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CineBiografía

Eisenstein, Sergei Mikhäilovitch (1898-1948).

Director de cine soviético, nacido en Riga (Letonia) el 23 de enero de 1898 y fallecido en Moscú (Rusia) el 11 de febrero de 1948.

Vida

Aunque el reconocimiento cultural y universal le llegó por el cine, fue un hombre polifacético. Realizó estudios de ingeniería, tenía amplios conocimientos de arte y una atracción por el teatro que fue derivando hacia el cine.

Aunque era letón de nacimiento, se sintió atraído por la revolución marxista de Rusia en el año de 1917 y se vinculó a ella con ánimo convencido, dispuesto a servirla desde su perspectiva de hombre preocupado por el arte y que, como muchos correligionarios, creyó que era el arte un arma con la que también ser útil a la revolución.

Miembro del denominado Proletkult, trabajó en montajes teatrales. Fue tras uno de ellos -Máscaras de gas- cuando decidió que el cine le resultaba un medio mucho más aprovechable y moderno para desarrollar toda su personalidad artística y política. Como consecuencia de ello llega su primer largometraje La huelga, donde comienza a plantear sus ideas sobre el montaje, que constituiría una de las aportaciones fundamentales de toda su teoría estética acerca del cine.

Su cine es, en un principio, de un marcado signo colectivista, que sin embargo irá variando con el tiempo hasta llegar a posiciones mucho más personales e individualistas, que acabarían por hacerle ser mirado con profundo recelo por el "aparato" del Kremlin, que terminó por retirarle su confianza.

Aunque a su director acabó por no gustarle demasiado, su primer trabajo cinematográfico constituyó un descubrimiento de un nuevo lenguaje expresivo, que contribuiría de forma decisiva a dotar de cobertura intelectual al naciente espectáculo de masas. Ello hizo que se esperase con gran interés su siguiente obra, que sería El acorazado Potemkin. Se trata de una de las películas más emblemáticas de toda la historia del cine, y que se ha convertido en un mito referencial, por desarrollar en sus imágenes buena parte de su teoría del montaje cinematográfico.

Tras su éxito, de vuelta a Leningrado, dirige Octubre, una historia de masas, rodada en los mismos escenarios que el propio director había conocido como espectador durante la Revolución. Crónica histórica, a la vez está cruzada por multitud de ideas, con las que su autor pretende hacer reflexionar a los espectadores sobre la nueva filosofía política y la necesidad de colaborar con el nuevo régimen. Cabe achacarle que, siguiendo directrices oficiales, la figura de Kerensky esté presentada de un modo cómico y ridiculizador, que dista bastante del verdadero personaje histórico. A pesar de ello, el estreno tuvo que retrasarse cinco meses, cuando Eisenstein supo que los planos del citado político debían ser eliminados de la cinta.

Su siguiente trabajo fue Lo viejo y lo nuevo, cuyo rodaje había comenzado antes de que se terminase el de la anterior. La campesina María Lapkina que se interpretaba a sí misma, fue puesta como ejemplo de quien pasa de una condición servicial y oprimida a ponerse al frente de toda la aldea. Esta obra posee dos secuencias que se han hecho famosas: aquella en que los campesinos contemplan aterrorizados una batidora de nata y la de la procesión religiosa, cuyas imágenes sugieren la necesidad del sonoro.

Al inicio de la década de los treinta, Eisenstein, en unión de sus colaboradores Tissé y Alexandrov, es enviado a dar una serie de conferencias fuera de la Unión Soviética, viaje que algunos historiadores interpretan no tanto como algo positivo, sino más bien como la primera muestra de que el cineasta era apartado de lugares sobre los que podría ejercer una influencia que empezaba a ser considerada como no ortodoxa.

A través de su amigo, el británico Ivor Montagu, se introduce en el mundo de Hollywood, lugar que visita, al mismo tiempo que da conferencias en distintas universidades de Estados Unidos. Allí se ofreció al soviético el rodaje de un filme sobre los primeros jesuitas y el director propuso trabajar acerca de la novela de Blaise Cendrars El oro. Mientras éste o algún otro proyecto cuajaba, Eisenstein fue desarrollando amistad con algunas estrellas del panorama americano, como fue el caso de Charles Chaplin. La adaptación esperada no llegó a su culminación, y otros proyectos fueron del mismo modo quedándose por el camino. El productor Lasky rompió finalmente sus vinculaciones con el cineasta ruso y éste se consideró con las manos libres para acometer un proyecto que llevaba cierto tiempo dando vuelta por su cabeza.

Fascinado por México, decidió llevar a cabo la realización de una película sobre el país hispano. Al llegar a su nuevo destino, el grupo de soviéticos fue arrestado y, finalmente, liberado. ¡Qué viva México! fue la obra que llevó a efecto. Una mirada sobre la historia del país azteca y el eterno círculo de la vida y la muerte. Se rodaron cerca de 60.000 metros de cinta. Sin embargo, por diversas circunstancias y malentendidos, la obra, que se consideraba excepcional por su autor, no llegó a ser montada y sólo hace relativamente poco tiempo se ha hecho algún pase, que, aunque permite intuir la magnífica calidad que atesoraba, hace añorar lo que pudo haber sido si Eisenstein hubiese podido concluirla de acuerdo con su pensamiento estético.

