Domínguez Bécquer, Joaquín (1819-1879)
Pintor español; nació y murió en Sevilla. Su importancia reside, más que en su obra, en la escuela pictórica que creó, de la que fueron los principales discípulos Eduardo Cano de la Peña, después profesor en la Academia de Nobles Artes de Santa Isabel de Sevilla, y Valeriano Bécquer, sobrino de Joaquín y hermano del poeta Gustavo Adolfo Bécquer, que fue el discípulo más aventajado, probablemente por ser el más independiente, de la escuela creada por su tío Joaquín.
Parece que los primeros pasos de Joaquín Domínguez Bécquer en el mundo de la pintura vinieron de la mano de José Domínguez Bécquer, primo suyo (no hermano, como señalan algunas fuentes) y padre de Gustavo Adolfo y Valeriano. A la muerte de José, fue Joaquín el que se encargó de tutelar a Valeriano, en tanto que Gustavo Adolfo pasaba a cas de su madrina, doña Manuela Monehay.
Su labor dentro del mundo artístico sevillano lo llevó a trabajos como la dirección de la obras de los Reales Alcázares o a ser profesor de los hijos de los duques de Montpensier. Esta última ocupación le abrió, bien que de forma poco menos que accidental, la puerta al mundo de la corte, pues fue nombrado pintor de cámara honorario de Isabel II, hermana de la duquesa, y vio colgado del palacio real de Aranjuez su Baile de gitanos o fiesta andaluza. Asimismo, fue el creador del Liceo Artístico Sevillano.
A pesar de haber pagado su tributo a la pintura histórica en cuadros como Fernanado el Católico o Entrevista de O'Donnell con Muley-el-Abbas, los tres géneros los más habituales en su obra fueron los retratos, género que le proporcionó numerosos encargos, como los retratos de Luis Alcázares o los encargados por la Academia de Buenas Letras sevillana: uno del pintor del XVI Francisco Pacheco y otro del director de la Academia en aquellos momentos: Miguel de Carvajal y Mendieta; destaca dentor del mismo género el Autorretrato en traje de cazador, las pinturas arquitectónicas y las escenas de género costumbrista andaluz, en las que fue verdadero maestro. De ellas aprendió Valeriano Bécquer a tratar los tipos populares españoles que pintaría posteriormente. Son las de Domínguez Bécquer pinturas alegres y coloristas, salvo casos marcadamente románticos como El Duelo. Son algunas de éstas La Feria de Sevilla o el citado Baile de Gitanos. Al género arquitectónico pertenece Interiro de la Catedral y a un intermedio entre lo arquitectónico y lo costumbrista La Lonja en día de Carnaval.
Su obra se conserva principalmente en colecciones particulares sevillanas.