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LiteraturaBiografía

Cruchaga Santa María, Ángel (1893-1964).

Poeta chileno, nacido en Santiago en 1893 y fallecido en su ciudad natal en 1964. Su extraordinario conocimiento de la literatura hispánica anterior, así como su constante atención hacia las modas, tendencias y corrientes poéticas que pervivieron o florecieron en su tiempo, quedaron bien plasmados en una brillante y fecunda producción impresa que, en su amplio abanico de registros estéticos, evolucionó desde el tardo-romanticismo y el modernismo hasta la poesía criollista de hondo arraigo social, pasando por un extenso periodo vanguardista en el que puso de manifiesto su predilección por la pureza de las formas y los contenidos. Además, hay en su obra ecos simbolistas y concesiones a la llaneza del realismo social, y una variada gama de núcleos temáticos entre los que sobresalen la inquietud religiosa, el canto a la tierra chilena y la defensa de los más desfavorecidos.

Su temprana vocación literaria, alimentada por una innata curiosidad humanística, le llevó muy pronto a integrarse en los principales cenáculos artísticos e intelectuales de la capital chilena, donde acabó desempeñando un destacado papel como promotor y animador cultural. Especialmente singular fue su relación con el futuro premio Nobel Pablo Neruda, quien distinguió expresamente la obra lírica de Ángel Cruchaga como una de las que más le habían influido en su formación inicial. Tanto fue así, que las primeras composiciones amorosas del poeta universal estaban inspiradas en Albertina Azócar, esposa de Cruchaga y hermana del escritor araucano Rubén Azócar. Por lo demás, Ángel Cruchaga mantuvo en todo momento espléndidas relaciones con casi todos los autores, artistas e intelectuales chilenos, a los que representó durante muchos años en calidad de presidente de la Alianza de Intelectuales de Chile. Asimismo, durante algunos años ocupó en Santiago la dirección de la Casa de la Cultura de Ñuñoa; estuvo presente, además, en todos los debates literarios que animaron el panorama cultural hispanoamericano de su época, a cuyo perfil contribuyó con la publicación asidua de numerosos poemas y artículos en diferentes rotativos y revistas de Chile y Argentina (como La Unión, Nosotros, Letras, Azul, Caras y Caretas y Musa Joven, esta última fundada por el propio Cruchaga en colaboración con su célebre compatriota Vicente Huidobro).

Influidos por la feraz estela de Rubén Darío, los primeros poemas del autor santiaguino surgieron entre los estertores del último Modernismo y el resurgir pujante de la estética neorromántica, como queda patente en las piezas primerizas que difundió a través de algunas publicaciones culturales de reconocido prestigio (entre ellas, la revista Zig-zag, en la que se dio a conocer como escritor con apenas dieciocho años de edad). A mediados de la segunda década del siglo XX, dio a la imprenta su primer poemario, titulado Las manos juntas (Santiago de Chile: Imprenta Universitaria, 1915), una opera prima en la que, junto a los citados ecos neorrománticos y la manifiesta influencia de Darío, asomaban también las primeras inquietudes vanguardistas del joven Cruchaga. Esta primera entrega lírica del poeta de Santiago provocó un grato desconcierto entre los críticos y lectores de su tiempo, poco acostumbrados a que un autor rompiera con tanta libertad las fórmulas clásicas de la rima y se alejara, voluntariamente, de los modelos retóricos tradicionales de la poesía hispánica. Al mismo tiempo, su recuperación de algunos procedimientos simbolistas -plasmados en un lenguaje de deslumbrante nitidez expresiva- abonaba el campo para la inminente irrupción, en las Letras chilenas, de la "poesía pura" y los postulados vanguardistas que pronto habrían de llegar desde Europa.

Su segunda entrega poética, publicada en Francia bajo el título de La selva prometida (París: [s.p.i.], 1920) constituye un magnífico testimonio de esas preocupaciones vanguardistas de Cruchaga Santa María. Pero dos años después, tras la publicación de su siguiente poemario, afloró por encima de dichas inquietudes estéticas y formales la veta religiosa que habría de recorrer una buena parte de su trayectoria poética. Se trata del volumen titulado Job (Santiago de Chile: Ed. Grimm & Kern, 1922), en el que las técnicas barrocas postmodernistas adoptadas ahora por Ángel Cruchaga se ponen al servicio de una honda reflexión cósmica que, desde su enfoque espiritual, descubre las angustias y miserias de la condición humana y cifra la redención del hombre en -según el poeta- lo único que le queda: la esperanza.

En esta línea de profunda exaltación religiosa surgieron otras excelentes colecciones de versos del poeta santiaguino, como las tituladas Los mástiles de oro (1923), Medianoche (1926), La ciudad invisible (Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1928) y Afán del corazón: 1925-1932 (Santiago de Chile: Imprenta Universitaria, 1933). Así, tras una primera etapa caracterizada, en sus planteamientos temáticos, por la búsqueda de Dios en el universo del hombre; y tras un segundo período marcado por un intimismo hermético que encuentra su correlato formal en unos poemas mucho más breves y despojados de la tiranía de la métrica y la rima, Ángel Cruchaga se adentró en una tercera fase de su trayectoria creativa, presidida por el amor hacia su tierra natal y la identificación con los problemas concretos que afectaban a sus compatriotas. Esta novedosa orientación social de la poesía de Cruchaga se dejó ver en algunos poemarios como Paso de sombra (Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1939), centrado en la dolorosa experiencia del pueblo español durante la Guerra Civil, y, muy especialmente, Rostro de Chile (Santiago de Chile: Escuela Nacional de Artes Gráficas, 1955), en el que el autor ensaya un lúcido ejercicio de memoria histórica para recuperar el pasado glorioso de su pueblo y proyectarlo, con esperanza e ilusión, hacia el futuro.

Pero esta rica y variada andadura poética de Ángel Cruchaga aún reservaba nuevas experiencias formales y temáticas a sus fieles lectores, quienes, a finales de los años cincuenta, se vieron sorprendidos por la aparición de Anillo de jade: Poemas de China (Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1959), una curiosa colección de versos que, ajena a todos los libros anteriores del escritor chileno, transformaba en material poético las vivencias del escritor santiaguino durante una fecunda visita a la China de Mao Tse-tung. Todavía antes de morir, Cruchaga Santa María -cuyos méritos literarios habían sido subrayados, en su propio país, con algunos galardones y reconocimientos tan prestigiosos como el Premio Municipal Poesía de Santiago y el Premio Nacional de Literatura de Chile- tuvo tiempo y ocasión para recuperar los acentos civiles y testimoniales de su voz poética, plasmados, un año antes de su desaparición, en el volumen titulado Noche de las noches (1963).

Bibliografía

  • "Cartillas bibliográficas de autores chilenos. Ángel Cruchaga Santa María", en Boletín del Instituto de Literatura Chilena (Santiago de Chile), III, 7-8 (1964), pp. 17-26.

  • CONCHA, Jaime: "Muerte y canto en Ángel Cruchaga Santa María (Las manos juntas)", en Estudios Filológicos (Valdivia), nº 4 (1968), pp. 130-151.

  • DANKE, Jacobo: Ángel Cruchaga Santa María. Poeta de la poesía mística, Santiago de Chile: Prensa de la Universidad de Chile, 1940.

  • LAMBERG, Fernando: "Ángel Cruchaga Santa María", en Atenea (Concepción), XLI, 405 (1964), pp. 187-190.

  • NERUDA, Pablo: "Prólogo", en Antología poética de Ángel Cruchaga Santa María, Buenos Aires: Ed. Losada, 1946.

  • SABELLA, Andrés: "Ángel Cruchaga: 25 años de poesía", en Atenea (Concepción), LIX, 177 (1940), pp. 321-336.

  • SANTANA, Francisco: Evolución de la poesía chilena, Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1976, pp. 144-147.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • 0102 JR