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HistoriaReligiónBiografía

González de Mendoza, Pedro (ca. 1515-1574)

Religoso español, obispo de Salamanca y primer ayo de Felipe II. Nació en Guadalajara a principios del siglo XVI y murió en Salamanca en el año 1574. Hijo del cuarto duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza y Pimentel, y de Isabel de Aragón, sobrina de Fernando el Católico. Fue preceptor del heredero al trono durante los primeros años de éste y ocupó puestos destacados tanto en la corte de Carlos V como en la de Felipe II.

Sus primeros años transcurrieron en el Palacio del Infantado, situado en su ciudad natal, Guadalajara. Pedro González de Mendoza fue uno de los trece hijos de Íñigo López de Mendoza; su padre, a pesar de que tuvo cierta consideración en la corte del emperador, nunca ocupó ningún cargo político, posiblemente por sus simpatías hacia el movimiento comunero (1517-1522), el cual ocurrió en los primeros años del reinado de Carlos V.

Al no ser el heredero de ningún título y como sucedió en otras casas nobiliarias González de Mendoza fue destinado a ejercer la carrera eclesiástica. Estudió cánones en la Universidad de Alcalá de Henares, por lo que se hizo conocedor de los libros considerados sagrados por la Iglesia Católica, y tras este primer paso llegó a la Universidad de Salamanca donde estudió leyes. Una vez finalizada su educación ocupó el puesto de abad de Santillana y fue arcediano de Talavera.

Su carrera continuó en la corte, hombre de una conducta intachable se ganó el aprecio y la confianza de los emperadores por lo que fue designado mayordomo mayor. Una de sus ocupaciones principales fue hacerse cargo de la crianza del príncipe de Asturias, el futuro Felipe II. La emperatriz, Isabel de Portugal, procuró en todo momento estar junto a su hijo, pero aparte de sus cuidados era necesario que este tuviera, desde su más tierna infancia, un maestro que le instruyera en el protocolo de la corte, que le ofreciera una sólida formación religiosa y que a su vez le inculcara toda una serie de valores, que en opinión de Carlos V, debía poseer el heredero al trono para ocupar su puesto.

Como ayo del príncipe debía informar puntualmente al emperador, que se encontraba en sus territorios del norte de Europa, sobre los progresos y los acontecimientos que rodeaban la infancia del heredero. Las cartas que envió Pedro González de Mendoza son un testimonio muy importante, no sólo de la educación de Felipe II sino también de la vida dentro de la corte, ejemplo de ello es este fragmento de una misiva enviada a Carlos V con motivo de un viaje de la emperatriz con sus hijos a Aranjuez: (…) El Príncipe fue con S.M. y anduvo en su mulica sólo y hallóse muy bien; en el campo comió y durmió mejor que lo hacía en el lugar. No podían con él que entrase en las carretas, con S.M: , deseaba que llevasen allá a la señora Infanta, que se halla muy bien en su compañía por donde parece que no será mal galán (…). Don Pedro permaneció en el cargo de ayo durante los primeros años del príncipe, hasta que este cumplió seis años, en este momento el emperador decidió sustituirle por otro noble. Carlos V opinaba que era hora de que su hijo tuviera casa propia y que dejara de estar rodeado de las excesivas atenciones de las damas de su madre, por este motivo eligió a Juan de Zuñiga, el cual contaba con su entera confianza y fue un segundo padre para el príncipe. Por lo que respecta a Pedro, algún tiempo después fue nombrado obispo de Salamanca.

En el año 1554 González de Mendoza formó parte del séquito que acompañó a Felipe II a Inglaterra para celebrar el matrimonio, con la reina de ese país, María Tudor. Ciento veinte naves, treinta de ellas con soldados, y algunos de los colaboradores más importantes del monarca, como el duque de Alba, marcharon para ser testigos de la boda. Fue un gran honor para don Pedro ser elegido para este viaje, ya que el matrimonio era considerado como un asunto de Estado de máxima prioridad, puesto que la alianza con Inglaterra era muy importante para el mantenimiento de la hegemonía de España en Europa; y además suponía un duro golpe para los intereses de los protestantes, ya que tras la muerte de Enrique VIII, el cual tras su divorcio de Catalina de Aragón, había sido excomulgado y se había constituido como jefe de la Iglesia Anglicana; una católica ferviente, su hija María había llegado al poder. De este modo el matrimonio de ambos reyes podía suponer la desaparición de esta iglesia y con ello la pérdida por parte de los protestantes del norte de Europa de un importante aliado al otro lado del Canal de la Mancha.

La última misión importante que llevó a cabo González de Mendoza como obispo de Salamanca fue su participación en el año 1561 en el Concilio de Trento. Este concilio, iniciado durante el reinado de Carlos V, supuso la reunión de los teólogos y expertos en leyes más importantes del momento y el nacimiento de la idea de la Contrarreforma. Hay que destacar que mientras estuvo destacado en Italia, Pedro, redactó una crónica con los acontecimientos más importantes.

En el año 1574 Pedro González de Mendoza murió en Salamanca; tras su funeral y el homenaje recibido como obispo de la ciudad, sus restos fueron enterrados en Guadalajara.

Bibliografía

  • JOVER ZAMORA, J.M. (dir) "España en tiempo de Felipe II", en Historia de España de Menéndez Pidal. Vol XXII. Primera y segunda parte. Madrid: Espasa Calpe, 1994.

  • FERNANDEZ ALVAREZ, MANUEL. Felipe II y su tiempo. Madrid: Espasa Calpe, 1998.

Autor

  • Cristina García Sánchez