De vuelta a Moscú, abandonó durante cierto tiempo la realización, para dedicarse a la enseñanza, escribir y planificar una serie de libros. A mediados de los treinta rueda El prado de Bezhin, sobre un muchacho que organiza a la juventud local para llevar a cabo una serie de mejoras agrícolas. Pero el afán de experimentación hizo que Eisenstein perdiera el hilo de la historia y ésta acabó por ser prohibida por el director de la industria cinematográfica soviética.

A pesar de todo, unos años más tarde, en 1938, rueda por fin una de sus obras más representativas, Alexander Nevski, una epopeya medieval que recreaba las luchas de las ciudades rusas frente a los germanos de la Orden Teutónica y en la que Prokovief llevó a cabo una partitura musical de primer orden. Por ella le fue concedida la Orden de Lenin.

El éxito obtenido le permitió concebir un proyecto muy importante. Una trilogía sobre el zar Iván el Terrible, de la que sólo llegaría a rodar las dos primeras partes. En efecto, la primera entrega, Iván el Terrible, cuenta la ascensión del zar Iván, una figura histórica del siglo XVI, en la que se han visto vinculaciones halagadoras para con el jerarca ruso de la época, Stalin. La segunda, La conjura de los Boyardos, es realizada con inteligencia y talento, además de con la especial belleza plástica que Eisenstein sabía imprimir a sus obras. No obstante, el zar Iván triunfador y seguro de sí mismo que se había reflejado en la primera entrega, daba paso a un monarca, dubitativo, que se hace demasiadas preguntas a sí mismo. Eso unido a la mirada siempre inquisitiva de la censura soviética y las lecturas en clave que podían presentar a Stalin como un trasunto del propio Iván hicieron que Eisenstein no rodase la tercera parte ni ninguna otra película más.

Se puso fin de esta manera a la obra de un hombre que por formación constituyó uno de los pilares de la primera historia del cine y uno de sus mitos más universales. El paso del tiempo hace que se cuestione la técnica de varios de sus títulos más importantes, del mismo modo que muchos de sus argumentos son un puro panfleto propagandístico al servicio de una política en la que él creyó, pero que terminó por arrinconarle y obligarle a una reflexión autocrítica.

Fue uno de los principales promotores de la teoría del montaje como el método básico para que el cine consiguiera su mayoría de edad. Esto y sus películas le han convertido en una figura cumbre a pesar de sus defectos.

Filmografía

Cortometrajes:
1923: Kinovdenik.
1929: Sturm Uber la Sarraz-Kampf des Unabhängigen gegen den Kommerziellen Film (supervisión).
1930: Romance Sentementale (supervisión).

Otros proyectos:
1924: Doktor Mabuze-Igrok (co-montaje de la versión rusa de la película, de 1922, Dr Mabuse der Spieler); Giftgas (sólo como técnico publicitario).
1941: Volshebonoye Zerno (supervisión).
1942: Razgrom Nemetzkikh Voisk pod Movkovoi (documental).

Largometrajes:
1924: La huelga (inacabada).
1925: El acorazado Potemkin.
1927: Octubre.
1928: La línea general/Lo viejo y lo nuevo.
1931: ¡Qué viva México! (inacabada).
1937: El prado de Bezhin (inacabada).
1938: Alexander Nevski.
1939: The Fergana Canal ( inacabada).
1944: Iván el Terrible.
1946: La conjura de los Boyardos.

Bibliografía

  • EISENSTEIN, S.M.: ¡Qué viva México! México. Ediciones Era. 1965.

  • EISENSTEIN, S.M.: Iván el Terrible. Barcelona. Aymá. 1967.

  • EISENSTEIN, S.M.: Octubre. París. Seuil. 1971.

  • EISENSTEIN, S. M.: Reflexiones de una cineasta. Barcelona. Lumen. 1970.

  • EISENSTEIN, S. M.: El sentido del cine. Buenos Aires. Siglo XXI. 1975.

  • EISENSTEIN, S.M.: Teoría y técnica cinematográficas.Madrid. Rialp. 1989.

  • FONT, D.: Conocer Eisenstein y su obra. Barcelona. Dopesa. 1979.

  • LEITÂO RAMOS, J.: Sergei Eisenstein. Lisboa. Horizonte. 1981.

  • LEYDA, Jay: Kino. Historia del film ruso y soviético.Buenos Aires. Eudeba. 1965.

  • MONTAGU, Ivor: Con Eisenstein en Hollywood. México. Ediciones Era. 1976.

  • MOUSSINAC, L.: Serge Eisenstein.París. Seghers. 1964.

  • SADOUL, G.: El acorazado Potiomkin. México. Ediciones Era. 1965.

  • SKLOVSKI, V.: Eisenstein. Barcelona. Anagrama. 1973.

  • SCHNITZER, L. y J.: Histoire du cinéma soviétique (1919-1940). París. Pygmalion. 1979.

  • SHLAPENTOKH, D.V.: Soviet Cinematography 1918-1991. Ideological conflict and social reality. New York. W. de Gruyter. 1993.

  • IVANOV, Vlacheslav V.: Eisenstein y la reencarnación del mito. Valencia. Episteme. 1997.

S. Sánchez / E. García

Autor

  • S. Sánchez/E. García