Juan de Vicenza (s. XIII).
Célebre dominico italiano. Se distinguió como predicador y con su elocuencia logró apaciguar muchas de las infinitas contiendas que tenían a Italia en continua guerra civil, consiguiendo que algunas ciudades le tomaran por árbitro de sus diferencias. Estimulado por el Papa a continuar su obra de pacificación, convocó, cerca de Verona, una asamblea de lombardos, a la que asistieron cuatrocientas mil personas, y en la que les hizo firmar un tratado de paz. La autoridad que había llegado a adquirir le inspiró ideas de ambición personal. Al llegar a Vicenza se hizo dar un poder absoluto sobre la república con los títulos de Duque y Conde. Después se trasladó a Verona, obtuvo asimismo la dirección suprema del Estado, de la que se valió para decretar un gran número de leyes y hacer quemar por herejes a sesenta personas de las principales familias del lugar. Entre tanto se sublevaron los vicentinos y, como acudiera él a reprimir la sedición, fue hecho preso, recobrando poco después la libertad por mediación del Papa. Viendo su poder destruido igualmente en Verona, se retiró a Bolonia y pasó el resto de sus días en la oscuridad.