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FilosofíaMedicinaBiografía

Huarte de San Juan, Juan (h. 1529-1588).

Médico y filósofo que nació en Saint-Jean-Pied-de-Port en 1529 y murió en 1588 en Baeza (Jaen), ciudad de la que era médico vitalicio, por orden de Felipe II, desde 1566. La ciudad de Saint-Jean pertenecía al recién anexionado reino de Navarra y permanecía en tierra de nadie, sujeta al albedrío de los monarcas español y francés, no demasiado bien avenidos a la sazón. El traslado de la familia de Huarte a Castilla parece haberse debido al hecho de que el Emperador optó por desmantelar la plaza fuerte en 1530, por lo que los habitantes de origen castellano optaron por retornar a sus lugares de origen. El aprendizaje de Huarte se inició en Baeza (Jaén), donde su familia se había instalado. Tras obtener el bachillerato en Artes en 1533, pasa a la universidad Complutense, situada entonces en la ciudad de Alcalá de Henares, a la que debe el nombre, donde obtiene el bachillerato en Medicina en 1555, logrando el de doctor cuatro años después. En 1562, casa con Águeda de Villaba, también originaria de Navarra, con la que tendrá siete hijos.

La fama de Huarte de San Juan se debe a una única obra: el Examen de ingenios , publicado en 1575 en la misma ciudad de Baeza en la que residía. La obra alcanzó notable éxito, como lo prueba el hecho de que hasta 1581 conociera cinco reediciones. En este año, sin embargo, aparece en el índice de la Inquisición lisboeta. Al año siguiente será la de Madrid la que condene determinados pasajes del libro. Las correcciones que el autor hizo en su obra a raíz de esta advertencia inquisitorial no vieron la luz hasta 1594, después de la muerte del autor y a cargo de su hijo. esta nueva edición, conocida como "subpríncipe", adolece de un cierto desorden debido, probablemente a la poca claridad de los papeles legados por el autor. No obstante este desorden, fue esta edición la que fue reeditada hasta el siglo pasado. En 1930, Rodrigo Sanz preparó una cuidada edición que enfrentaba en páginas pares e impares los textos de ambas ediciones, permitiendo de este modo un cotejo del pensamiento del autor.

Estudia Huarte en su obra los diferentes temperamentos humanos desde una perspectiva aristotélico-tomista en la que defiende una igualdad básica de las almas que son diferenciadas por los defectos de la materia. Ello le lleva a rechazar cualquier posible existencia anterior del alma: lo que de defectuoso se observe en cada persona no tiene que ver en absoluto con ésta, sino con defectos del cuerpo. Así, presenta tres potencias del alma y los medios físicos más propicios a ellas: a la memoria (almacén pasivo de datos) corresponde la humedad, a la imaginativa (almacenador de datos en la memoria), el calor y, finalmente, al entendimiento la sequedad y "sutilidad" del cerebro. Estas tres potencias, así como las facultades que dependen de ellas (inferir, distinguir y elegir) se excluyen entre sí.

Considera a estos diferentes temperamentos fruto de la herencia familiar y del ambiente, planteamiento sin duda alguna moderno, aunque considera que la enfermedad puede alterar los humores del cuerpo, lo que redundaría en un cambio de temperamento. Estas diferencias de temperamentos, o "ingenios" se realiza con miras a una distribución de los estudios de acuerdo con las aptitudes físicas e intelectuales de cada individuo. de esta manera, y en un espíritu innovador que, como veremos, marca la obra entera, critica el autor la supuesta preeminencia de la sangre noble, toda vez que caa uno es, recordemos lo que al respecto dirá también Cervantes, hijo de sus propias obras. La obra de Huarte se divide en quince capítulos de los que los cuatro primeros se enderezan a distinguir lo que hace del hombre un ser hábil para determinadas actividades diferentes en cada caso. A partir de un razonamiento deductivo basado en el sentido común y que recuerda al de los tratados hipocráticos, va a llegar a la conclusión de que es el predominio en el cerebro del calor, la humedad o la sequedad lo que convierte al cerebro en capaz de destacar en determinadas artes o ciencias. Los dos siguientes capítulos distribuyen las tres cualidades y las potencias del alma humana, haciendo corresponder a la sequedad con la sabiduría y la inteligencia, a la humedad con la memoria y al calor con la capacidad imaginativa. El capítulo séptimo se centra en afirmar la inmortalidad y la superioridad del alma a pesar del influjo que sobre ella ejerce el cuerpo. A continuación, los capítulos ocho a catorce se dedican a especificar los temperamentos adecuados al orador, al literato, al médico, al militar y, finalmente, al rey. El último capítulo se dedica a dar consejos para tener hijos de buena disposición, planeándola desde la propia elección de la pareja.

