Fabini Bianchi, Félix Eduardo (1882-1950).
Compositor, violinista y pianista uruguayo nacido en Solís de Mataojo (Uruguay) el 18 de mayo de 1882 y fallecido en Montevideo el 17 de mayo de 1950. Fue el fundador de un nuevo estilo nacionalista en Uruguay junto a Broqua y Cluzeau-Mortet.
Recibió sus primeras lecciones de música de su hermano Santiago, que era violinista. Posteriormente amplió sus conocimientos de este instrumento en el Conservatorio Musical La Lira de la capital uruguaya. Sus profesores fueron Romeo Masi (violín), Miguel Ferroni, Italo Casella y el español Manuel Pérez Badía. Por sugerencia de este último se trasladó a Bruselas, en cuyo conservatorio estudió composición con De Boeck y con César Thomson violín, disciplina en la que obtuvo el primer premio y la medalla de oro al finalizar sus estudios. Dio conciertos por toda Europa y gran parte de Sudamérica. En 1910 cofundó la Asociación Uruguaya de Música de Cámara junto con otros músicos como Vicente Pablo, Virgilio Scarabello, Florencio Mora, Avelino Baños y Rómulo Fiammengo. El 23 de octubre de 1925 se le homenajeó con un gran concierto compuesto íntegramente por obras suyas en el Teatro Solís de Montevideo. En 1943 pasó a ocuparse de la dirección del Conservatorio Nacional de Música de Uruguay.
Entre sus obras más conocidas se encuentran el poema sinfónico Campo (1913), una de las primeras obras del nacionalismo musical uruguayo que fue dirigida en 1923 por Richard Strauss en el Teatro Colón de Buenos Aires. Esta pieza orquestal utiliza giros y temas pertenecientes al folclore musical uruguayo y emplea una plantilla orquestal semejante a las de los compositores impresionistas franceses. Otro de sus poemas sinfónicos es el titulado La isla de los ceibos (1924-26), escrito en un principio como la obertura de una ópera que finalmente no llegó a componer y considerado su mejor trabajo sinfónico. Fabini escribió también una Fantasía para violín y orquesta que se estrenó en Montevideo en 1929.
El inicio de su segundo periodo creativo, algo alejado de los temas populares y campestres de su primera época, lo marca su Melga sinfónica (1931), que recrea el ambiente bullicioso de las ciudades. En ella, y en obras posteriores como los ballets Mburucuyá (1933) y Mañana de reyes (1937), utilizará melodías del cancionero infantil. Otros trabajos escritos por Fabini son los llamados Tristes para piano, así como diversas piezas para guitarra y música coral.