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PolíticaHistoriaBiografía

Guzmán y Zúñiga, Francisco de. Marqués de Ayamonte (1606-1648).

Noble español nacido en 1606 y muerto en Segovia en 1648. Era el sexto marqués de Ayamonte (Huelva) y además desempeñó el cargo de gobernador de la plaza del mismo nombre y de su frontera con Portugal. Tuvo un papel significativo en la oposición de la nobleza terrateniente contra de la política centralizadora del conde-duque de Olivares, valido o privado del rey Felipe IV. Con motivo de esta oposición, ideó la conspiración nobiliaria de Andalucía, que fracasó.

El marquesado de Ayamonte era una de las ramas menos significativa de la gran casa nobiliaria de los Guzmán. Como tal estaba emparentado de forma cercana tanto con la duquesa de Braganza y futura reina de Portugal, doña Luisa de Guzmán, como con el hermano de la misma, Gaspar Alonso Pérez de Guzmán y Pimentel, noveno duque de Medinasidonia. Igualmente, y de forma mucho más lejana, tenía relación familiar con el conde-duque de Olivares, pero contra el que mantuvo una política activa en su contra.

La animadversión de la nobleza contra el conde-duque de Olivares venía dada tanto por su soberbia y modales autoritarios del mismo como por el hecho de que debido a su actividad política, el rey solicitaba cada vez mayores prestaciones y recursos de las diferentes casas nobiliarias, con lo que en el marco generalizado de crisis que existió en el siglo XVII, estas familias estaban cada vez más empobrecidas. El marquesado de Ayamonte sufrió de forma muy directa los efectos del empobrecimiento de la nobleza. Su acción efectiva contra el gobierno del conde-duque de Olivares se inició cuando después de que su pariente político el duque de Braganza se proclamó rey de Portugal con el nombre de Juan IV, se enteró de que se tramaba un complot contra este rey en favor del mantenimiento de Portugal dentro del ámbito de dominio de la monarquía hispánica, de tal forma que se apresuró a poner en conocimiento de su pariente la existencia de tal complot. Tras esto inició una labor más activa contra Olivares y se le consideró como auténtico instigador del intento de sublevación nobiliaria que con centro en Sevilla tenía lugar contra el rey en Andalucía.

Se cree que fue él quien en contacto con otros nobles portugueses del otro lado de la frontera que tenía que guardar, quienes tramaron la conspiración en sus inicios. El objetivo de esta sublevación era poco claro. Algunos autores han pensado que tenían por fin declarar independiente, con rango de reino, a Andalucía y las Indias respecto al resto de territorios de la monarquía hispánica. El de Ayamonte pensó que el futuro trono fuese asumido por el de Medinasidonia, pariente del de Ayamonte, debido a la mayor categoría y antigüedad del título, a las posesiones de su familia en aquella región y a los cargos que ostentaba en la misma. Igualmente por que su prestigio entre los otros nobles aglutinaría a estos entorno a su figura. También se ha pensado por parte de otros autores que el fin último de tal intentona era forzar a Felipe IV a que expulsara a Olivares del gobierno, ya que se le consideraba el responsable de los males que sufría la nobleza en el marco de la monarquía hispánica. Sea como fuere para llevar a cabo la sublevación se solicitó ayuda externa. Se pensó tanto en Portugal, con cuyo monarca estaba emparentado, como también en Holanda y Francia, que estaban en guerra contra la monarquía hispánica. El de Medinasidonia escribió una carta al duque de Braganza, ahora rey de Portugal, a instigación del marqués de Ayamonte. En esta carta se solicitaba su ayuda para los sublevados. Sin embargo, la persona que estaba encargada de hacer llegar la carta a su destino y que tenía por nombre Sancho, se la entregó en cambio al conde-duque de Olivares. De esta forma el intento de sublevación quedó al descubierto sin que inicialmente los sublevados tuvieran constancia de tal circunstancia. De igual forma, el conde-duque ya sabía de tal intento de sublevación mediante una red de informadores privados que le mantuvieron siempre informado de todos los asuntos que creyó conveniente. Así pues, el mensaje confirmó las sospechas que ya tenía. Con esta información en su poder el conde-duque de Olivares llamó a la corte al duque de Medinasidonia, cuya primera idea, consultada con el marqués de Ayamonte, fue la de no hacer caso de la carta en la que se solicitó su presencia e igualmente deshacerse de documentos comprometidos y luego solicitar el auxilio de las flotas holandesa y portuguesa que por aquel entonces asolaban las costas andaluzas. Sin embargo Olivares insistió en su llamamiento por lo que salió hacia la corte en Madrid mientras que el de Ayamonte permaneció en Andalucía.

El duque de Medinasidonia llegó a Madrid el 10 de septiembre de 1641 confesó su implicación y la de Ayamonte. Al duque de Medinasidonia se alojó primero en el palacio del Buen Retiro pero Olivares dio la orden y se apresó a Francisco Antonio Guzmán y Zúñiga en Andalucía. Un año después de que sucediese la sublevación, en 1641, se abrió un proceso judicial y con el que se quiso depurar las responsabilidades. Se procuró en todo momento mostrar el intento como una empresa personal dirigida tanto por el marqués de Ayamonte y del duque de Medinasidonia. Para ello se ocultó de forma consciente que había sido un intento secesionista de una aristocracia prepotente que nunca había estado completamente sometida a la autoridad del monarca. El marqués de Ayamonte fue condenado a muerte, pese a que se le prometió que sería perdonado. Pero mientras estaba encerrado y olvidado en el Alcázar de Segovia, prisión que duró siete años, sucedió la sublevación nobiliaria también independentista en Aragón, en 1648. Ante esta situación, el nuevo valido o privado del monarca, Luis Méndez de Haro recordó su caso y ordenó que se ejecutase la sentencia a muerte para que así sirviese de ejemplo a los nobles levantiscos aragoneses. Finalmente se le cortó la cabeza en el alcázar de Segovia en 1648.

Bibliografía

  • HELLIOT, J. H., El conde-duque de Olivares. Crítica, Barcelona, 1990.

MFD

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  • 0110 MFD