La importancia de la obra, traducida rápidamente a toda Europa, se descubre de forma especialmente clara a partir del entorno universitario de la España del XVI. El fracaso del ideal humanístico y la mala reputación que van adquiriendo nuestras universidades, sobre todo a partir de las persecuciones inquisitoriales y del cierre de fronteras decretado por Felipe II, llevan a numerosos autores a elaborar diferentes planes de estudios, basados en todo tipo de teorías, que den ideas para sustituir los tradicionales estudios universitarios. En este respecto, acude Huarte a la predisposición nacional, marcada fundamentalmente por el clima según él, por un tipo u otro de estudios. De esta manera, los españoles, de temperamento cálido y seco, no eran apropiados para los estudios teóricos, que, en cambio, se encontraban en su centro en los fríos y húmedos países del centro y norte de Europa. Por ello, además de por la actitud propia del hombre moderno que desprecia la autoridad "per se" y que sólo la acepta tras razonarla, propone Huarte el desarrollo de planes de estudios que, dejando de lado los aspectos teóricos y filosóficos, se centrasen en lo práctico. La influencia de estas teorías fue muy grande en los sucesivos recortes realizados en la educación a lo largo de la centuria siguiente, recortes que llegaron al límite en la prohibición de abrir escuelas de gramática, es decir, elementales, en los pueblos pequeños, a fin de que los labradores no abandonaran los trabajos a los que estaban destinados en aras de unos estudios en los que, por naturaleza, no podían destacar. Dicha distribución entre potencias e ingenios en los que éstas mandan y las ciencias a las que los individuos de los diferentes temperamentos se refieren es como sigue: a la memoria corresponden la gramática, el latín, las lenguas, la jurispericia, la teología positiva (las ramas más bajas tanto del derecho como de la teología), geografía, historia y contabilidad; al entendimiento, la teología escolástica, la teoría de la medicina, la lógica, la abogacía y las filosofías natural y moral y a la imaginativa la poesía, la elocuencia, la música, la medicina, las matemáticas, la astrología (recordemos que el término abarcaba en la época tanto la astronomía como lo que hoy denominamos "astrología"), gobierno y arte militar. En 1605, Bacon habría de dar una clasificación parecida en De dignitate et augmentis Scientiarum.

No obstante, no toda la influencia de Huarte de San Juan se encuentra, ni mucho menos, en tan nefasto campo, ni tan siquiera nos consta que fuera su intención promover tales desafueros. Por el contrario, su influjo se encuentra en la creación de dos de los más acabados tipos de loco de la literatura española, e incluso de la universal: don Quijote y el Licenciado Vidriera, ambos de Cervantes. Del mismo modo, en El Criterio de Balmes encontramos la misma idea de la predisposición para una profesión determinada, bien que el filósofo catalán haga depender dicha predisposición de la voluntad divina, alejándose con ello de la original posición de Huarte que, por otro lado, corría el peligro de caer en el determinismo al llegar a afirmar que la misma tipología física es indicio de la predisposición para una profesión. También es de destacar, ya en nuestro siglo, la influencia que el pensamiento de Huarte tuvo en los orígenes de la Gramática Generativa. Concretamente en la obra de Noam Chomsky El Lenguaje y el Entendimiento (1967, trad. española de 1971), el autor norteamericano se interesa por algunos aspectos de la obra de Huarte como punto de partida para su teoría del desarrollo de la capacidad lingüística en el ser humano. Así, destaca Chomsky los tres tipos de ingenio que Huarte distingue: el "ingenio dócil" ("inteligente" en el original), que corresponde a los animales; el "hombre ingenioso" ("memorioso"), que es la inteligencia humana normal, y la capacidad poética y de invención ("imaginativo"), ingenio que, procedente del rapto poético enunciado por Platón, va a ser obviamente el que más interese a Chomsky como antecedente histórico de sus dos estructuras lingüísticas, superficial y profunda.

Resulta destacable, en relación con lo arriba señalado, la actitud de modernidad con la que Huarte acomete su obra: la conciencia de la superioridad de su tiempo sobre los antiguos la muestra tanto en el elogio del vulgar en que escribe como en la autoconciencia de autor, plasmada en el hecho de estar sistematizando lo que los filósofos antiguos se limitaron a adivinar. Junto con ello, la propia materia del libro, la búsqueda de lo propio de cada hombre es, en el fondo, una incitación a la búsqueda del espacio de cada uno a partir del propio raciocinio y al margen de lo establecido por autoridades que pertenecieron a un mundo diferente y que desconocieron muchas cosas que, ya en su tiempo, se han revelado necesarias. Niega, en relación con ello, que todo dependa de Dios, aduce que éste entregó ciertos poderes a la Naturaleza y que ésta puede llegar a ser conocida por los hombres. De esta manera, sólo el espíritu vulgar se conformará con lo dado, esa inexplicable voluntad de Dios que lo abarca todo, mientras que el ingenio superior llegará a conocer lo aún ignorado a través de la razón. Su aprecio por la razón llega al extremo de despreciar, como entorpecedores de la capacidad de raciocinio, los estudios de latinidad. De las nefastas consecuencias de tales afirmaciones, que no sólo profirió Huarte, ya hemos tratado líneas arriba. Por el contrario, no podemos dejar de señalar la modernidad de estos asertos, que tardarán más de un siglo en volverse a oír en nuestro país, sujeto durante todo el XVII al inmovilismo en ciencias y pensamiento, toda vez que el desprecio por la latinidad no se vio compensado por un aprecio hacia ninguna de las cosas que Huarte propugnaba.
Es patrón de las facultades de psicología españolas. Su fiesta se celebra el 24 de febrero.

