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HistoriaPolíticaBiografía

Enrique VII, emperador del Sacro Imperio (1263-1313).

Emperador del Sacro Imperio Germánico (1312-1313), rey de Alemania (1308-1313) y conde de Luxemburgo, nacido en 1262 y muerto en Buonconvento, cerca de Siena (Italia), el 24 de agosto de 1313. Fracasó en sus intentos por restaurar el poder imperial sobre Italia.

Hijo primogénito del conde Enrique III de Luxemburgo y de Beatriz, hija del conde Balduíno de Beumont, Enrique fue hermano del poderoso arzobispo Balduíno de Tréveris. Vasallo del rey de Francia y del conde de Flandes, pudo desarrollar una política independiente de Francia y del Imperio y por su matrimonio con Margarita, hija de Juan I de Bravante, pudo ofrecer su candidatura en la elección real de 1308. El 27 de noviembre de 1308 fue elegido en Francfort para suceder como rey de Alemania al asesinado Alberto I. Tras la muerte del anterior emperador el trono había permanecido vacante durante varios meses, y Alemania se había debatido en luchas internas, a causa de los numerosos competidores que aspiraban a él. Los principales eran Carlos de Habsburgo, hijo de Alberto y el príncipe francés Carlos de Valois. La decisión quedó en manos de los electores eclesiásticos y gracias a la influencia de los arzobispos de Tréveris y Maguncia, fue aceptada la elección de Enrique VII, ratificada con la coronación en Aquisgrán, en la epifanía del año siguiente.

Los primeros actos de gobierno de Enrique VII fueron detener y castigar a los asesinos de Alberto I y restablecer el orden en Alemania. Estableció la paz pública en el sureste y reorganizó los dominios reales. Aquí contó con la oposición del conde Eberhard de Wüttemberg, que finalmente fue puesto bajo el interdicto imperial, que se cumplió mediante el envío de tropas imperiales. Pudo construir unos dominios orientales iguales a los de la poderosa casa de Habsburgo, al aceptar la proposición de Isabel de Bohemia de casar a su hija Isabel con Juan de Luxemburgo, hijo del rey. El mayor problema en este sentido estribó en las aspiraciones de la casa de Austria sobre algunas partes de Bohemia; el rey resolvió este asunto compensando a los Habsburgo de la pérdida de Moravia con la concesión de todos los títulos de Alberto I. Enrique VII intervino en Bohemia en el sentido de asegurar la sucesión de su hijo Juan, cuando en 1310 la nobleza del ducado se rebeló contra Enrique V de Carintia, que desde la muerte del último de los Premyslidas, Wenceslao II, había tratado de apoderarse del trono. Por ello, la coronación de Juan de Luxemburgo e Isabel el Praga en 1311 tuvo un alto coste y restó recursos a la expedición italiana de Enrique.

El ideal de Enrique era restaurar el poder imperial en Italia, muy menguado después de las sangrientas luchas entre güelfos y gibelinos. Era la ocasión para procurarse en Roma la corona imperial, que desde hacía algún tiempo no había ceñido ningún soberano alemán. En respuesta a los enviados imperiales, el papa Clemente V reconoció a Enrique como rey de Romanos el 26 de julio de 1309, aunque se negó a recibirle para la coronación en Roma hasta febrero de 1312. Enrique, rodeado en su corte por los exiliados gibelinos y por los espías güelfos, no estuvo listo para cruzar los Alpes hasta otoño de 1310. A finales de diciembre alcanzó Milán, donde recibió la corona de los lombardos, o mejor dicho, una copia, ya que la auténtica había sido vendida por el tirano de Milán, Guido de la Torre, a un mercader judío. Pero mientras tanto, el papa Clemente había nombrado a Roberto de Anjou vicario apostólico, con la misión de impedir que Enrique alcanzase Roma. Y Enrique cometió el error de nombrar vicarios imperiales e imponer nuevos impuestos, lo que causó la rebelión de los güelfos en Cremona y Brescia, que se unieron a la liga contra el emperador liderada por Florencia. Desde mayo hasta septiembre de 1311 Enrique trató de apagar la revuelta de Brescia, campaña que fue especialmente costosa en vidas y tiempo, pero que sobre todo menguó enormemente su reputación. Al fin, los enviados papales acordaron una paz en generosos términos y Enrique prosiguió hacia Roma, pero, ante la prohibición de Clemente V de atravesar el territorio de Bolonia, se vio obligado a pasar el invierno en Génova (donde murió la reina Margarita). En febrero partió hacia Pisa, donde pasó dos meses, y el 7 de mayo de 1312 alcanzó la Ciudad Eterna, que encontró ocupada por una tropa hostil de napolitanos; Roberto de Anjou había conseguido además la connivencia de los Orsini. Ante la imposibilidad de llegar hasta la iglesia de San Pedro, Enrique VII fue coronado emperador en San Juan de Letrán el 29 de junio de 1312, de manos del cardenal Nicolás de Ostia.

Inmediatamente Enrique volvió la vista hacia Florencia, que se había convertido en el centro de resistencia de los simpatizantes güelfos y que se manifestaba como la mayor amenaza contra la recién construida administración. Entre mediados de septiembre y mediados de octubre de 1312, el sitio de la ciudad resultó un fracaso y el emperador no logró atravesar sus murallas. Después, el emperador se dispuso a solucionar su querella contra Roberto de Anjou, contra quien lanzó el interdicto imperial el 26 de abril de 1313, bajo la acusación de alta traición. El rey Felipe IV de Francia presionó a Clemente V para que lanzase un edicto de excomunión contra todo aquel que se atreviese a atacar el reino de Nápoles (13 de junio); pero Enrique VII ya había comenzado los preparativos de la campaña. El arzobispo Balduíno regresó a Tréveris para reclutar tropas y fueron enviados mensajeros a Juan de Bohemia, Venecia, Génova, los Estados Lombardos y los príncipes alemanes. Los refuerzos llegaron demasiado tarde y el emperador no pudo ver el final de la campaña, pues enfermó súbitamente y murió, de malaria según unos testimonios, envenenado por su confesor, Bernardino de Montepulciano, según otros. Su muerte supuso el desmoronamiento del partido gibelino en Toscana.

Enrique VII tuvo tres hijos: Juan, que fue rey de Bohemia y padre del emperador Carlos IV; Beatriz, que casó con el rey Carlos de Hungría; y María, esposa de Carlos VI de Francia. Fue sucedido por el emperador Luis IV.

Bibliografía

  • DIEGO HERNANDO, M. El Imperio en la Europa medieval. Madrid, 1996.

  • HALLER, J. y DANNENBAUER, H. De los Carolingios a los Satufer. Época antigua de los Emperadores alemanes (900-1250). México D. F, 1974.

  • SCHARAMM, P. Kaiser, Rom und Renovatio: Studien zur Geschichte des römischen Erneuerungsgedankens vom Ende des karolingischen Reiches bis zum Investiturstreit. Darmstadt, 1957.

  • THOMPSON, J.W. Feudal Germany. Chicago, 1928.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero