Emiliano, Fabio Quinto Máximo (186-130 a. C.).
Militar y político romano nacido hacia el año 186 a. C. y muerto en el 130 a. C. Tras ser nombrado cónsul, entre los años 145 y 143 a. C., dirigió las campañas llevadas a cabo en contra de los lusitanos, acaudillados por Viriato.
Hijo primogénito de L. Emilio Paulo, a la edad de 6 años, tras el segundo matrimonio de su padre, tanto él como su hermano fueron adoptados por nobles familias patricias. Así Quinto, fue adoptado por Fabio Máximo Cunctator, y su hermano pequeño, Publio, fue acogido por la gens (familia) Cornelia, recibiendo el nombre de Publio Cornelio Escipión Emiliano. Hasta el año 169 a. C., no se disponen de más datos biográficos de Quinto, aunque debido a la noble condición de su familia adoptiva, su educación debió estar marcada por los principios tradicionales de la clase patricia, ya que para éstos era prioritario inculcar en los jóvenes el respeto a las costumbres y sobre todo a las instituciones romanas. Hay que destacar además, que uno de sus preceptores fue el historiador Polibio, al que protegió en su madurez.
En el año 169 a. C., a la edad de 17 años, posiblemente en calidad de tribuno militar, Quinto acompañó a su padre biológico a Macedonia, donde los ejércitos romanos mantenían una encarnizada lucha, desde el año 172 a. C., con el rey Perseo, hijo de Filipo V. El ejército de Emilio Paulo, uno de los más prestigiosos generales del momento, logró una importante victoria en la ciudad de Pinda en el año 168 a. C. El mencionado general, tras lograr la retirada del rey macedonio a Samotracia, ordenó a su hijo que emprendiera el regreso a Roma, con el fin de informar al Senado sobre las acciones emprendidas, ya que con esta batalla, prácticamente se ponía fin a la tercera guerra Macedónica. Un año después, Quinto regresó a Macedonia, para incorporarse nuevamente al ejército romano, que continuaba en campaña, con la misión de acabar con los últimos focos de rebeldía.
Los años siguientes la carrera de Fabio Quinto Máximo, transcurrió por los cauces normales y en el año 154 a. C., se le encargó representar al Senado, como embajador, ante el rey de Pérgamo, Atalo II. No debió ser una tarea complicada, ya que las relaciones de Roma y el mencionado reino, fueron cordiales en todo momento. Años después, en el año 149 a. C., fue nombrado pretor para hacerse cargo de la provincia de Sicilia, puesto en el que permaneció hasta el año siguiente. Finalmente, tras haber pasado por todos los puestos de la administración, a la edad de 41 años, fue nombrado cónsul, junto con Lucio Hostílio Mancino. Quinto recibió el mando de un ejército consular, compuesto por 15.000 hombres y 2.000 jinetes; y de las legiones que se encontraban destacadas en Hispania, luchando contra los lusitanos. Éstos, dirigidos por Virato, habían emprendido con éxito numerosas acciones de guerra, en ambas provincias romanas, extendiendo su radio de acción notablemente. Así una vez concluidas las campañas romanas en Grecia, tras el incendio de Corinto, el Senado decidió intervenir de forma contundente en la Península Ibérica.
Fabio Quinto llegó a Hispania, poco tiempo después de su nombramiento, acompañado del pretor C. Nigidio. Según el historiador Appiano, tras su llegada a la ciudad de Orsona (Osuna), éste marchó hacia Gades (Cádiz), donde visitó el templo de Hércules, para lograr la protección de los dioses, en sus futuras campañas. Así tras instalar su campamento en Orsona, el cónsul decidió no atacar inmediatamente a los ejércitos de Viriato con el fin de conocer las tácticas utilizadas por el enemigo, las características del terreno y sobre todo instruir a sus hombres. Así pasó su primer invierno en la Península elaborando planes de acción para derrotar al caudillo lusitano. Finalmente el ejército de Fabio Quinto Máximo se enfrentó con las tropas de Viriato en el valle del Betís, en el año 144 a. C., donde el general romano obligó a éste a abandonar el mencionado valle y poner rumbo a la ciudad de Baikor, posiblemente Baécula, actual Bailén. La contundente victoria de Quinto, tuvo como consecuencia que el Senado decidiera poner la provincia bajo el control de un pretor, puesto que no consideraba necesaria la presencia de un ejército consular. Esta decisión fue un tanto precipitada, puesto que poco tiempo después las sucesivas derrotas que sufrieron los romanos, animaron a los pueblos de la Celtiberia a declararse en rebeldía.
De regreso a Roma, Fabio Quinto intervino directamente en los numerosos conflictos políticos que tuvieron lugar en la ciudad entre los años 140 y 130 a. C., para controlar el poder. Así durante estos años se sucedieron los enfrentamientos entre las diferentes facciones nobiliarias que dominaban la escena política. Quinto apoyó firmemente las numerosas acciones emprendidas por la facción dirigida por su hermano, el mencionado Escipión Emiliano, que contaba con el apoyo de personajes ilustres como Calpurnio Pisón, Quinto Mucio Escévola o C. Lelio. Fue precisamente el apoyo incondicional que prestó a su hermano, lo que le permitió regresar a Hispania, en el año 133 a. C., donde en calidad de legado del destructor de Cartago, participó en las guerras llevadas a cabo contra Numancia. Tres años después, de estos acontecimientos Quintó murió, aunque se ignora el lugar donde se produjo su fallecimiento.
Bibliografía
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CGS