Bibliografía

Fuentes

Examen de ingenios para las ciencias. Donde se muestra la diferencia de habilidades que ay en los hombres, y el genero de letras que a cada uno responde en particular, Baeza, J. B. de Montoya, 1575. La versión reformada fue publicada por vez primera con el siguiente título: Examen de ingenios para sciencias, en el qual el lector hallara la manera de su ingenio para escoger la sciencia en que mas de aprovechar. Y la diferencia de habilidades que hay en los hombres, y el genero de letras y artes que a cada uno responde en particular, Baeza, J. B. de Montoya, 1594.
Para las reediciones en diferentes idiomas, ver el libro de Iriarte citado en el apartado de estudios.Entre las ediciones modernas, se citan la edición de Ildefonso Martínez y Fernández (Madrid, 1846), primera que en España volvió a publicar los pasajes prohibidos por la Inquisición; la de la Biblioteca de Autores Españoles (Madrid 1873), con varias reimpresiones; la de Rodrigo Sanz (Madrid, 1930), importante por su documentado prólogo; y la muy reciente de Esteban Torre (Madrid, 1977), que reúne en un tomo de bolsillo el texto de la edición original, las variantes de la versión reformada y una valiosa introducción.

Estudios

GUARDIA, José Miguel: Essai sur l'ouvrage de J. Huarte, Examen des aptitudes diverses pour les sciences, París, Durand, 1855 ;
GUARDIA, José Miguel: "Philosophes espagnols. J. Huarte" en Revue Philosophique, 30 (1890), 249-294.
FARINELLI, Arturo: Dos excéntricos; Villalón y Huarte, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1936.
IRIARTE, Mauricio de: El doctor Huarte de San Juan y su Examen de Ingenios. Contribución a la historia de la psicología diferencial, 3.ª ed., Madrid, CSIC, 1948.
DANTÍN GALLEGO, J.: La filosofía natural en Huarte de San Juan, Estudios de Historia Social de España, 2 (1952), 153-208.
SCHUTHEISS, Emil: "Juan Huarte 'Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften' " en Zeitschriu für Aertzlischen Fortbildung, 53 (1959), 1447-1449.
MORA, George: "Juan Huarte, The Examination of Men's Wits (1575)" en Journal of the History of the Behavioral Sciences, 31 (1977), 67-78.
CHOMSKY, Noa: El Lenguaje y el Entendimiento ; trad. de Juan Ferraté y Salvador Oliva. Barcelona, Seix-Barral, 1986 (4ª ed.).
GARCÍA VEGA, Luis y MOYA SANTOYO, José: Juan Huarte de San Juan, patrón de la psicología española . Madrid, Ediciones Académicas, 1991.
MARAVALL, José Antonio: Antiguos y modernos. Madrid, Alianza Editorial (Alianza Universidad), 1986 (2ª ed.).
La influencia de la obra de Huarte ha sido estudiada en numerosos trabajos, de los que solamente es posible citar aquí una pequeña selección:
SALILLAS, Rafael: Un gran inspirador de Cervantes. El doctor Juan Huarte y su Examen de ingenios, Madrid, Imp. de V. Suárez, 1905.
MALLART, José: Huarte y las modernas corrientes de ordenación profesional, Estudios de Historia Social de España, 2 (1952), 113-151.
MARTÍN FRANZBACH: "Lessings Huarte-Uebersetzung (1752). Die Rezeption und Wirkungsgeschichte des 'Examen de Ingenios para las Ciencias' (1575)" in Deutschsland, Hamburg, Ibero-Amerikanisches Forschungsinstitut, 1965.
PEROUSE, Gabriel A.: L'examen des esprits du Docteur Juan Huarte de San Juan: sa diffusion et son influence en France au XVIe et XVIIe siècle, París, Les Belles Lettre, 1970.

G. Fernández San Emeterio.

Autor

  • G.F.S.E. ; Piñero (bibliografía)