Congrains Martín, Enrique (1932-VVVV).
Escritor peruano. Su única novela, No una, sino muchas muertes (1958), es la primera que trata el tema de la marginación en las periferias de las grandes ciudades y le ha valido la consideración más sólida dentro de la narrativa Hispanoamericana.
A pesar de la importancia evidente del problema de la pobreza urbana, la vida de las barriadas y rancheríos que afean las afueras de las grandes ciudades latinoamericanas figura sólo esporádicamente en la nueva novela: sirve de fondo a José Trigo de Del Paso, la entrevemos momentáneamente en Coronación y Este domingo, de Donoso, y en Los habitantes, de Garmendia, pero sin que ocupe un Iugar de veras importante en estas obras. La única novela digna de mención dedicada enteramente a los auténticos desheredados ha sido la novela escrita por Enrique Congrains Martín, No una, sino muchas muertes (1958), de Ia que han saIido tres ediciones en tres países latinoamericanos diferentes. No sólo explota un filón que otros novelistas más comprometidos que Congrains han desdeñado, sino que además, en medio de la negatividad y el pesimismo que dominan las actitudes de la mayoría de los escritores, esta novela trae un mensaje de esperanza. Como acertadamente se afirma, es mucho más que un documento de la vida en la perifería de Lima y una protesta contra la injusticia social. Su tema verdadero es más universal y eterno: la necesidad que siente el hombre de alcanzar su propia plenitud.
Aprovechándose del intenso interés y del fuerte dramatismo de este argumento, Congrains estudia la evolución de Maruja, quien, al principio de la novela, ya se encuentra dispuesta a reconsiderar la validez de las ideas en que había basado su vida hasta ahora. Hay en No una, sino muchas muertes, como indica Higins, una respuesta, si bien un tanto ingenua a veces, al pesimismo que tipifica Ia nueva novela en general. Congrains cree todavía, algo anacrónicamente quizá, en Ia Iucha por Ia vida y en Ia posibiIidad de forjarse una existencia más digna. No minimiza las dificultades; la omnipresencia del basural en el que la gente vive precariamente a base de los desperdicios todavía útiles, nos recuerda a cada momento la hostilidad del ambiente. Pero aun así, parece afirmar Congrains, surgen algunas raras oportunidades que puede aprovechar el individuo dotado de voluntad e inteligencia. Por eso el verdadero interés de la novela estriba no en la descripción del ambiente en sí, ni en los episodios de crimen y violencia, sino en el contraste entre los que quieren transformar su vida y quienes, uno por uno, se demuestran incapaces de aprovecharla.
A pesar de que el tremendismo de Congrains haya quedado sin sucesión en novelas posteriores, No una, sino muchas muertes ocupa un sitio especial y algo solitario dentro del panorama de la nueva novela, por su escenario y por su visión optimista de las potencialidades humanas.
