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PolíticaHistoriaBiografía

Esquilache, Leopoldo Gregorio, Marqués de (ca.1700-1785).

Político ítalo-español. Nació en Mesina (Sicilia) alrededor del año 1700 y murió en Venecia el 15 de septiembre de 1785. Sirvió a Carlos de Borbón durante toda su vida, como rey de Nápoles y como rey de España. En ambos casos ocupó la Secretaría de Hacienda y ocasionalmente algún cargo más. En España aplicó numerosas medidas reformistas, pero no gozó de la simpatía de ninguna clase social española, por lo que con ocasión de un bando suyo de marzo de 1766 que introducía una nueva vestimenta (por motivos de orden público), una sublevación popular (Motín de Esquilache) obligó al rey a destituirle y hacerle salir de España.

De Nápoles a España

De procedencia humilde, trabajaba hacia 1742, como contable en la casa comercial Barretta e intendente en el ejército napolitano que luchaba en la Guerra de Sucesión de Austria. Luego lo hizo, desde 1746, como responsable del servicio aduanero del reino de Nápoles, por designación de Carlos VII de Borbón. En 1748 fue nombrado secretario de Hacienda y en 1755 titulado marqués de Squillace (españolizado en Esquilache), ciudad de Calabria, en el extremo sur de Italia. También llegó a ocuparse de las secretarías de Guerra y Marina, preparando un plan de reformas del ejército y de la economía.

Hombre de confianza del rey Carlos, cuando éste subió al trono de España con el título de Carlos III (1759), se lo llevó con él y le dio en su nuevo reino el mismo puesto que tenía, secretario de Hacienda, que dejaba vacante Juan Francisco Ruiz, conde de Valdeparaíso. Fue la única sustitución respecto al último gobierno del anterior rey, Fernando VI. Cuatro años después, Esquilache ocupó también, interino, la secretaría de Guerra, en sustitución de Ricardo Wall (1763-1766). Reformista y anglófilo, buscó la ayuda de antiguos secretarios del mismo talante como el marqués de la Ensenada, y en rápida carrera llegó a tener gran ascendiente sobre el rey, con mayor poder que el propio secretario de Estado, el también italiano Jerónimo Grimaldi. Tanto ésto como Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, fueron enemigos suyos.

Aplicó medidas económicas (liberalización del comercio de grano), de urbanismo (alcantarillado e iluminación, edificios como el de Aduanas y Correos e incluso iglesias como San Francisco el Grande), protección social (cajas de ahorro para huérfanos y viudas, trabajo para vagabundos, creación de una lotería) y de administración territorial (nuevas intendencias americanas de Cuba y Luisiana, con intención original militar y hacendística, 1765). Sin embargo, mal diplomático, trató de imponer sus reformas sin tacto, de modo que se ganó la enemistad de numerosos grupos sociales españoles.

La enemistad de la sociedad española

En primer lugar, la alta nobleza, que se sintió desplazada por un extranjero (aunque estaba casado con una española, María Verdugo). Tampoco agradó a la Iglesia, pues trató de aplicar el Concordato de 1753 aprobando una serie de medidas que trataban de delimitar con claridad las competencias de la Iglesia y las del Estado, y terminar así con algunos excesos, arraigados por la fuerza de la costumbre, en jurisdicción eclesiástica, disposición de bienes y moral (obligó a los clérigos sin ocupación que volviesen a sus parroquias, exigió las contribuciones correspondientes a las tierras sin cultivar y prohibió la confiscación de bienes laicos). Finalmente, fue mal visto por el pueblo, poco dado a cambiar de costumbres y a aceptar medidas de orden público como la prohibición de llevar capa larga y sombrero de ala ancha (para evitar el ocultamiento), el uso de armas de fuego y los juegos de azar.

Así, se trató de hacerle caer en desgracia ante el rey, recurriéndose incluso a la difamación, a ataques a su vida privada y a la crítica de su ostentoso modo de vida (instigado desde Nápoles por el ministro Bernardo Tanucci), que tuvo gran efecto por existir entonces una hambruna causada por la larga sequía iniciada en 1760. Al fin, el 23 de marzo de 1766, unos días después de la aprobación de la imposición de llevar capa corta y sombrero de tres picos, estalló en Madrid una sublevación popular ("Motín de Esquilache") que pidió la dimisión de Esquilache y otros secretarios extranjeros, además de algunas medidas que aliviasen la carencia de pan. Su casa en Madrid fue saqueada por los revoltosos. Carlos III aceptó, al menos inicialmente, y aunque trató de evitarlo cesó finalmente a Esquilache. El día 26 abandonó con su familia Madrid, dirigiéndose a Cartagena, donde el 13 de abril embarcó con dirección a Nápoles y desde aquí a Mesina. Alejado definitivamente de la Corte, fue nombrado en 1772 embajador en Venecia, donde permaneció casi una quincena de años hasta su muerte en 1785.

Origen del motín contra el marqués de Esquilache.

Bibliografía

  • FERNÁNDEZ DÍAZ, R. Carlos III. (Madrid, Arlanza: 2001).

  • GALLEGO, J.A. Esquilache y el pan (1766). (Nueva Orleans, University Press of the South: 1996).

  • Historia de España. Dirigida por Ramón Menéndez Pidal. Vol. 30: "Las bases políticas, económicas y sociales de un régimen en transformación (1759-1834)". (Madrid, Espasa-Calpe: 1998).

  • MACÍAS DELGADO, J. El motín de Esquilache a la luz de los documentos. (Madrid, Centro de Estudios Constitucionales: 1988).

Enlaces en Internet

http://cervantesvirtual.com/historia/monarquia/carlos3.shtml ; Página con el contexto histórico del motín de Esquilache (en español).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez