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Ocio y entretenimientoBiografía

Hermosilla LLanera, Manuel, “El Cirineo” (1847-1918).

Matador de toros español, nacido en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el 1 de enero de 1847, y muerto en su lugar de origen el 19 de enero de 1918. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de “El Cirineo”.

Tras foguearse por las plazas más duras de la Península, el día 30 de abril de 1967, con veinte años de edad y una afición que le pedía buscar el triunfo en cualquier parte, se embarcó para La Habana dispuesto a hallar en Ultramar la fortuna que se le negaba en suelo patrio. Una vez instalado en Cuba, pasó un par de años alistado en varias cuadrillas en calidad de banderillero, hasta que el diestro José Ponce lo admitió a su lado y se lo llevó a México como segundo espada. Cuando el susodicho Ponce abandonó México para regresar a España, Manuel Hermosilla formó cuadrilla propia en suelo azteca, donde ejerció el toreo hasta el año de 1873.

El día 18 de agosto de aquel mismo año, en las arenas gaditanas del coso de El Puerto de Santa María, Manuel Hermosilla Llanera (“El Cirineo”) se dispuso a tomar la alternativa en su país natal. Fue su padrino en aquel emotivo trance el afamado diestro sevillano Manuel Domínguez Campos (“Desperdicios”), quien le hizo solemne entrega de los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque al toro Cucharero, criado en las dehesas de Bermúdez Reina.

Tras haber ganado la borla de doctor en tauromaquia, Manuel Hermosilla partió de nuevo hacia Ultramar, para buscar esta vez un destino fijo en Montevideo (Uruguay). Pero al año siguiente volvió de nuevo a España, decidido a confirmar ante la primera afición del mundo su condición de matador de toros. Así, el día 12 de junio de 1874 hizo el paseíllo en el ruedo de Madrid, anunciado en un cartel cuyo lujoso remate pone un punto de sana envidia e inútil añoranza en el aficionado cabal de finales del siglo XX; porque era aquella tarde director de lidia, maestro de ceremonias y padrino de la confirmación el Gran Califa cordobés Rafael Molina Sánchez (“Lagartijo”), quien, en presencia de su máximo rival, el coletudo granadino Salvador Sánchez Povedano (“Frascuelo”), cedió a “El Cirineo” los bártulos con los que había de enfrentarse y estoquear al toro Espejito, que -para no desentonar entre el cumplido lujo del cartel- venía marcado en la paletilla con el hierro de la legendaria y terrorífica ganadería de Miura.

Para retirarse solemnemente del ejercicio activo del toreo, Manuel Hermosilla Llanera (“El Cirineo”) eligió el ruedo de El Puerto de Santa María, en donde, el día 26 de junio de 1910, se cortó la coleta tras haber dado lidia y muerte a un toro que atendía por Cortito, perteneciente a la vacada de don Rafael Surga. Empero, el gusanillo de la mucha afición que desde niño llevaba por dentro impulsó a “El Cirineo” a enfundarse de nuevo el traje de luces, para torear sin demasiado éxito -y ya muy castigado por el paso del tiempo- hasta bien entrado en la edad provecta. Finalmente, dio su brazo a torcer y se retiró de forma definitiva a su Sanlúcar natal, en donde la muerte puso fin a sus días cuando el animoso diestro contaba setenta y un años de edad.

Autor

  • JR.