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FísicaBiografía

Hewish, Anthony (1924-VVVV).

Físico y astrónomo británico nacido en Fowey (en la región de Cornualles) el 11 de mayo de 1924. Fue galardonado con el Premio Nobel de Física -que compartió con su compatriota Sir Martin Ryle- en 1974 "por el decisivo papel que desempeñó en el descubrimiento de los púlsares".

Nacido en el seno de una familia de clase media (su padre era banquero), fue el menor de tres hermanos y tuvo una infancia feliz en Newquay, población de la Costa Atlántica a la que se habían trasladado los suyos. Cursó allí su estudios elementales, para pasar luego a Taunton (en el condado de Somerset) y realizar su bachillerato en el prestigioso King's College.

Inclinado muy pronto hacia los saberes científicos, en 1942 ingresó en la Universidad de Cambridge para cursar la carrera de Física; pero, al año siguiente, se vio obligado a interrumpir estos estudios superiores debido a las dificultades que atravesaba su país, plenamente implicado en la II Guerra Mundial (1939-1945).

En efecto, el joven Anthony Hewish hubo de incorporarse al ejército, dentro de las Fuerzas Aéreas de su nación, en calidad de investigador de los equipos técnicos que trabajaban en el desarrollo de los aviones (Royal Aircraft Establishment, Farnborough) y las telecomunicaciones (Telecommunications Research Establishment, Malvern). Durante este período, coincidió y cooperó laboralmente con Martin Ryle, un radioastrónomo británico con el que, muchos años después, habría de compartir el Premio Nobel.

Permaneció vinculado al ejército por espacio de tres años (1943-1946), al término de los cuales regresó a la Universidad de Cambridge y reanudó sus estudios de Física, materia en la que obtuvo el grado de licenciado en 1948. Acto seguido, se incorporó al célebre Cavendish Laboratory, el centro de investigación más prestigioso de su alma mater -y, sin lugar a dudas, uno de los más eficaces del mundo-, donde continuó desplegando una intensa labor científica que le permitió doctorarse en 1952.

En calidad de investigador, y siempre vinculado a la Universidad de Cambridge, comenzó a trabajar en el Gonville and Caius College -donde había sido estudiante al comienzo de su andadura universitaria-, del que pasó al Churchill College para asumir la dirección de sus Estudios de Física. Entre 1961 y 1969, impartió clases como lector en su universidad, donde tuvo por alumna a Jocelyn Bell, una brillante astrónoma que detectó por vez primera, en 1967, una señal de radio de regularidad inusual, más tarde identificada como el primer púlsar del que se había tenido alguna prueba fehaciente (se pudo constatar que la fuente emisora de dicha señal era un estrella de neutrones en rotación vertiginosa).

Entre 1969 y 1971, Anthony Hewish fue elevado al cargo de profesor titular de la Universidad de Cambridge, donde luego fue catedrático de radioastronomía hasta la fecha de su jubilación (1971-1989). En 1977, tras el retiro de Ryle -provocado por una grave enfermedad-, asumió el cargo de director del equipo de radioastronomía del Cavendish Laboratory, para pasar finalmente a dirigir el observatorio de astronomía de Mullard (Mullard Radio Astronomy Observatory), también perteneciente a Cambridge (1982-1988).

Los púlsares

Hewish se orientó hacia los estudios de radioastronomía durante el período bélico en el que trabajó en Malvern (Telecommunications Research Establishment) donde, al margen de familiarizarse con antenas e instrumentos ópticos de larga distancia, contó con el magisterio de Jack Ratcliffe, un experto en teoría electromagnética, jefe de radiofísica en el Cavendish Laboratory, que ya había sido profesor suyo en Cambridge.

Durante muchos años, estudió la propagación de radiaciones interespaciales y se convirtió en uno de los mayores expertos mundiales en el centelleo de las estrellas. A mediados de los años sesenta, sus conocimientos sobre esta materia eran tan amplios que los instrumentos tradicionales de los que disponía para realizar su trabajo se le habían quedado muy atrasados, por lo que emprendió una campaña para obtener fondos que le permitieran construir una de las antenas más potentes jamás concebidas: el radiotelescopio del Mullard Radio Astronomy Observatory, de Cambridge, fabricado entre 1965 y 1967.

Recién concluido este magno instrumento, Hewish y su equipo de investigadores comenzaron a profundizar en el análisis de la titulación de los quásares. En el transcurso de estos trabajos, la joven estudiante de doctorado Susan Jocelyn Bell -a la sazón, ayudante del futuro Premio Nobel- detectó impulsos de microondas (u ondas de radio de muy elevada frecuencia) que procedían de un punto ubicado entre los astros más brillantes de las constelaciones de la Lira y el Águila: las estrellas de Vega y Altair.

Gracias a la potencia y precisión del radiotelescopio de Mullard, Anthony Hewish y sus jóvenes alumnos pudieron establecer que los impulsos captados por la joven Bell llegaban con un intervalo de 1'337 segundos, y que cada uno de ellos sólo duraba un veinteavo de segundo. Pero lo que más sorprendió a todos fue la regularidad de estos impulsos, que, en un principio, fueron bautizados por Hewish y su equipo como LGM, siglas procedentes de la expresión Little Green Men ("Hombrecillos Verdes"), debido a que se pensó que podían corresponder a señales de inteligencia extraterrestre.

Pero Hewish desestimó esta idea al reparar en que la energía necesaria para enviar estos impulsos tan nítidos y regulares no podía proceder de un objeto artificial. Así que, convencido de que estas señales estaban, necesariamente, generadas por algo tan potente como una estrella, en 1968 anunció oficialmente el descubrimiento experimental de los púlsares, a los que definió como pequeñas estrellas de neutrones en rápida rotación (como ya habían sido intuidos, tiempo atrás, por los físicos teóricos). Su nombre se tomó de la contracción de la expresión inglesa pulsating star ("estrella pulsante o palpitante").

En efecto, los púlsares -de los que en la actualidad se han detectado varios centenares- han sido recientemente identificados con restos de estrellas de neutrones que han hecho explosión, cuya existencia ya había sido intuida por el astrónomo de la India Subrahmanyan Chandrasekhar (1910-1995) al estudiar, en 1930, la evolución de las enanas blancas, en una época en la que sólo pudo especular teóricamente con la existencia de agujeros negros y estrellas de neutrones.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.