Guimard, Marie-Madeleine (1743-1816).
Bailarina y profesora francesa, nacida en París el 27 de diciembre de 1743 y muerta en la misma ciudad el 4 de mayo de 1816.
Hija ilegítima de Fabien Guimard y Marie-Anne Bernard, debutó en 1756 en el cuerpo de baile de la Comédie-Française, y en 1762 fue contratada en l'Académie Royale de Musique de París, compañía con la que realizó su debut con la obra Les Fêtes Grecques et Romaines, en sustitución de Marie Allard que se había lesionado un pie. Pronto obtuvo el reconocimiento de la audiencia parisina, que la bautizó como "Le Squelette des Grâces", por la expresividad que acompañaba a su extremada delgadez. Entre los ballets y tragicomedias estrenados por Guimard estuvieron: L'Opéra de Société (1762), Sylvie (1765), Amphion (1767), Ernelinde, Princesse de Norwège (1767), Omphale (1769), Ismène et Isménias (1770), La Fête de Flore (1771), Adèle de Ponthieu (1772), L'Union de l'Amour et des Arts (1773), Sabinus (1774), Les Horaces (1777), La Chercheuse d'Esprit (1778), Ninette à la Cour (1778), Mirsa (1779), Médée et Jason (1780), Thésée (1782), Le Premier Navigateur (1785), Alcindor (1787) y Aspasie (1789), la mayoría creados especialmente para ella.
La extremada pobreza con que había vivido su infancia contrastaba con la gran fortuna acumulada durante todos sus años de éxito en l'Académie de París, que le permitió ser propietaria de una mansión en el centro de la ciudad, conocida como el "Templo de Terpsícore", decorada por Jean-Honoré Fragonard, uno de sus muchos amantes. La casa incluía un teatro, con capacidad para quinientas personas, que la bailarina estrenó en 1772 y convirtió en el centro de reunión de la aristocracia francesa. Marie-Madeleine Guimard apoyó en 1781 a Maximilien Gardel en su candidatura a maestro de ballet de l'Académie, en oposición a Jean-Georges Noverre con quien había mantenido una buena amistad, que recuperó unos años más tarde en Londres. Se retiró en 1789 para casarse con el bailarín y poeta Jean-Etienne Despréaux, 18 años más joven que ella. Padeció penurias económicas tras perder, con la llegada de la Revolución Francesa, la pensión que el rey Luis XV le había asignado unos años atrás.
C. Paris / J. Bayo
