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PolíticaLiteraturaBiografía

Crespo, José Daniel (1890-1958).

Ensayista y educador panameño, nacido en Pesé el 2 de agosto de 1890 y fallecido en la ciudad de Panamá el 7 de julio de 1958. Figura señera de la pedagogía istmeña, ha pasado a la historia contemporánea de su nación como el principal impulsor de las grandes reformas que modernizaron el sistema educativo panameño.

Impulsado desde su niñez por una firme vocación docente, tras haber completado el ciclo primario de sus estudios en su ciudad natal se trasladó a la capital del país para ingresar en la Escuela Normal de Varones, donde a la sazón se otorgaba a los enseñantes panameños el título de Maestro de Enseñanza Primaria. Egresó, pues, de este centro José Daniel Crespo con el citado título en su historial académico, y pasó de inmediato a ejercer esa profesión que le había tentado desde la infancia. Pero, al cabo de tres años de fructífera actividad docente, decidió que sus amplias inquietudes intelectuales no quedaban del todo satisfechas con los estudios que había cursado hasta entonces, por lo que, siempre obsesionado con la materia educativa, decidió hacer un alto en su andadura profesional y marchar al extranjero con el fin de ampliar sus conocimientos y su curriculum académico. Se instaló, pues, primero en los Estados Unidos de América y luego en el Reino Unido, y a su regreso a Panamá, después de haber frecuentado las aulas de las instituciones superiores más prestigiosas de ambos países, pudo exhibir en su historial los títulos de Bachiller en Ciencias con especialización en Educación, Master con diploma de Supervisor en Educación, y Doctor en Filosofía con especialización en Educación.

Como era de esperar, estas valiosas titulaciones pronto le permitieron optar a los cargos más elevados dentro de la docencia y de la administración educativa panameñas, entre los que figuraba la cátedra de Pedagogía en el celebérrimo Instituto Nacional de la capital, a la que fue promovido de inmediato José Daniel Crespo. Desde este puesto docente y, poco después, desde su nuevo cargo político de Inspector General de Enseñanza, el humanista de Pesé empezó a difundir las nuevas tendencias pedagógicas que había tenido ocasión de conocer, estudiar a fondo y asimilar durante su fecundo período de ampliación de estudios en el extranjero, tendencias que incluían algunos métodos tan radicales y novedosos como los postulados en Norteamérica por John Dewey (1859-1952), William Heard Kilpatrick (1871-1965) y otros educadores de talla pareja y similar proyección internacional.

Después de haber ido ocupando todos los escalafones posibles dentro del ramo de la Instrucción Pública (desde maestro de primera enseñanza, pasando por profesor de instituto, por inspector y, finalmente, por el destacado cargo de Inspector General), culminó su brillante trayectoria laboral y vocacional con su nombramiento como Ministro de Educación. Al frente de esta importante cartera ministerial, José Daniel Crespo dio carta de naturaleza legal a todas sus reformas por vía de la Ley Orgánica de Educación 47 de 1946, que, no sin tener que superar un agrio debate, fue aprobada por la Asamblea Nacional a mediados de los años cuarenta. Entre otras medidas de tanta audacia como eficacia dentro del anquilosado sistema educativo panameño, esta Ley decretada por Crespo imponía el establecimiento del escalafón del magisterio a base de créditos y experiencias y de la estabilidad del educador, y no -como se había venido haciendo hasta entonces- en función de los privilegios y recomendaciones. Gracias a la redacción de esta Ley Orgánica de Educación, el gran pedagogo de Pesé logró acabar con ese sistema viciado e injusto que deparaba las mejores plazas a los educadores pertenecientes a las clases privilegiadas, mientras que enviaba a los peores destinos del país a los maestros que no podían alegar en su favor ninguna recomendación caciquil.

Esta importante labor desempeñada en las arenas políticas le condujo hasta otros destacados cargos dentro de la vida pública, como los de Diputado a la Asamblea Nacional, Embajador y, entre otros, Jefe de Misiones Diplomáticas. Pero siempre será recordado por su actividad docente y su trabajo infatigable dentro del área de la educación, en el que dejó plasmado su talante progresista, sus vastos conocimientos en materia pedagógica (tanto teóricos como prácticos), y su constante voluntad de imponer una serie de reformas que fue difundiendo a través de numerosas circulares y disposiciones en las que se combinaba felizmente la intención política con la profundización en el desarrollo de los temas educativos. Entre otras muchas iniciativas que le otorgaron un merecido prestigio intelectual entre sus coetáneos, cabe citar también el establecimiento de la Semana del Libro y el apoyo constante a la creación, conservación y extensión de la red de bibliotecas públicas que, merced a sus desvelos, fue implantándose en todo el territorio istmeño.

José Daniel Crespo dejó impresas algunas obras en las que dio respuesta, por un lado, a las necesidades que, como maestro de a pie, había observado entre la población estudiantil panameña; y, por otro lado, divulgaba sus ideas acerca de los nuevos modelos educativos que pretendía implantar. Entre las primeras, cabe recordar las tituladas Geografía de Panamá y Lector Panamericano (esta última, escrita en colaboración con Guillermo Méndez Pereira); entre las segundas, hay que citar una de sus obras capitales, Fundamentos de la Nueva Educación. Su dilatada cultura le permitió, además, enfocar la lente crítica de su mirada ensayística hacia otros contenidos tan diversos como los apuntados en los títulos siguientes: La moneda panameña, El nuevo Tratado del Canal y Sugerencias y problemas económicos de Panamá.

JRF.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.