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LiteraturaBiografía

Cruz Cano y Olmedilla, Ramón de la (1731-1794).

Literato español, nacido en Madrid en 1731. Se sabe poco de su vida a pesar de la popularidad de que gozó. Estudió Humanidades y Jurisprudencia, aunque no terminó ninguna de estas carreras. Trabajó de empleado en la Contaduría de penas de Cámara y gastos de Justicia, hasta que cambió este trabajo por la creación literaria. En 1757 se inicia en las letras con el sainete La enferma de mal de moda y la zarzuela en dos actos Quien complace a la deidad, acierta a sacrificar. A partir de 1760 su nombre va apareciendo con cierta frecuencia en los espectáculos teatrales y se convierte en uno de los principales proveedores de las compañías madrileñas. Se inició en los intermedios con cierto éxito: El hospital de la moda (1762), La petimetra en el tocador (1762) o La crítica (1763). Por encargo, refundió el auto sacramental de Calderón titulado El cubo de la Almudena, escribió la comedia Marta abandonada y carnaval de París, y tradujo dramas y zarzuelas italianas. Escribe por estos años algunos de los sainetes de costumbres de mayor renombre: El Prado por la noche (1765), La Plaza Mayor de Madrid por Navidad (1765), La Pradera de San Isidro (1766) o La botillería (1766). En 1768 redactó, por encargo del conde de Aranda en cuyo proyecto de reforma colaboró en un principio, el libreto de la zarzuela Briseida que, con música de Antonio Rodríguez de Hita, fue bien recibida. Animado por ello, insistió en el drama lírico con Las segadoras de Vallecas y Las labradoras de Murcia, piezas con las que introduce los temas realistas en la zarzuela.

En la década de 1770 realiza algunas traducciones pero se dedica cada vez con mayor intensidad a la renovación del teatro breve, estrenando sus sainetes en los teatros de Madrid con gran éxito, a pesar de las críticas de los neoclásicos. Hasta 1780 compuso unas doscientas obras entre zarzuelas, comedias, tragedias, sainetes, loas e introducciones. Destacan El licenciado Farfulla (1776), con música de Antonio Rosales, y la primera parte de la comedia La espigadera (1778). Adquirió tanta fama que recibía numerosos encargos para componer las loas y fines de fiesta de las grandes celebraciones. Asimismo obtuvo ayuda económica para publicar su Teatro o colección de los sainetes y demás obras dramáticas (1786-1791), en diez pequeños volúmenes. Contenía esta obra cuarenta y seis sainetes, diez comedias, ocho zarzuelas, una loa y una tragedia burlesca. Murió en Madrid en 1794.

Ramón de la Cruz realizó numerosas traducciones y libres adaptaciones de autores franceses (Boissy, Carmontelle, Dancourt, Marivaux, Molière) e italianos (Goldoni, Metastasio). Escribió además gran número de sainetes, piezas teatrales cómicas cortas que reflejaban las costumbres de la época. Según Mireille Coulon una quinta parte de los mismos no son originales. Sus adversarios le acusaron de falta de originalidad al utilizar temas, motivos y escenas de autores extranjeros. Sin embargo, el escritor tenía una conciencia clara de su labor, por lo que diferencia entre los sainetes cuyos temas son adaptados, los que tienen el pensamiento prestado de otros y los que son originales. En la práctica no es fácil distinguir los sainetes propios de los adaptados.

Los sainetes de Ramón de la Cruz presentan escenas de la vida callejera madrileña, captando lo típico y lo pintoresco, retratando la realidad (La pradera de San Isidro, El Retiro por la mañana, La Plaza Mayor por Navidad, etc.) o intentado satirizarla (El fandango del candil). En otras ocasiones ofrece escenas de la clase media en las que traza el comportamiento de sus miembros (El sarao, Las tertulias de Madrid), o la clase baja y sus tipos (La cesta del barquillero, Los aguadores de Puerta Cerrada, etc.).

Siguiendo un criterio estructural, Sala Valldaura clasifica estas composiciones en:

- Sainetes de procedencia carnavalesca o tradicional, a veces con un final sin justificar, por aporreo o persecución. Son escasos.

- Sainetes de figuras, también de estructura tradicional, con el desfile de una serie de defectos encarnados. El más conocido es El hospital de la moda.

- Sainetes que hacen burla de algún tipo tradicional, con inclusión de motivos jocosos, como Los payos en Madrid.

- Sainetes con voluntad panorámica de una costumbre (El Prado por la noche) o de un grupo social célebre (Las castañeras picadas). Las anécdotas se encadenan levemente con poca acción. Admiten variantes compositivas: la presentación o preparativos a modo de primera parte y la celebración en la segunda con un desarrollo argumental relacionado con el galanteo.

- Sainetes en los que hace burla de los nuevos usos y costumbres de petimetres o petimetras, o algún tipo advenedizo. Las escenas se concatenan por necesidades del desarrollo de la burla, y se busca un final justificado acorde con su intención más o menos moral. Este grupo se acerca a la comedia de costumbres. Sirva de ejemplo La oposición a cortejo.

La crítica tradicional diferenciaba varios grupos de sainetes atendiendo al criterio temático:

1. Sainetes de costumbres sociales: de ambiente rural o de ambiente madrileño (aristocrático /burgués /popular).
2. Sainetes literarios: de costumbres teatrales, polémica literaria y parodia literaria.
3. Otros: novelescos, de circunstancias...

El lenguaje de Ramón de la Cruz ha sido muy elogiado por los críticos. Uno de sus méritos consiste en haber dado apariencia de realidad a la tradición del lenguaje teatral y, al contrario, haber teatralizado el habla de los madrileños de la segunda mitad del XVIII. Sus funciones son: motor de la intriga, caracterizador de los personajes (petimetres, abates, madamas, majos y majas, tipos regionales, vulgar), recurso cómico, herramienta satírica y vehículo de acercamiento al aplauso. No puede deslindarse de otros lenguajes de la representación teatral al intensificarse mutuamente y al cumplir la misma función. Utiliza los recursos de agudeza e ingenio propios de Quiñones de Benavente o del entremés del siglo XVII. El contraste entre los vulgarismos y la afectación de petimetres y madamas intensifica la ridiculización, igual que ocurre con los majos y majas. Los recursos más usuales son el equívoco, la ambigüedad, el juego de palabras, la hipérbole y la metonimia.

Los sainetes están escritos en verso, aunque el autor no se preocupa demasiado de las cuestiones métricas. Utiliza rimas fáciles para no alejarse mucho de la naturalidad de la prosa.

Bibliografía

  • COTARELO Y MORI, E.: Don Ramón de la Cruz y sus obras. Ensayo biográfico y bibliográfico, Madrid, 1899.

  • COULON, Mireille: Le Sainete à Madrid à l'époque de don Ramón de la Cruz, Pau, Publications de l'Université, 1993.

  • SALA VALLDAURA, J. M.: "Introducción" a Ramón de la Cruz, Sainetes, Barcelona, Crítica, 1996.

E. Palacios Fernández.

Autor

  • MCV. E. Palacios Fernández.