Hilliard, Nicholas (1547-1619).
Miniaturista y orfebre inglés, nacido en Exeter en 1547 y muerto en Londres en 1619. Alcanzó una gran fama en la corte de Isabel I, en la realización de miniaturas, ya que se adecuaban a los gustos refinados y el clima petrarquista de la época; entre éstas destaca la de Sir Philip Sidney o la de Sir Francis Drake. Su obra más conocida es el Joven del Rosal, que remite a la melancolía de las obras de Shakespeare. Su estilo recibe la influencia de la retratística francesa, especialmente de la obra de François Clouet, con una aguda y personal elegancia basada en los colores claros. A él se atribuye, casi con toda seguridad, el tratado titulado El arte de la Miniatura, que no fue publicado hasta este siglo, con interesantes observaciones teóricas sobre esta técnica.
Una de las miniaturas más conocidas de Hilliard, es su Autorretrato, pintado en 1577, cuando solo tenía treinta años y se encontraba trabajando en Francia. En él se representa como un acicalado cortesano, y ya muestra la influencia de la pintura de Jean Clouet. En esta obra aparecen características que serán típicas de la obra de Hilliard, como la forma circular de las mismas, el mínimo sombreado y la inscripción en cursiva, con paño de oro y en latín. Se representa exclusivamente el busto. Esta miniatura no es enjoyada, sino que se encuentra pintada sobre el pergamino de una carta, costumbre que habitual en los Tudor, y de la que derivan muchas de estas obras.
La miniatura de Sir Cristóbal Hanton, realizada en 1588, cuando Hilliard ya se encontraba en Londres, es un raro ejemplo de modelo de cuerpo entero, y representa a uno de los hombres de Estado más influyentes de la corte de Isabel I. Sitúa al personaje dentro del espacio de una habitación real, donde los muebles y elementos de ésta se representan bajo las leyes de la perspectiva, gracias a lo que crea un espacio tridimensional. Sin embargo, no fue ésta la forma más utilizada en este tipo de obras, donde el personaje suele aparecer de busto y con un fondo neutro. En esta obra se aprecia la gama de colores claros desarrollada por Hilliard.
Son bastante numerosas las miniaturas realizadas al rey Jaime I, todas ellas engastadas en joyas, en muchos casos desaparecidas, y utilizadas como colgantes para ser regaladas en cortes extranjeras o algún embajador. En ellas, Hilliard desarrolla una gran minuciosidad y preciosismo en el atuendo real y una composición de medio cuerpo o de busto de gran prestancia.
El retrato inglés en miniatura
El desarrollo del retrato inglés en la miniatura, se había iniciado con Enrique VII que instaló en el palacio de Richmond una Biblioteca Real a fines del siglo XV. Para ello hizo llegar a Inglaterra a numerosos artistas borgoñones que habían sido formados como ilustradores de manuscritos, son los denominados "miniaturistas", cuya tradición arranca de las ilustraciones de libros medievales. Enrique VIII impulsa esta tradición invitando a la familia flamenca Hornebolte a Inglaterra, con lo que se convierten en los principales miniaturistas de la corte durante los años treinta del siglo XVI. Cuando Hans Holbein se instala en Inglaterra también cultiva el arte de la miniatura, pintando al menos quince piezas, que eran versiones reducidas de retratos de tamaño natural. En los años cuarenta del siglo XVI, mueren Hans Holbein y Lucas Hornebolte, produciéndose un vacío que es llenado cuando Enrique VIII invita a Levina Teerlinc, miniaturista flamenca, para que se instale en Londres, y que será la encargada de la formación de Hilliard, sin duda el mejor de todos los miniaturistas.
Hilliard, por su condición de orfebre, pudo desarrollar la miniatura enjoyada, en la que la exquisita artesanía de la plata o del oro, engarzada con piedras preciosas o con labores de filigrana y esmaltes, completaba la delicadeza de la pintura. Después de un período de varios años en la corte de los Valois, donde Hilliard conoce el arte de los Clouet, vuelve a Londres, y se convierte en el pintor preferido de la Reina, a él se debe su más famoso retrato. En los años noventa del siglo XVI, el arte de Hilliard rivaliza en la corte con el de Isaac Olivier, que graba el precioso y fantástico mundo de los bailes jacobinos. En 1617 muere Olivier y en 1619 Hilliard; tras ellos el arte de la miniatura inglesa entra en declive, coincidiendo con la aparición de artistas especializados exclusivamente en estas miniaturas.