental de los contendientes. Comoquiera que, en aquel instante, Karpov vencía al aspirante por cinco victorias a tres, el campeón continuó ostentando su título tras la polémica intervención de la FIDE.

Sin embargo, en septiembre de 1985 ambos ajedrecistas volvieron a verse las caras en Moscú, en la disputa por el cetro del ajedrez mundial, que, en esta ocasión, pasó a manos de la precoz figura azerbaiyana (quien, por aquel entonces, sólo tenía veintidós años, con lo que pasaba a proclamarse el campeón más joven de la historia). Kasparov alcanzó en dicho match, las trece victorias, frente a las once que logró su contrincante.

La obligada revancha, que se verificó en dos sedes bien distantes entre sí (Londres y Leningrado) en 1986, volvió a dar la victoria a Kasparov, con lo que puede decirse que la supremacía mantenida por Karpov a lo largo de más de diez años -en los que se había proclamado vencedor en sesenta y ocho torneos internacionales- pasaba definitivamente a las manos de su joven oponente. Pero ello no supuso, en modo alguno, que el gran ajedrecista de Zlatoust dejase de brillar en las competiciones internacionales, pues en mayo de 1987 ganó, en Amsterdam (Holanda) el Memorial Euwe -torneo que ya había cosechado en dos ocasiones anteriores-, y, sólo un mes después, se alzó con la victoria en el Torneo Internacional de Ajedrez Villa de Bilbao.

Durante todo aquel año de 1987, su presencia en España fue una constante. Tras haber vencido brillantemente en el susodicho campeonato del País Vasco, pasó a Cáceres para disputar una partida simultánea contra veinticinco oponentes, con la intención de adaptarse bien al clima y la idiosincrasia de España, sede de su inminente enfrentamiento con Kasparov en disputa, de nuevo, del título mundial que seguía en poder del acerí.

Ese match tuvo lugar, en efecto, en Sevilla, durante el otoño de 1987, y en él volvió a quedar patente la igualdad que existían entre ambos Grandes Maestros Internacionales, ya que, al cabo de veinticuatro partidas, el marcador reflejaba doce puntos para cada uno de los contendientes. Según la reglamentación de la FIDE, este empate favorecía siempre al vigente campeón, que mantenía así su corona, en detrimento del aspirante.

Plenamente identificado con la Península Ibérica y sus pobladores, a lo largo de 1988 Karpov visitó Brenes (Sevilla), Córdoba, Linares (Jaén) y Gijón -ciudad, esta última, en la que presentó el I Campeonato de Ajedrez Rápido, celebrado en la primavera de dicho año-. Por aquel entonces, según el reglamento de la FIDE, seguía ocupando el número dos de la categoría masculina de la ELO, ranking o registro de puntos que señala la trayectoria de cada uno de los ajedrecistas federados.

Por aquel tiempo, Karpov comenzó a compaginar su entrega al ajedrez con una incipiente vocación política que le condujo, tras la elecciones del 26 de marzo de 1989, al Congreso de los Diputados del Pueblo. Las asociaciones populares le convirtieron en su segundo representante más votado, entre los diecisiete candidatos que se presentaban.

A finales de 1990 se celebró una nueva disputa por el título mundial entre Kasparov y Karpov, esta vez con sede en Nueva York (Estados Unidos) y Lyon (Francia). El match, que concluyó el dos de enero de 1991, dio de nuevo la victoria al campeón, aunque por un apretadísimo tanteo de doce puntos y medio contra los once y medio que cosechó el aspirante. Derrotado otra vez por Kasparov en 1992 y 1993 -en esta última ocasión, en el prestigioso torneo internacional de Linares (Jaén)-, recuperó inesperadamente el título de campeón en el transcurso de este año, cuando Gary Kasparov, en desacuerdo con la FIDE por diferencias económicas, se negó a participar en el match en el que debía poner en juego su corona.

Ante esta desobediencia de Kasparov -secundada por otros Grandes Maestros de acreditado palmarés, como Nigel Short-, la Federación Internacional de Ajedrez nombró candidatos a Karpov y al Gran Maestro Internacional de nacionalidad holandesa Jan Timman, en tanto que Kasparov y sus acólitos fundaban una nueva organización mundial, la Asociación de Profesionales del Ajedrez, que a partir de entonces celebró sus propios torneos.

En el seno de la ortodoxa FIDE, Karpov venció a Timman en 1993 y recuperó el título de Campeón del Mundo. Luego pasó de nuevo por España para enfrentarse, en un torneo de exhibición celebrado en Dos Hermanas (Sevilla), a la gran revelación del ajedrez femenino, la húngara Judit Polgar, considerada como la mejor jugadora de ajedrez de todos los tiempos. Ya en cierto declive, Karpov venció a su rival femenino, pero, al año siguiente, perdió en un torneo internacional ante el estadounidense -de origen ruso- Boris Gulko.

Sin embargo, mantuvo su cetro de la FIDE hasta 1999, cuando fue derrotado por el ruso Alexandr Jalifman. En el ínterin, derrotó a un poderoso aspirante, el estadounidense Gata Kamsky, quien se enfrentó a Karpov, por el título mundial, en 1996, en Montreal (Canadá). En el transcurso de aquel año, el campeón de Zlatoust intervino brillantemente en otros campeonatos como el Torneo par la Paz (celebrado en Belgrado), que sirvió de lanzamiento de una olimpíada de ajedrez infantil. Por aquel tiempo, era ya el tercero en la clasificación de la ELO, con dos mil setecientos setenta puntos en su haber, detrás de Kramnik y Kasparov, empatados en el primer lugar con dos mil setecientos setenta puntos cada uno.

Tras su derrota frente a Jalifman, Karpov fue reduciendo progresivamente su presencia en las competiciones internacionales, para entregarse cada vez más a sus aficiones (como la filatelia, la política, el ping-pong y el tenis) y al cuidado de su familia (estuvo casado con Irina, con la que tuvo un hijo; pero más tarde se divorció y, en 1987, se unió en segundas nupcias a Natalia Bulanova). Miembro del Partido Comunista de la extinta Unión Soviética, y presidente -en su día- de la Fundación por la Paz, ha conseguido reunir una de las colecciones de sellos más valiosas de todo el planeta.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano