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LiteraturaBiografía

Delibes, Miguel (1920-2010)

Escritor español, nacido en Valladolid el 17 de octubre de 1920, y fallecido el 12 de marzo de 2010 en Valladolid. Está considerado uno de los novelistas españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Su facilidad para contar historias llenas de sensibilidad, humanidad, emoción y ternura le ha convirtido en uno de los autores preferidos por los lectores de cualquier edad, sexo, condición social y nivel cultural. También fue un escritor muy elogiado por los críticos, sobre todo por la riqueza de su vocabulario, su habilidad para el uso de todos los registros del lenguaje y sus personajes y ambientes rurales, inspirados en seres y lugares reales de su Castilla natal.

Miguel Delibes.

Vida

Su formación académica no tuvo nada que ver con la literatura, pues estudió Comercio y Derecho; sin embargo, desde muy joven empezó a escribir en los periódicos y revistas de su región. Durante la Guerra Civil se enroló como marinero en el crucero Canarias para no tener que intervenir en la lucha armada. En 1944 obtuvo la plaza de catedrático de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de Valladolid, ciudad a la que ha estado ligado durante toda su vida.

En su brillante labor como periodista, Delibes llegó a ser director de El Norte de Castilla, el diario más difundido en Valladolid. Publicó artículos sobre los temas más variados, incluido el deporte. Dedicó una parte muy extensa de su obra literaria a su gran afición: la caza. Años después, le ofrecieron la dirección del diario El País, antes de aparecer, oferta que declinó, en parte, para no tener que alejarse de su ciudad. Otros aspectos de su vida que se reflejan en sus novelas son su condición de padre de familia numerosa, su humanismo cristiano y su pertenencia a la burguesía acomodada de provincias.

Se dio a conocer como escritor en plena posguerra, cuando ganó el Premio Nadal (que era el más importante de cuantos se concedían entonces) con su novela La sombra del ciprés es alargada (1947). Posteriormente recibió numerosos premios, entre los que cabe citar el Premio Nacional de Literatura, 1955; el Fastenrath, 1957; el de la Crítica, 1962; el Príncipe de Asturias de las Letras, 1982; el de las Letras de Castilla y León de 1985; el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1991 y el Cervantes de 1993. En 1973 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española. La Junta de Castilla y León acordó en 2000 proponer la candidatura del escritor vallisoletano al Premio Nobel 2001. En junio de 2001 fue galardonado con el Premio Provincia de Valladolid a la trayectoria literaria del siglo XX.

Obra

La prosa de Miguel Delibes es heredera de la novela realista del siglo XIX. Lo más llamativo de este afán realista es su enorme riqueza de vocabulario, sobre todo de palabras relacionadas con el campo, la agricultura, la caza, etc. Delibes conoce el nombre preciso de cada árbol, cada ave o cada herramienta agraria, y lo pone en boca de sus personajes, que hablan un castellano perfecto.

Otras veces, como, por ejemplo, en El príncipe destronado, Miguel Delibes asombra al lector con su perfecto conocimiento del lenguaje infantil. Los niños de sus novelas se expresan como cualquier muchacho de carne y hueso; parecen seres tomados directamente del mundo real.

En general, su prosa es sencilla y amena, muy fácil de leer incluso cuando experimenta con técnicas narrativas novedosas, como en Cinco horas con Mario, que es un largo monólogo puesto en boca de una mujer que acaba de quedarse viuda y habla con su esposo muerto; o como en Los santos inocentes, donde elimina muchos signos de puntuación.

Su punto de vista ideológico es el del humanista cristiano: observa los vicios y defectos de la sociedad burguesa a la que pertenece, y denuncia sus injusticias. Otra idea muy repetida en sus novelas es que el progreso no sirve para nada si no va acompañado de ese ideal de justicia y tolerancia con las gentes que prefieren la vida sencilla y natural.

En La sombra del ciprés es alargada, con la que obtuvo el Premio Nadal en 1947, y Aún es de día (1949), sus dos primeras novelas, Miguel Delibes se preocupó por la muerte, la angustia y el sufrimiento, temas comunes a la narrativa europea de la época más próxima al existencialismo.

Ya con su tercera novela, El camino (1950), demostró poseer una voz propia y original, interesada en los problemas de las gentes del campo. En esta novela, que alcanzó un merecido reconocimiento, Delibes narra el proceso que sufre un niño en el descubrimiento de la vida y de la experiencia. Con El camino inauguró una época de escritura más ágil, centrada en temas actuales y vivos: la preocupación por las cosas sencillas y naturales, el ataque a la hipocresía, la codicia, el egoísmo, y la crítica a una sociedad que permanece aferrada a viejos esquemas.

A esta ambientación aldeana, plagada de personajes que Delibes construye con gran maestría, pertenecen otras novelas posteriores como Diario de un cazador (1955), Las ratas (1962), Las guerras de nuestros antepasados (1975), El disputado voto del señor Cayo (1978) y Los santos inocentes, SANTOS INOCENTES, LOS (1981). En todas ellas hay una magnífica reconstrucción del habla, las costumbres y el ambiente del hombre del campo, pero también muchas preocupaciones sociales e, incluso, políticas. Delibes denuncia la injusticia, la miseria, el abandono y la marginación de muchos seres desprotegidos que viven en aldeas mal conocidas por el hombre de la ciudad.

Hay en la obra de Miguel Delibes otro grupo de novelas dedicadas más bien a la crítica de los defectos de la clase media urbana (en especial, de esa burguesía provinciana que tan bien conoce el propio autor). Son obras como Mi idolatrado hijo Sisí (1953), Cinco horas con Mario (1966), Parábola del náufrago (1969) y El príncipe destronado (1973).

Otras novelas suyas de gran interés son: Diario de un emigrante (1958), La hoja roja (1959), El tesoro (1985), 377A, Madera de héroe (1987), Señora de rojo sobre fondo gris (1991), Diario de un jubilado (1991) y El hereje (1998)

Delibes cultivó también el relato breve, con espléndidos cuentos como el titulado "La mortaja". Muchos de estos cuentos quedaron recogidos en el libro Siestas con viento sur (1957).

Además de haber tratado el tema de la caza en varias de sus novelas (como Diario de un cazador y Los santos inocentes), Delibes dedicó otros libros a esta gran afición suya: La caza de la perdiz roja (1963), El libro de la caza menor (1964) y Con la escopeta al hombro (1970).

A pesar de su apego a su Castilla natal, Miguel Delibes viajó mucho a lo largo de su vida. Recorrió muchos lugares del mundo, unas veces como periodista y otras como profesor y conferenciante. Luego escribió libros en los que hablaba de estos viajes: USA y yo, La primavera de Praga y Europa: parada y fonda.

En 2002, la editorial Destino publicó Miguel Delibes-Josep Vergés. Correspondencia (1948-1986), una obra que recoge la relación epistolar que mantuvieron durante décadas el escritor castellano y el editor catalán.

En 2004, la misma editorial, Destino, celebró el número 1.000 de su colección Áncora y Delfín con la edición del volumen España 1936-1950: muerte y resurrección de la novela, una recopilación de textos inéditos sobre temas literarios que el autor escribió entre 1936 y 1950. La obra ofrece la visión de Delibes de escritores compañeros de generación, como Camilo José Cela, Rafael Sánchez Ferlosio o Ana María Matute. Al año siguiente publicó La Tierra herida, una entrevista con su hijo, el biólogo Miguel Delibes de Castro, sobre el estado actual del planeta.

Desde el origen permaneció fiel a los avatares que pudieran sucederle a la editorial, Destino, que publicó sus obras desde el principio, atravesando épocas en que los autores cambiaban de editoriales a menudo, motivados por seductoras retribuciones y contratos millionarios. Del mismo modo fue fiel a su novia, Ángeles de Castro, la única, que se convirtió en la única mujer que tuvo a lo largo de su vida. Cuando falleció "se fue la mejor parte de mí mismo", dijo, aceptó su incorporación a la Academia de la Lengua. También la ciudad en la que habitó sin moverse fue cobrando bajo los efectos de su pluma, una poderosa identidad propia, de genuina autenticidad, y las características resaltadas por él en sus personajes, sus costumbres y su modo de hablar, la transformaron en una entidad, Castilla, tan reconocible a la distancia,, en un lugar comparable al Lisboa de Pessoa, al Praga de Kafka o al Dublín de Joyce. También mantuvo una misma ocupación, publicando incesantemente desde 1948 hasta 2005, más de 50 años, aún cuando en el prólogo a sus Obras Completas en 7 tomos, él fechara su adiós a la escritura cuando termina El hereje, después de operarse de un cáncer, en el que salva su vida, pero ..."perdí todo: perdí hematíes, memoria, dioptrías, capacidad de concentración... imposible volver a escribir,... no era capaz de ordenar mi memoria... ¿Cómo mantener vivos en mi imaginación durante 2 o 3 años, personajes con su propia vida y sus propias características?". El cazador que escribía se dio cuenta "lo noté enseguida", y agradeció a Dios haberle dado la oportunidad de 78 años para realizar una obra y a sus lectores, haber tenido con él benevolencia y fidelidad. La despedida de las letras de un hombre humilde y generoso. Vivió 11 años más, y falleció en su ciudad, Valladolid, con 89 años.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano