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HistoriaPolíticaBiografía

Grúa y Talamanca, Miguel de la (1750-?).

Militar y administrador colonial español, virrey de Nueva España desde 1794 hasta 1798, nacido en Sicilia en 1750 y del que se desconoce la fecha de fallecimiento.

Capitán del ejército español y marqués de Branciforte, estaba casado con María Antonia Godoy, hermana de Manuel Godoy, favorito del rey Carlos IV y primer ministro. Sucedió al conde de Revillagigedo en el virreinato en 1794. Según de la Torre, “se preocupó por la defensa del virreinato reforzando los puntos neurálgico-costeros, reorganizó el ejército y proporcionó recursos a la metrópoli a costa de préstamos y donativos”. También se interesó por la minería y el comercio, abrió nuevos puertos e impulsó el comercio con las Antillas.

Durante su gestión se creó la Sociedad Económica Mexicana de Amigos del País, a semejanza de las españolas. Introdujo la vacunación contra la viruela y trató de aplacar el hambre del pueblo, haciendo fabricar pan más barato. Se le acusó de falta de honestidad administrativa y de estar sujeto a los caprichos de Godoy. Fue notorio por su avaricia y venalidad.

Su llegada coincidió con la decisión de la Junta superior de Hacienda de levantar la prohibición de los repartimientos de indios, tema que estaba en discusión desde la época del virrey Revillagigedo. Como resultado de las consultas sobre la conveniencia de volver al viejo sistema, Branciforte pasó el asunto a una junta especial constituida por seis jueces de la audiencia de México que, en junio de 1795, dio su apoyo por mayoría de votos a la decisión de la Junta Superior. A partir de este momento, los subdelegados territoriales en todo el virreinato pudieron vender artículos a crédito a sus súbditos indígenas y anticiparles dinero en efectivo sobre futuras cosechas. Aunque la Junta reconocía que se podían cometer abusos, también señalaba que, en realidad, muchos subdelegados habían mantenido los repartimientos a pesar de la prohibición. Se añadía que de este modo se estaba dando status legal a una situación de hecho.

Branciforte ordenó que todas las quejas sobre repartimientos se presentaran directamente ante el virrey y que ningún otro tribunal de México pudiera intervenir, aunque desde Madrid el Consejo de Indias siguió dictando anatema contra el sistema de repartimientos, por lo que en 1797 exigió al virrey que se ajustara a las ordenanzas

En 1795 Branciforte se enfrentó a otro problema grave: el establecimiento de los Consulados de Veracruz y Guadalajara, especie de gremios mercantiles independientes, formados por los almaceneros de las zonas. Su función era fomentar el comercio, reunir información económica y construir caminos. Se les concedió el derecho al 0,5% de todas las mercancías que entraran en su jurisdicción. El consulado de Veracruz quería comerciar directamente con las provincias sin que las mercancías pasaran por la ciudad de México. Su enfrenamiento con el virrey fue muy duro. Uno de sus miembros más destacados fue Tomás Morfi (o Murphy), malagueño descendiente de irlandeses, corresponsal de la firma inglesa Murphy and Eliot, que mantenía estrechas relaciones con los ingleses de Jamaica (sus familiares eran conocidos liberales establecidos en Cádiz y Londres). Branciforte se enfrentó al consulado de Veracruz, irritado por su independencia y porque sostenía correspondencia directa con la Corona. Mientras apoyaba al consulado de México, se opuso rotundamente a que funcionaran los otros dos establecimientos. Pero, al parecer, Madrid era favorable al consulado de Veracruz y aprobó un proyecto de camino entre Veracruz y México, que se inició en 1803.

Otra actividad de Branciforte fue terminar la obra comenzada por el visitador José Galvez, que había iniciado la militarización de la sociedad colonial. El virrey Revillagigedo había disuelto los cuerpos de milicias porque eran de escasa utilidad, pero Branciforte, que encontró en ellos la posibilidad de malversar fondos, revivió a gran escala la creación de fuerzas de voluntarios de la Nueva España, que se multiplicaron por todo el virreinato. Los coroneles de estos regimientos pagaban fuertes sumas por su nombramiento. Acusado de corrupción y de vender empleos y grados militares, fue sustituido por Miguel José de Azanza.

Más tarde, al iniciarse la Guerra de la Independencia, se inclinó a favor del rey José Bonaparte, por lo que se decretó la anulación de los honores y prebendas que se le habían concedido anteriormente. En Nueva España se confiscaron sus propiedades y bienes.

Bibliografía

  • BRADING, D. A. Mineros y comerciantes en el México borbónico. 2a ed. FCE. México, 1985

  • TORRE, E. de la. La Independencia de México. Editorial Mapfre. Madrid, 1992.

M. Ortuño

Autor

  • 0106 M. Ortuño