Germánico, Julio César (15 a.C.-19 d.C.).
General y poeta romano, también conocido como Tiberio Druso Claudio Nerón Germánico, nacido en el año 15 a.C. y muerto en el 19 d.C.
Criado en el seno de una familia imperial romana, fue hijo de Nerón Claudio Druso y Antonia, y adoptado por su tío Tiberio Claudio Nerón (42 a.C.-37 d.C.). El apodo de “Germánico” lo tomó tras la muerte de su padre. Casó con Agripina, nieta de Cayo Octavio Augusto. Inició su carrera militar al servicio de Tiberio en Panonia (7-8 d.C.); posteriormente participó en la campaña contra los dálmatas (9 d.C.) y en Germania obtuvo un triunfo militar en el 17 d.C., donde ejercía como cónsul desde el 12. Murió en Antioquía, antigua ciudad de Siria, en extrañas circunstancias.
Educado con esmero, fue un hombre brillante tanto en el terreno militar como el literario, siguiendo así la tradición romana de generales y políticos que repartieron su vida en ambos ámbitos: la guerra y las letras (Julio César o Salustio son los más famosos ejemplos). Ovidio, Plinio “el Viejo” y Tácito dan noticias sobre su poesía.
Obra: estructura y fuentes
La tradición manuscrita ha preservado hasta la actualidad una paráfrasis o versión suya en hexámetros latinos de los Phænomena de Arato (siglo III a C.), tratado sobre los fenómenos celestes. Su poema consta de 725 versos con el título de Aratea, en homenaje al astrónomo griego. Su obra debió de ser escrita después del 14 d.C., año de la muerte de Octavio Augusto, pues el verso 558 contiene un apóstrofe a este emperador. Germánico tradujo un tanto adaptado a su propio pensamiento y a los nuevos conocimientos de su tiempo los Phænomena de Arato. En este aspecto de actualización científica, se ayudó de los descubrimientos astronómicos del alejandrino Hiparco de Nicea (170-125 a.C.). El poeta latino aporta nuevos pasajes, inexistentes en Arato, como los mitos astrales de la Osa Mayor, Orión, Argo o la Corona Austral, así como la descripción del Zodiaco (versos 351-564). Una versión latina del poema de Arato ya había sido realizada por la musa de Cicerón. El orador latino había sido un traductor razonablemente fiel, pero Germánico escribió con otro espíritu, bajo el Principado. Y así, por ejemplo, Arato y Cicerón comienzan por invocar a Júpiter o Zeus como soberano de los fenómenos celestes, entre otros poderes. Germánico, en cambio, se dirige a su padre adoptivo Tiberio como divinidad garante de la paz universal. Esta invocación es conforme a la ideología del Principado, presupuesto inaceptable para el republicano Cicerón. Otra fuente utilizada por Germánico es el poema didáctico Astronomica de su coetáneo Marco Manilio.
Al proemio de Aratea sigue una relación de las constelaciones del norte y del sur del cielo, de los círculos celestes y de los sincronismos de apariciones y puestas astrales.
A este cuerpo literario de 725 versos hay que añadir seis fragmentos relativos a los signos celestes y a los planetas, así como tres epigramas: Anthologia Latina 708, que tiene una versión griega (Anthologia Palatina IX 387), Anthología Latina 709 (=Anthologia Palatina VII 542), y Anthologia Palatina IX 17-18.
Técnica y estilo
El propósito poético de Germánico era disponer en verso los conocimientos científicos en el campo de la astronomía —un material, de por sí, árido— de acuerdo con los principios de los tiempos helenísticos: erudición, brevedad y cuidada estructuración. Con todo, el verso técnico en Roma ya había sido estandarizado y existía entonces una rica tradición de poesía didáctica, cuyo más pulido logro había sido el De rerum natura de Lucrecio. Los poetas contemporáneos sentían un especial interés por la adaptación de los temas tratados a la moral convencional de los primeros tiempos imperiales: las constelaciones, verbigracia, son presentadas como dioses, de acuerdo con los postulados estoicos. De ahí que el poema de Germánico gane en emoción y pierda en inmediatez gráfica respecto del modelo griego. Un ejemplo de esta libertad compositiva en parangón con Arato es su pintura de la huida de Astrea o Justicia del mundo: la descripción pone de relieve un comentario moral por encima de la personificación, donde el original es abstracto y sin colorido. Dice así (120-33):
“Pero desde que creció la edad de plata, más horrenda, (Justicia) visita menos las ciudades manchadas por los fraudes y de tarde en tarde desciende desde los excelsos montes con su rostro velado y ocultando bajo su velo sus mejillas entristecidas, no está junto a lar de nadie ni junto a los penates. Sólo, cuando notó al vulgo tembloroso y a su muchedumbre, les increpa diciendo: ‘¡Oh raza olvidada de sus padres primeros, ójala degeneres siempre y siempre hayas de vivir mermada! ¿Por qué me invocáis con súplicas a mí, cuya práctica te es ajena? Debo buscar una nueva sede para mi; cederé vuesta edad en manos de rudas costumbres y de crímenes cruentos’. Tras proferir estas palabras, se aleja con su alado curso sobre los montes, dejando a los pueblos atónitos, temiendo desgracias mayores”.
Pervivencia
La obra de Germánico fue usada por Lactancio, y a Prisciano debemos una línea sobre este autor latino (frag. 6). La Edad Media leyó su poema astronómico para documentarse sobre la materia. El jurista y teólogo holandes Hogues van Groot (1483-1565) tuvo muy presente la Aratea.
Bibliografía
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Ángel Jacinto Traver Vera