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FilosofíaLiteraturaBiografía

Foucault, Michel (1926-1984).

Filósofo francés, nacido en Poitiers, en 1926, y muerto el 25 de junio de 1984. Estudió en la École Normale de París; se licenció en Filosofía por la Sorbona en 1948, y en Psicología en 1949. Posteriormente, en 1952, obtuvo el diploma en Psicología Patológica, y en 1961 se doctoró con el trabajo Locura y sinrazón. Historia de la locura en la época clásica. Fue profesor de filosofía en las facultades de Letras de Clermont-Ferrand y Paris-Vincennes. En 1970 ingresó como profesor en el Collège de France, donde ocupó la cátedra de Historia de los Sistemas de Pensamiento hasta su muerte. Fue precisamente a partir de su ingreso en esta institución cuando su reputación internacional se vio consolidada gracias, en parte, a las numerosas conferencias y cursos que impartió por todo el mundo.

Se considera que Foucault es uno de los principales filósofos representantes del estructuralismo francés, si no el principal; si bien esta corriente del pensamiento está dotada en él de un cariz peculiar, que ha llevado a algunos intérpretes a hablar de su doctrina como un "estructuralismo sin estructuras". Interesado especialmente en el ámbito de la historia y de las ciencias sociales, Foucault comparte con los estructuralistas ese afán de abandonar el estudio superficial de la historia como conjunto o serie de los acontecimientos, para centrarse en un análisis más profundo de la misma como resultado del cual se desvele cierta estructura subyacente de la que los acontecimientos son simples manifestaciones. Sin embargo, este análisis que Foucault llama "genealógico" y "arqueológico" de la historia (ya que trata de descubrir el origen y sustrato de las concepciones del mundo que han estado vigentes a través de los tiempos) desvela precisamente una carencia de estructuras estables y permanentes, y muestra más bien una compleja red de factores cambiantes que se entrecruzan y que están estrechamente relacionados con las relaciones de saber y poder que se establecen en las distintas sociedades. Dichas relaciones no dependen en último extremo del sujeto, del hombre, sino que, al contrario, es dicho sujeto el que se ve arrastrado y "vapuleado" por los mecanismos de poder y de saber (que al fin y al cabo acaban siendo la misma cosa) que inocentemente cree controlar. Si cabe hablar de estructuras en la filosofía de Foucault, se trata en cualquier caso de estructuras que no tienen sujetos. Precisamente, el filósofo francés se muestra explícitamente contrario a ese afán de protagonismo del hombre en el marco de las ciencias sociales, que le ha llevado a considerarse a sí mismo como el problema más importante y constante del saber humano. "El hombre -escribe- es una invención cuya reciente fecha es fácilmente mostrada por la arqueología de nuestro pensamiento. Y con ello se muestra acaso su fin."

Es frecuente estructurar la evolución del pensamiento de Foucault en tres etapas distintas: la etapa arqueológica (de 1961 a 1969), la etapa genealógica (de 1971 a 1976) y la etapa de las tecnologías del yo (a partir de 1978), caracterizadas supuestamente cada una de ellas por las diferencias en el método de análisis histórico empleado. Sin embargo, sería más legítimo hablar no de periodos distintos, sino de círculos cada vez mayores de análisis, cada uno de los cuales va integrando en sí las etapas anteriores, dotándolas de posibilidades nuevas y cada vez más amplias de interpretación. De cualquier forma, es posible rastrear en la evolución de la filosofía foucaultiana ciertos rasgos comunes y característicos; así, por ejemplo, sus principales obras empiezan centrándose en algún tipo de "invento" reciente (las ciencias humanas, las "ciencias psi-", las prisiones, la sexualidad...), para terminar anunciando su inminente fin; también es constante en él el interés por descubrir y mostrar cómo se han ido formando algunos de los pilares fundamentales de nuestro presente, o cómo se constituyen y legitiman los discursos denominados "verdaderos", o la pregunta por las condiciones de posibilidad de ciertas experiencias (como la enfermedad mental, los mecanismos de represión y castigo de las conductas "anormales", la relación entre sexualidad y moralidad...), intentando dilucidar cuándo, por qué y en qué circunstancias surgieron. Las conclusiones que pueden extraerse de sus estudios muestran que nuestras experiencias, prácticas y discursos sobre el enfermo, el loco, el delincuente, etc., no son más que inventos recientes que surgen a partir de ciertas relaciones entre saber y poder que las han hecho posibles. Lejos de intentar justificar de algún modo el discurrir de la razón moderna, el propósito de Foucault es, en sus propias palabras, trazar una ontología del presente como intento de "creación de libertad"; mostrar el origen de ciertas prácticas y discursos que han llegado a considerarse "normales" en base a una trama compleja de inercias que limitan y constriñen la creación de nuevas posibilidades, y con ello rechazar enérgicamente la confusión habitual en nuestros días entre lo normal y lo moral, resaltar que lo normal no siempre es "lo bueno" y defender la disensión y el "derecho a la diferencia".

