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HistoriaReligiónBiografía

Fiore, Gioacchino da (1130-1202).

Místico y religioso cisterciense italiano, una de las personalidades más complejas y atrayentes del pensamiento cristiano medieval. Nació en Celico, un pequeño pueblo situado en la provincia de Cosenza hacia el año 1130. Desde muy joven hizo gala de una gran preocupación por los estratos más bajos de la población campesina, que veía en la Iglesia su única salvación y hallaba consuelo bajo los sermones religiosos. Así pues, Gioacchino tomó el hábito en la abadía del Císter existente en Carazzo, donde llegó a ser abad. Sin embargo, lejos de encontrar la solución espiritual a sus quejas, su entrada en monacato no hizo sino ponerle en contacto con los graves problemas que sufría la Iglesia: simonía, nicolaísmo, mantenimiento de concubinas, discriminación a la hora de cobrar los diezmos...

Debido a ello, decidió abandonar la abadía de Carazzo y comenzar un largo peregrinar en el que recorrió Tierra Santa hasta asentarse definitivamente en las montañas de Calabria. En un pequeño pueblo llamado Fiore fundó la denominada Congregación de Fiore, cuyos estatutos fueron aprobados en 1196 y que se basaban en una reforma del reglamento cisterciense, incluyendo la rígida y estricta observancia de los votos de pobreza y castidad. Gioacchino dirigió dicha congregación hasta su muerte, acontecida el 30 de marzo de 1202 en el propio monasterio de San Giovanni in Fiore.

Pensamiento y Obra

Aunque apenas se conocen unas breves pinceladas de su vida, Gioacchino dejó plasmado su pensamiento en las tres obras que de su pluma se conservan: además de un estupendo Psalterium decem chordarum, su doctrina quedó expuesta en Concordiae Novi ac Veteris Testamenti y en sus fervorosos Comentarios al Apocalipsis. La explicación exegética, influida hondamente por el dogma de la Trinidad, del monje italiano se basaba en la existencia, cronológica y religiosa, de tres edades o reinados en la Historia de la Humanidad: la Edad del Padre (que se correspondería con el Antiguo Testamento), la Edad del Hijo (Nuevo Testamento) y la Edad del Espíritu Santo, edad que estaba por llegar y que constituiría el gobierno de los monjes y la perfección espiritual de la humanidad bajo su mandato. Con su habitual tono profético y místico, Gioacchino alabó las virtudes del nuevo gobierno y la correcta distribución de la población en tres estamentos: espirituali (monjes dirigentes) segniori (caballeros) y parvuli, la gran mayoría de población cuyo sustento y necesidades debían ser aseguradas por los segniori, bajo las más severas penas espirituales si ello no se cumplía. Al establecer que los parvuli quedaban investidos con la potestad espiritual de apropiarse de aquello que, siendo suyo, les era negado por los segniori, el pensamiento de Gioacchino encontró un gran apoyo popular, en especial en Calabria donde, incluso actualmente, fue y es venerado como santo y donde se celebra la fiesta que honra el traslado de sus reliquias al convento el día 29 de mayo.

Su pensamiento trinitario fue duramente criticado por las autoridades religiosas de la época, especialmente tras la condena que el Concilio de Letrán (1215) estableció sobre su Tratado de la Trinidad. Pese a ello, su pensamiento influyó de manera perceptible en las proposiciones de pobreza que, durante toda la Edad Media, hizo gala la orden franciscana, pese a que los llamados franciscanos espirituales también le proclamasen como profeta en sus quehaceres heterodoxos.

Bibliografía

  • MITRE FERNÁNDEZ, E. Las herejías medievales. (Madrid, Cuadernos de Historia 16 nº 66: 1985).

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez.