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LiteraturaBiografía

Ingarden, Roman (1893-1970).

Teórico de la Literatura, de origen checo, nacido en Kraków el 5 de febrero de 1893 y muerto en la misma localidad el 14 de junio de 1970. En el mismo arco de fechas en que Mukarovsky se acerca al lenguaje literario, plantea un complejo sistema que pretende explicar el funcionamiento global de la obra literaria. Los puntos en contacto entre estos dos teóricos provienen de un similar marco de pensamiento, el de la filosofía alemana (sobre todo, de Heidegger, además de la presencia de Husserl) que les lleva a enfrentarse con el positivismo.

La fenomenología.

En Ingarden, el marco de la fenomenología da sentido a todas y cada una de las piezas de su sistema analítico, esbozado ya en 1930, en su Das literarische Kunstwerk, así como en 1937 en Cognition of the Literary Work of Art. Aquí es donde debe situarse la principal diferencia con la línea de investigación de Mukarovsky, al separar Ingarden «artefacto» y «objeto estético», sobre el que recae la mayor parte de su investigación posterior.

El texto como objeto intencional.

Ingarden asume la misma diferenciación (dimensión material y estética de la obra de arte) y prefiere centrarse en la primera a fin de indagar en la relación que el lector mantiene con la obra, a través del ejercicio de concretización que supone la lectura del texto (nueva vía que, como en el caso de Mukarovsky, queda abierta para que la Escuela de Constanza formule algunas de sus mejores ideas: Estética de la recepción).

El pensamiento de Ingarden reposa sobre la valoración de la obra literaria como objeto intencional y heterónomo, lo que la independiza tanto de las objetividades reales como de las ideales, al estar directamente relacionada con un acto concreto de conciencia.

La «teoría de los cuatro estratos».

Ingarden plantea la que él llama «teoría de los cuatro estratos» para analizar la naturaleza de la obra literaria: el primero sería el de la raíz material de la obra y correspondería a las palabras y sonidos; sobre él, se asienta el segundo, el de las unidades significativas, soporte del tercero, el de los objetos representados, que convocan el cuarto, que corresponde a los aspectos esquematizados, o mundo de las imágenes.

Estos cuatro estratos conforman lo que Ingarden denomina la «estructura esquemática», una suerte de red de relaciones que el lector debe completar al asumir el conjunto de valores y propuestas que el texto encierra. En esta «estructura esquemática» hay objetos reales, que determinan una sola interpretación, junto a otros objetos indefinidos, que han de ser rellenados o completados por el lector.

La subjetividad del lector.

En esta dimensión cabe la subjetividad del lector, aspecto que era rechazado por Mukarovsky, quien prefería valorar la obra por los sentidos (transformaciones) histórico-sociales. Ingarden plantea la relación contraria: la obra literaria puede considerarse por sí misma, por la entidad estática y artística con que funciona. Esto no significa que Ingarden busque penetrar en la subjetividad del lector, sino que lo que pretende es ponerla en relación con las objetividades heterónomas que representan las estructuras textuales: "La obra literaria, en cuanto tal, es una formación puramente intencional que tienen la fuente de su ser en actos de conciencia creativos de su autor, y cuyo fundamento físico está en el texto escrito o en otro medio físico de posible reproducción (como por ejemplo una cinta magnética). En virtud del estrato dual de su lenguaje, la obra es accesible intersubjetivamente y reproducible, de manera que se convierte en un objeto intencional intersubjetivo, relativo a una comunidad de lectores. De este modo no es un fenómeno psicológico, sino que trasciende todas las experiencias de conciencia, tanto del autor como del lector", "Concreción y reconstrucción", p. 36.

Ésta es la principal diferencia que manifiestan sus postulados con respecto a los de los formalistas y a los de los estructuralistas checos: Ingarden cree que es posible percibir y describir las condiciones en que se «concreta» la naturaleza estética de la obra de arte, como hecho material. Es preciso recordar que Mukarovsky abandonaba esta vía para preocuparse, sobre todo, por el dinamismo que envuelve la obra literaria y por los sistemas en los que confluye como signo. En todo caso, corresponderá a la Semiótica soviética -y más en concreto a I. Lotman- encontrar la relación entre la visión dinámica de la obra de arte (Mukarovsky) y su comportamiento como entidad estática (Ingarden).

Bibliografía

  • INGARDEN, R. Das literarische Kunstwerk, [trad. de 3ª ed. de 1965: Literary Work of Art: An Investigation on the Bordelines of Ontology, Logic and Theory of Literature, Evanston, 1973. ------ Cognition of the Literary Work of Art, Evanston, 1973

  • ------ "Concreción y reconstrucción", en Estética de la recepción, ed. de R. Warning [1979], Madrid, 1989, pp. 35-53.

Autor

  • Fernando Gómez Redondo