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PolíticaHistoriaBiografía

García I. Rey de Asturias y de León (ca. 870-914)

Primer rey de León desde el 20 de diciembre del año 910 hasta la fecha de su muerte. Nacido aproximadamente entre los años 870 y 871 y muerto en Zamora en el año 914. Hijo de Alfonso III, ocupó el poder en vida de su padre tras encabezar una sublevación en su contra, aunque su reinado no dio comienzo oficialmente hasta la muerte de éste.

Hijo primogénito del monarca astur Alfonso III el Magno y de la esposa de éste, Jimena, fue bautizado con el nombre de García en honor a su abuelo materno, el rey de Navarra García I Iñiguez. Pero a pesar de su condición de heredero, apenas disponemos de datos biográficos sobre los primeros años de su vida. De este modo su nombre aparece registrado por primera vez en la documentación cortesana el 24 de junio del año 886, cuando García debía contar aproximadamente con unos 16 o 17 años. Desde este momento su firma aparece junto a la de su padre en numerosos documentos, pero los distintos cronistas, posiblemente por las extrañas circunstancias que le llevaron a ocupar el trono de León, no hicieron referencia en sus obras a los aspectos que rodearon su vida hasta que prácticamente no subió al trono, por lo que la información que disponemos sobre él se encuentra muy fragmentada.

Algunos estudiosos han afirmado, tras examinar las crónicas, que García debió sentir durante toda su juventud y gran parte de su madurez, celos de su hermano, el futuro Ordoño II, puesto que éste desde su nacimiento fue el hijo predilecto de Alfonso III y además fue nombrado gobernador de Galicia aproximadamente en el año 897, con lo cual quedó clara la intención del monarca de asociarle al trono. Pero el gran protagonismo que alcanzó su hermano, no implicó que García no realizara importantes servicios para su padre, ya que el monarca le encargó dirigir la repoblación de la ciudad de Zamora. Fue en este lugar donde parece que García entró en contacto con importantes miembros de la nobleza castellana, a la que siempre estuvo muy vinculado desde que contrajo matrimonio aproximadamente en el año 896, con una dama natural de este territorio llamada Munia o Nuña, la cual era hija del conde de Amaya, Nuño Fernández.

Con respecto al matrimonio de García, es preciso señalar que la firma de Munia aparece en contadas ocasiones junto a la de su esposo en los documentos que se elaboraron en estos años, e incluso cuando éste ocupó el trono leonés. Así en opinión de algunos autores este hecho puede ser una prueba de que la pareja no tuvo una relación muy estrecha durante los años que duró su matrimonio, circunstancia que debió agravarse por la falta de herederos. Pero a pesar de la aparente distancia que existió entre ellos, es evidente que García mantuvo una sólida relación con su suegro, el citado conde Nuño, ya que éste fue uno de sus principales apoyos en la sublevación que encabezó en contra de su padre.

Es imposible precisar cuales fueron los motivos que impulsaron a García a enfrentarse directamente a Alfonso III en el año 909, debido al escrupuloso silencio que guardaron la mayor parte de los cronistas sobre estos acontecimientos, aunque tradicionalmente se ha considerado que éste al sentirse desplazado por su hermano Ordoño, que continuaba ocupando el puesto de gobernador de Galicia, decidió rebelarse con el fin de obtener lo que legítimamente le pertenecía como primogénito. Fueran cuales fueran sus motivos, parece claro que su estancia en Zamora fue crucial para entender su comportamiento, ya que es posible que algunos de los nobles que colaboraron con él en la repoblación, le animaran a enfrentarse directamente a su padre.

