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LiteraturaBiografía

Falco, Líber (1906-1956).

Poeta uruguayo, nacido en Montevideo el 4 de octubre de 1906 y fallecido en su ciudad natal el 10 de noviembre de 1956. A pesar de haber dejado únicamente una breve obra lírica compuesta por tres poemarios, está considerado como una de las voces más auténticas, originales y sugerentes de la poesía uruguaya contemporánea.

Nacido en el seno de una familia muy humilde, se vio obligado a desempeñar desde niño los más diversos oficios, por lo que careció de la formación académica de que gozaron otros autores de su generación. Sin embargo, supo procurarse -merced a sus muchas y provechosas lecturas, y a su innata curiosidad intelectual- una densa cultura autodidáctica que le permitió para estar a la altura de cualquiera en los foros literarios en los que era asiduo.

Su progenitor, un modesto peón de una panadería que apenas ganaba el dinero necesario para cubrir las necesidades básicas de los suyos, le introdujo muy pronto en el negocio de la panificadora, en el que, durante mucho tiempo, trabajó como vendedor. Previamente, había sido aprendiz en una peluquería; y, más adelante, tras haber adquirido experiencia comercial con la venta de pan, se dedicó a ejercer el oficio de corredor (es decir, de encargado de conseguir negocios para diferentes empresas).

Estaba ocupado en el ejercicio de esta última actividad cuando, a fuerza de conseguir pedidos para una imprenta, el joven Líber Falco empezó a establecer vínculos de amistad con diversas personas relacionadas con el mundo de las Letras. Por medio de ellas consiguió un empleo de corrector de pruebas en dicha imprenta, oficio que le satisfacía sobremanera, pues le permitía dedicarse de lleno, durante toda la jornada laboral, a una de sus actividades preferidas: la lectura.

Fue así como, en plena juventud, entró en contacto con las corrientes más avanzadas del anarquismo teórico, doctrina ideológica que fascinó a Líber Falco durante aquella etapa de su vida, y que habría de dejar un hondo poso en sus primeras composiciones poéticas. Sin embargo, el suyo no era un anarquismo violento e incendiario, partidario de la ruptura radical con cualquier forma de poder o autoridad del pasado; antes bien, influido por sus lecturas autodidácticas de los grandes maestros de la narrativa rusa decimonónica -como Fiodor Dostoievsky y Lev Tolstoi-, Falco hacía gala de un pensamiento ácrata atenuado por la doctrina maestra de la tradición cristiana occidental. Esta honda espiritualidad cristiana se fue acentuando en su interior a medida que iba cumpliendo años, hasta que, ya al final de su vida, le condujo a hacer pública su conversión a la fe católica.

Entretanto, del cargo de corrector en la imprenta pasó a ejercer dicho oficio en diferentes diarios y revistas, así como a revisar los originales que daban a la imprenta algunas de las principales editoriales de Montevideo. Este trabajo no le proporcionaba pingües beneficios, por lo que tenía que conformarse con residir en una humilde vivienda sita en la montevideana calle de Herrero y Espinosa, donde pasó gran parte de su vida acompañado por su esposa (con la que se había casado a los veintinueve años de edad); pero, a cambio, le permitía concentrarse en su meticuloso proceso de creación poética, al que dedicaba muchas horas al día. El hecho de que el matrimonio no tuviera hijos facilitó también su entrega total a la escritura.

Al parecer -y siempre según el testimonio de sus amigos, pues Líber Falco rehuyó sistemáticamente de cualquier reclamo publicitario en los medios de comunicación-, en un altillo de su modestísima vivienda, al que a duras penas se lograba acceder por medio de una alta, estrecha y desvencijada escalera exterior, había dispuesto una sobria estantería, una mesa austera y par de sillas tan sencillas como incómodas; allí, en medio de una severidad y una aspereza propias del estricto rigor de una celda monacal, Líber Falco pasaba largas horas entregado a la tarea de escribir, pulir y depurar concienzudamente sus poemas, en una infatigable labor de orfebrería literaria que le llevó a garabatear abundantes borradores antes de dar un poema por concluido.

Este escrupuloso proceder a la hora de ir pergeñando su obra lírica ha sugerido a una parte considerable de la crítica la interesante idea de que, en realidad, la breve producción poética de Falco no consta de tres únicos e independientes poemarios; sino que se trata más bien de un concienzudo proyecto vital que el sobrio y riguroso autor montevideano fue "destilando gota a gota" -según la acertada expresión de algunos buenos amigos del poeta- durante cerca de medio siglo, y que engloba, en un todo unitario, los tres citados volúmenes que dio a la imprenta.

Lector voraz, como ya se apuntado más arriba, de Tolstoi y Dostoievsky, así como del narrador, ensayista y dramaturgo francés Romand Rollain -cuyo humanismo pacifista influyó también considerablemente en la evolución de Falco hacia el fervor católico de sus años postreros-, el poeta de Montevideo llevó durante buena parte de su existencia una vida bohemia que le empujaba a frecuentar los cafés (especialmente, aquellos en los que se celebraban tertulias literarias), así como a trasnochar y callejear sin rumbo, bajo los efectos de una generosa ingesta de alcohol, en compañía de su "barra" de amigos.