Estas notas generales del pensamiento de Foucault se plasman efectivamente en sus obras principales. Su primer trabajo, Enfermedad mental y personalidad (1954) inaugura el interés del autor por el tema de la locura y su afán de poner al descubierto la historicidad de la misma; su Historia de la locura en la época clásica (1961) continúa en esta línea: se trata de un recorrido desde el Renacimiento, pasando por los siglos XVII y XVIII, hasta el siglo XIX, en el que se establecen dos cortes fundamentales. El segundo de estos cortes, producido en el siglo XVIII, es el que trae consigo la patologización de la locura como tal y la aparición del papel del médico como "hombre prudente". En Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias sociales (1966), Foucault plantea la interrogación acerca de lo que es imposible pensar y acerca del tipo de imposibilidad de que se trata, y confiesa su sospecha de un desorden que exige ordenamientos empíricos dentro los cuales los hombres sepan a qué atenerse y se reconozcan a sí mismos; ordenamientos que, por otra parte, nada tienen que ver con una presunta razón universal. La arqueología del saber (1969) desvela la posibilidad de un saber sin sujeto, un saber que depende de apriorismos puramente históricos, y nunca universales, y que por lo tanto es ajeno a las continuidades forzadas de la razón, al alimentarse de un reducto temporal de prácticas discursivas y acontecimientos "manipulables". Vigilar y castigar (1975) , una de sus obras más famosas, se centra como su subtítulo indica en el poder de normalización de la sociedad disciplinaria moderna, poder ejercido por una serie de dispositivos "carcelarios" camuflados, supuestamente destinados a funciones más positivas como socorrer, curar, educar; se trata de una historia de la razón punitiva moderna, que descubre todo un conjunto de tecnologías sociales, a partir de las cuales se ejerce un control más estricto sin duda que el que se ejercía en las sociedades tradicionales, y que se basan en la vigilancia como herramienta indispensable de dicho control. Por último, en la Historia de la sexualidad, publicada en tres volúmenes: I, La voluntad de saber (1976); II, El uso de los placeres (1984); y III, La inquietud de sí (1984) -el cuarto volumen, Las confesiones de la carne, permanece inédito-, Foucault se propone rastrear las etapas por las que los hombres han llegado a comprenderse a sí mismos en las sociedades occidentales como seres sexuales, a la vez que relaciona el concepto sexual que cada uno tiene de sí mismo con la vida moral y ética del individuo. El primer volumen se centra en la indagación sobre las formas por medio de las cuales los individuos pueden y deben reconocerse como sujetos morales, mientras que los dos últimos constituyen una historia del deseo que parte de la pregunta: ¿por qué en la antigüedad grecorromana el comportamiento sexual fue objeto de una preocupación moral, precisamente allí donde no existían sistemas políticos o religiosos de prohibición?

Otras obras del autor son: Raymond Roussel (1963), Nietzsche, Marx y Freud (1965), El nacimiento de la clínica. Arqueología del examen médico (1966), y Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano... (1977); además, se han publicado numerosas "conversaciones" de Foucault con distintos personajes y un debate con Noam Chomsky sobre "La naturaleza humana. ¿Justicia o poder? ". Es también el autor de una larga introducción de ciento veintiocho páginas y las notas a la traducción francesa de la obra de Ludwig Binswanger Traum und Existenz (Le rêve el l'existence, 1954).

Veinte años después de su muerte, Foucault se reveló como un extraordinario autor teatral, tras el estreno durante el Festival de París de 2004 de la obra Michel Foucault, choses dites choses vues, una adaptación de sus textos más representativos realizada por el dramaturgo Jean Jourdheuil.

Autor

  • Anabel.