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PinturaBiografía

Ingres, Jean Auguste Dominique (1780-1867).

Pintor francés nacido en 1780 y muerto en 1867. Último representante de los grandes pintores del neoclasicismo francés, Ingres se presenta sin embargo con una postura ambigua frente a los postulados clasicistas que le sitúan dentro del germen del movimiento romántico.

Hijo de un artista polifacético, nació en Montauban y recibió una esmerada educación en dibujo y música que continuó, desde 1791, en la Academia de Bellas Artes de Toulouse, y en el taller de un pintor local, Joseph Roques. Con 17 años y un aprendizaje sólido, especialmente en dibujo, marcha a Paris y es admitido en el prestigioso taller de David, el adalid de la pintura neoclásica, justo cuando éste se encontraba en la cúspide de su carrera. Ingres, a pesar de no congeniar con su maestro, recibió los preceptos estéticos imperantes, se formó como pintor, se convirtió en el mejor alumno y conoció el ambiente artístico, polémico y apasionado del taller hasta 1801, año en el que obtuvo el Gran Premio de Roma con el cuadro Los embajadores de Agamenón. Este premio le valió la preciada beca y el traslado a Roma, su verdadera meta. Sin embargo, la crisis económica surgida durante el Consulado de Napoleón retuvieron las pensiones e Ingres tuvo que esperar hasta 1806 para poder marcharse a Italia.

Mientras tanto, realizó una serie de retratos como los de la familia Rivière (1805), obras que reflejan un sentido de reposo y calma, una elegancia y una predilección por los formatos ovalados que le alejan de la fórmula clásica. Ya en Roma realizó una alegoría sobre la magnificencia de Napoleón, Napoleón en el trono imperial, que envió al Salón de Paris en 1806, un cuadro que desconcertó a los críticos y recibió la calificación negativa de goticista y primitivo. En este cuadro, Napoleón aparece como una efigie hierática en un pesado trono, ataviado con los emblemas imperiales, en un espacio agobiante y cuya composición se asemeja más a una representación bizantina. No obstante, su pintura resultó seductora a sus contemporáneos por la composición lineal y la perfección del dibujo, la proyección del arabesco, el exagerado decorativismo y el interés naturalista de los detalles, rasgos que depuraró en su producción italiana al conocer in situ el arte de la Antigüedad y del Alto Renacimiento.

Amédée David, Marqués de Pastoret (Óleo sobre lienzo, 1823-26). Instituto de Arte de Chicago (Illinois, Estados Unidos)

Terminada su pensión en la Academia, Ingres decide establecerse en Roma trabajando como pintor en su propio taller para la clase dirigente y los funcionarios del gobierno y familiares de Napoleón, a quienes retrata. Destaca el retrato de Carolina Bonaparte (1814), la esposa del general Murat y reina de Nápoles, una de sus más fieles clientas.

Desde el principio se apasiona por la obra de Rafael y realiza copias a manera de ejercicios pictóricos, así como lienzos inspirados en su biografía (El cardenal Bibiena ofreciendo su sobrina en matrimonio a Rafael, o Rafael y la Fornarina, ambas de 1813). Su profundización en el estilo rafaelesco quedó patente en su faceta de pintor de historia, en La apoteosis de Homero, realizada por encargo real y con una clara referencia a la Escuela de Atenas. Fue un intento de plasmar la impronta que la cultura griega tuvo en la civilización europea a lo largo del tiempo. Sobre un fondo arquitectónico de un templo griego se reparte, con una estudiada distribución, un amplio grupo de personajes históricos, antiguos y modernos, desde Platón a Camoens, pasando por Dante, Shakespeare o Mozart, en torno a la figura entronizada de Homero, al que una figura alada le impone el laurel sobre su cabeza como símbolo de la inmortalidad.

El estilo de Rafael quedó también patente en temas de asuntos dispares: mitológicos como Edipo (1808), o Júpiter y Tetis suplicante (1811), en esta última obra la fantasía extraída de un tema de La Iliada y la imposible anatomía de la figura femenina hace patente en Ingres su alejamiento definitivo con los preceptos rigoristas de su maestro David; literarios e históricos como Paolo y Francesca (1813), obra que se incluye en lo que se ha denominado género trovador, El Sueño de Ossian (1813), encargada para decorar el techo del aposento de Napoleón en el Palacio del Quirinal en Roma, La muerte de Leonardo da Vinci (1818), o Roger liberando a Angélica (1819), una composición fantástica y dentro del más puro espíritu romántico basada en la obra de Rolando el furioso. Estos cuadros eran sistemáticamente enviados a los salones oficiales, desconcertando y originando diversidad de juicios, a menudo negativos y hostiles, ante la incomprensión de su peculiar estilo, de la dureza de su línea y la excentricidad de sus figuras.

Louis François Bertin (Óleo sobre lienzo, 1833). Museo del Louvre (París, Francia).

Fue en Roma donde llevó a cabo algunas de sus obras más célebres, como la Bañista de Valpinçon (1808), un desnudo femenino de gran equilibrio por la línea y el modelado inmerso en una composición austera. El cuadro fue enviado a París, y desató diversos juicios por su peculiar tratamiento del desnudo un tando duro, frío y pesado, casi escultórico, y de colorido plano, pero sobre todo por los perceptibles defectos morfológicos, características que se repetirán en obras posteriores de temática idéntica, como en Las bañistas o La Gran Odalisca (1814) dode se observan siempre odaliscas lánguidas en interiores de harenes. La Gran Odalisca es una imagen típica del gusto por los temas exóticos y orientales del momento y una figura sorprendente por sus tres vértebras de más, como señalaron los críticos, y la mezcla conseguida entre el contorno sinuoso y reptante con la tradición del desnudo clásico. Ingres reiteró estos interiores turcos y ambientes imaginarios a lo largo de toda su carrera, creando un modelo femenino sensual, de rasgos indolentes, en una atmósfera que parece estar inmóvil y congelada por la frialdad de la factura.

Son famosos el Interior con harén con odalisca, tañedora y guardián (1839) y El Baño turco (1849-1863), su última obra, un tondo encargado por el sobrino de napoleón y que refleja una perfecta síntesis del tipo de belleza femenina que Ingres perseguía. La caída del Imperio supuso para el artista la pérdida de su poderosa clientela romana, por lo que en 1820 decide trasladarse a Florencia, donde instaló su taller hasta 1824.

De esta etapa data uno de sus cuadros de asunto histórico que revela el nuevo contexto político de Francia, un tema que refleja el interés por legitimar la institución monárquica, El Voto de Luis XIII, un encargo oficial de su ciudad natal que Ingres presentó en el Salón de 1824. Un año después es nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes y en años sucesivos recibe un buen número de cargos oficiales, entre los que cabe destacar la dirección de la Academia Francesa en Roma, de 1834 a 1840. Aunque famoso y reconocido por el público, con 75 años recibe un homenaje oficial y se le dedica una exposición antológica de 43 de sus pinturas en la Exposición Universal de Paris de 1855, donde recibió de manos de Napoleón III la condecoración de la Legión de Honor. En 1862 es nombrado senador y en 1867 muere en su casa de París a causa de una pulmonía.

En febrero de 2006 el Louvre realizó una gran exposición antológica del pintor francés que, en palabras del comisario del acontecimiento, Vincent Pomarède, pretendió "presentar todo Ingres"; en ella se expusieron setenta y nueve óleos y ciento un dibujos pertenecientes a toda su trayectoria.

Bibliografía.

  • GARCÍA GUATAS, Manuel: Jean Auguste Dominique Ingres, Madrid, ed. Historia 16, Colección "El arte y sus creadores", nº 32, 1996.

  • NOVOTNY, Fritz : Pintura y escultura en Europa, 1780-1880, Madrid, Cátedra, 1978.

Victoria Soto Caba

Autor

  • LBD.