Esta amistosa filiación a ciertos foros y cenáculos del Montevideo artístico y bohemio ha dado pie a otros estudiosos de la vida y la obra de Líber Falco a adscribirlo a algunos de los colectivos literarios más importantes de su tiempo, y, de forma muy señalada, a la denominada "Generación del Centenario". Se trata de un grupo de autores que, en líneas generales, presentan rasgos afines y vínculos de amistad con Líber Falco, aunque éste publicó sus tres poemarios en la década de los años cuarenta (es decir, varios años después de la eclosión de los autores de la "Generación del Centenario", que se dieron a conocer en el decenio anterior). En cualquier caso Falco, a pesar de no proceder de los medios académicos ni de una familia de larga tradición literaria, estuvo plenamente integrado entre los escritores, artistas e intelectuales que animaron el panorama cultural uruguayo de mediados del siglo XX, y mantuvo sólidos lazos de amistad con algunas figuras de la talla de Carlos Martínez Moreno, Arturo Sergio Visca, Clara Silva, Idea Vilariño, Carlos Maggi y, entre otros, Mario Arregui -quien habría de convertirse en uno de sus mejores biógrafos, junto con el eminente crítico Emir Rodríguez Monegal.

Obra

La irrupción de Líber Falco en el panorama editorial uruguayo del segundo tercio del siglo XX tuvo lugar a comienzos de los años cuarenta, cuando, a sus treinta y cuatro años de edad, el autor montevideano se presentó como un poeta tardío por medio de su libro de versos Cometas sobre los muros (Montevideo, 1940). A esta obra vino a sumarse, al cabo de dos años, una segunda entrega poética presentada bajo el título de Equis andacalles (Montevideo, 1942), enigmático nombre que, según los testimonios de diversos amigos íntimos de Falco, aludía poéticamente a su afición a regresar siempre a pie a su casa después de sus etílicas andanzas nocherniegas.

Cuatro años después de la aparición de este segundo poemario, Falco dio a los tórculos su tercera y, a la postre, definitiva colección de poemas, que se asomó a los escaparates de las librerías montevideanas bajo el sencillo marbete de Días y noches (Montevideo, 1946). Tras la publicación de este tercer poemario, el escritor uruguayo no volvió a publicar ningún otro libro en los nueve años que le quedaba de vida, si bien estuvo trabajando -con la concienzuda escrupulosidad que le caracterizaba- en algunas composiciones nuevas que, junto con una nueva y más aquilatada versión de sus poemas anteriores, pensaba dar a la imprenta bajo el título de Tiempo y tiempo. Finalmente, fueron sus numerosos amigos y compañeros de "barra" los que, en recuerdo de este deseo que no llegó a ver cumplido en vida el prematuramente desaparecido Líber Falco, recogieron el material que había dejado casi ultimado y lo publicaron, a título póstumo, en 1956. Esta edición de Tiempo y tiempo (Montevideo, 1956), revisada y aumentada en dos ocasiones posteriores (1963 y 1966), constituye el corpus poético prácticamente íntegro del autor montevideano.

En lo que se refiere a las líneas temáticas, al estilo y al tono de la poesía de Líber Falco, cabe empezar por subrayar que el escritor uruguayo se alejó voluntariamente del quehacer poético de esos autores de la "Generación del Centenario" con los que compartía tertulia, amistad y complicidades. Rompiendo, en efecto, con la excesiva hondura metafísica impuesta por dichos poetas, Falco centró su atención en las calles de Montevideo, a las que convirtió en las auténticas protagonistas de sus versos. Tanto fue así, que muchos poemas suyos, convenientemente musicalizados, se transformaron en letras de tangos y de otras tonadas populares de la nación uruguaya; y que la desnudez y la depuración extremas del lenguaje poético que alcanzó en sus mejore piezas confirieron a éstas un tono de intimidad e inmediatez que, directamente emparentado con la espontaneidad del lenguaje oral, dio lugar a la incorporación de muchos poemas de Falco al acervo popular montevideano.

Por otra parte, este depuración extrema del lenguaje poético refuerza el sentimiento fraternal que domina en la mayor parte de sus composiciones, lo que contribuye a acercarlas aún más al pueblo llano. Líber Falco, hijo de padres muy humildes, miembro destacado de la intelectualidad hispanoamericana de izquierdas y testigo permanente de la escasez y la pobreza las clases populares, supo ensalzar como nadie el dolor, las ilusiones y la dignidad de los seres sencillos, y solidarizarse mejor que cualquier otro poeta de su tiempo con el sufrimiento y las esperanzas de los más desfavorecidos. De ahí que la mayor parte de su producción poética haya alcanzado una masiva difusión en su país natal, donde numerosos poemas suyos han sido musicalizados por intérpretes y grupos tan destacados como Daniel Viglietti (1939- ), Abel García o Los Olimareños. Falco se ha convertido así en una de las voces más representativas de la identidad nacional uruguaya, al menos en el sentir de las clases humildes, que han ensalzado con entusiasmo su dimensión de cantor popular, relegando al olvido -con mayor o menor intención- otras vertientes muy significativas de su obra (como, por ejemplo, la acusada religiosidad que transpiran sus versos postrimeros).

Bibliografía

  • ARREGUI, Mario. Líber Falco. Montevideo: Arca, 1981.

  • BENEDETTI, Mario. "Líber Falco frente al ángel posible", en Literatura uruguaya del siglo XX Montevideo: Alfa, 1963.

  • PAGANINI, Alberto. "Aproximaciones a Líber Falco", en rev. CEIPA (Montevideo), año I, nº 1 (1957).

  • RODRÍGUEZ MONEGAL, Emir. "Líber Falco, poeta del naufragio", en Literatura uruguaya del medio siglo (Montevideo: Ed. Arca, 1966), págs. 122-136.

  • VISCA, Arturo Sergio. Líber Falco, imagen crítica. Montevideo: Biblioteca Nacional, 1971.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.