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HistoriaBiografía

Gómez, Máximo (1836-1905).

General cubano, nacido en Bani (República Dominicana) el 18 de noviembre de 1836 y fallecido en La Habana el 17 de junio de 1905. Célebre revolucionario y militar con excelentes cualidades, luchó en las tres guerras de la Independencia de Cuba dentro del Ejército Libertador y fue nombrado ciudadano cubano por nacimiento en agradecimiento a los servicios prestados a la isla de Cuba durante más de treinta años.

Procedente de una familia acomodada, recibió la mejor educación posible teniendo en cuenta que residía en una pequeña población. En 1855 se alistó en un regimiento de caballería que luchaba contra la invasión haitiana a la República Dominicana. Al ser evacuado su país por los españoles, se vio envuelto en una guerra civil que le obligó a salir de la isla y a dejar allí todas sus posesiones. En ese momento se trasladó a Santiago de Cuba, a un pueblo cercano a Bayamo, en donde trabajó como agricultor para sacar adelante a su madre y a sus dos hermanas.

Empezó a conocer a los cubanos que en ese momento estaban conspirando por la independencia cubana. En 1868 se unió al ejército sublevado del líder revolucionario Carlos Manuel de Céspedes con el grado de sargento; pero el 18 de octubre de ese mismo año el general lo ascendió a Mayor General. Al año siguiente siguió dirigiendo a los ejércitos insurrectos y se puso al frente de una división que tenía que operar en Holguín.

A principios de 1870 luchó en una serie de combates donde consiguió varias victorias gracias a su capacidad de organizar emboscadas. Ese mismo año murió el General Mármol, a quien sustituyó en el cargo de Primer Jefe del distrito de Cuba. En 1871 combatió en varias ocasiones contra el entonces coronel Martínez Campos, y llegó a invadir Guantánamo.

En 1872, por una cuestión de protocolo con el General Céspedes, que era el presidente de los revolucionarios, y a pesar de gozar de mayor prestigio, tuvo que ser destituido por un año, tiempo que permaneció retirado en la montaña junto a varios de sus hombres.

De nuevo como jefe del ejército, en diciembre de 1873 obtuvo una brillante victoria en Palo Seco que supuso la muerte del coronel español Vilches, lo que le valió la fama y el temor de sus enemigos a partir de entonces.

En 1875 combatió en Camagüey de las Villas y fue herido, aunque no de gravedad. Una vez recuperado de sus lesiones volvió al campo de combate, y en octubre del año siguiente fue nombrado Secretario de la Guerra, cargo en el que se mantuvo hasta en final de la insurrección. Al firmarse la paz de Zanjón, se trasladó a Jamaica y luego a Honduras, donde fue nombrado general de división del ejército del país. Allí coincidió con los principales jefes revolucionarios cubanos y en 1885 se marchó a Estados Unidos para preparar la siguiente revolución cubana. En 1892 se unió a José Martí, líder del Partido Revolucionario Cubano. En 1895, tras el grito de Baire y Gómez como General Jefe del Ejército Libertador, los revolucionarios cubanos invadieron de nuevo su patria con intención de conseguir la independencia.

En esta ocasión volvieron a ponerse de manifiesto las dotes de Máximo Gómez como estratega militar. En concreto, su invasión al occidente de la isla de Cuba, ejecutada junto a Antonio Maceo, su lugarteniente, es hoy por hoy una de las mejores hazañas de la historia militar.

Cuando el Gobierno español entregó el dominio de la isla a Estados Unidos, Gómez, frustrado, permaneció con su ejército en el campamento y mostró su intención de no moverse hasta obtener la promesa de los americanos de que iban a constituir la República de Cuba y entregar recursos económicos a sus soldados. Los americanos, al comprobar la influencia de Máximo Gómez en el pueblo cubano, decidieron acceder a sus demandas a través de unos emisarios que enviaron al campamento. En cuanto se hizo efectiva la garantía, licenció a su ejército y se marchó a La Habana, donde fue recibido bajo el clamor popular. Pero la Asamblea constituida según la Constitución del Gobierno Revolucionario consideró que se había excedido en sus funciones y le destituyó de su cargo, aunque sólo fue a título nominativo porque todos los cubanos siguieron considerándole como el generalísimo de las fuerzas cubanas.

En 1916, el gobierno cubano decidió construir un monumento a la memoria de Máximo Gómez, que se situó en el Parque de Colón de Cuba. Máximo Gómez también desarrolló su faceta de escritor. Sus trabajos, entre los cuales destaca el titulado Recuerdos a mis hijos (1881), versan sobre las campañas militares en las que participó.

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