Kanek o Canek (ss. XVII-XVIII).
Último soberano de los itzaes del que se sabe que vivió a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Los testimonios más importantes que han llegado a nuestros días relativos a este personaje proceden de las crónicas escritas por el franciscano Andrés Avendaño y Loyola, encargado de dirigir la campaña proyectada por el gobernador Martín de Ursúa y Arizmendi en 1695 para conquistar definitivamente el territorio que ocupaban los itzaes en la península del Yucatán y poder construir así una gran ruta entre el norte y el sur.
Cuando Avendaño llegó a la orilla del lago Petén Itzá el 14 de enero de 1696, Kanek tenía ubicada su residencia en la isla de Noj Petén, en el interior de dicho lago. El franciscano y sus hombres fueron recibidos, según sus propias palabras, por ochenta canoas ocupadas por unos quinientos indios con atavío de guerra y liderados por Kanek. Los españoles fueron llevados a Noj Petén y allí se les recibió formalmente como huéspedes. La estrategia de Avendaño fue intentar convencer a Kanek de que, según el propio calendario maya, había llegado el momento de la conversión de los itzaes al cristianismo; pero la estrategia de Kanek fue apelar a errores en la interpretación que los españoles hacían de dicho calendario para postergar cada vez más el momento de su conversión. El rey itzá tuvo que enfrentar, además de la presión de los españoles, la oposición de una parte de los itzaes que, liderados por el cacique Kowoj, se negaban a asumir ciertas concesiones que Kanek había hecho a los franciscanos con objeto de evitar la conquista por la fuerza de su territorio, como por ejemplo el bautismo progresivo de todos los adultos itzaes, y que le hacían aparecer como aliado de los intrusos ante los suyos. Las desavenencias internas entre los indígenas se hicieron cada vez más numerosas y manifiestas, y Kanek vio peligrar el control que ejercía sobre sus súbditos. Para empeorar las cosas, el propio Ursúa regaló al rey un traje de ceremonia español con el que Kanek se presentó ante sus gentes, ya como manifiesto colaborador de la potencia imperial.
Advertidos por el rey de la existencia de un complot de intenciones homicidas, los misioneros fueron conducidos la noche del 17 de enero de 1697 a lo que se suponía era un lugar seguro en el extremo este del lago, pero los mayas que les acompañaban cuando regresaban una vez pasado el peligro les traicionaron y les abandonaron en la selva virgen, donde la mayoría murió por agotamiento o inanición. La esperanza de conseguir una solución pacífica al conflicto se disolvió definitivamente cuando los itzaes atacaron poco después a una expedición guatemalteca y asesinaron a todos sus integrantes.
El 13 de marzo de 1697, Ursúa dio la orden de iniciar el ataque armado contra los itzaes. A pesar de que éstos resistieron desde la isla, por la tarde el enclave ya había sido conquistado. El principal opositor a los españoles, Kowoj, fue ejecutado; y Kanek, que fue entregado a Ursúa por su sobrino Aj Chan, fue llevado a Santiago de Guatemala (hoy Antigua) donde se le confinó bajo arresto domiciliario y murió poco después.