No tardó en reaccionar Alfonso III, ya que tras recibir la noticia acudió con un poderoso ejército a poner sitio a la ciudad, la cual capituló poco tiempo después. Tras estos sucesos García fue conducido al castillo de Gozón, donde fue encarcelado por su traición. Pero el castigo impuesto fue considerado excesivo por la mayor parte de sus familiares, sobre todo por su madre, y no tardaron en aparecer las protestas, las cuales rápidamente se convirtieron en manifestaciones claras de rebeldía. Ignoramos cuál fue la reacción de los hijos de Alfonso III, pero el movimiento de rebeldía que surgió en apoyo de García obligó al monarca a renunciar al trono y a repartir entre sus hijos sus posesiones con el fin de evitar una guerra civil.

No debió ser fácil para García adaptarse a la nueva situación, ya que desde un principio se pudo observar que siempre hubo una barrera entre él y sus súbditos por los métodos que había utilizado para hacerse con el poder. Así probablemente con el fin de ganarse la confianza de éstos no se hizo coronar rey hasta que se produjo la muerte de su padre y dio su consentimiento para que Alfonso dirigiera una expedición militar por tierras de al-Andalus en el año 910.

Durante su primer año de reinado, según nos indica la Crónica de Sapiro, García I concentró gran multitud de soldados y salió en persecución de los árabes, ante los cuales obtuvo una notable victoria, la cual le proporcionó importantes beneficios. Aunque nos es desconocido el lugar exacto en el que tuvo lugar la confrontación algunos historiadores opinan que encaminó sus pasos a Talavera. Los años siguientes el rey de León desarrolló en la margen izquierda del Duero una intensa labor repobladora, con la intención de completar la obra iniciada por Alfonso III. Así reforzó la línea de fortalezas existente entre Zamora y Simancas, dedicando especial atención a las defensas de Roa, Peñafiel y Osma en la zona Este; a la de Clunia en el interior y las más alejadas de Coca y Aza. Además el rey se mostró interesado en ampliar sus territorios, motivo por el cual también realizó algunas campañas militares en el alto Duero.

Por lo que respecta al interior del reino de León, hay que señalar que disponemos de pocos datos para evaluar su política, puesto que los cronistas no consideraron dignas de mención ninguna de las actuaciones que llevó a cabo durante su breve reinado. Tampoco los documentos emanados de la Cancillería Real son concluyentes en este sentido, ya que la mayor parte de ellos son donaciones y contratos de compra y venta.

El breve reinado de García I finalizó en el año 914 cuando contaba aproximadamente con 44 años de edad, aunque las crónicas cristianas apuntan diferentes fechas, motivo por el cual nos resulta imposible precisar el momento exacto de su muerte. Sí son unánimes todas ellas en señalar que éste pereció por causas naturales en la ciudad de Zamora. Llegados a este punto es interesante mencionar que el cronista árabe Ibn Idhari señaló que el monarca leonés falleció el 19 de marzo del 914 en Arnedo, ciudad a donde había acudido tras firmar una alianza con el rey de Navarra, Sancho Garcés, para luchar en contra de los musulmanes. Dichos acontecimientos que fueron silenciados por las citadas crónicas cristianas, pudieron ser ciertos, puesto que aunque parece poco probable que García I falleciera en Arnedo es posible que la causa de su muerte fueran las heridas que recibió.

Los restos del monarca fueron depositados en la catedral de Oviedo junto a los de sus antepasados, tras lo cual los nobles del reino llamaron al futuro Ordoño II para que se hiciera cargo del reino.

Bibliografía

  • CASARIEGO, J. E. Crónicas de los Reinos de Asturias y León. (León, Everest, 1985).

  • FERNÁNDEZ CATÓN, J. M. El reino de León en la alta Edad Media. La monarquía astur-leonesa. De Pelayo a Alfonso VI (718-1109). (León, Taravilla, Impresor, 1995)

  • RODRIGUEZ FERNÁNDEZ, J. Reyes de León: García I (910-914), Ordoño II (914-924), Fruela II (924-925), Alfonso IV (925-931). (Burgos, La Olmeda, 1997).

Autor

  • Sagrario Arenas Dorado; Cristina García Sánchez