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PolíticaHistoriaBiografía

Ciano, Gian Galeazzo (1903-1944).

Político y diplomático italiano. Nació en Livorno el 18 de marzo de 1903 y murió en Verona el 11 de enero de 1944. Desempeñó cargos diplomáticos en varios países.

Síntesis biográfica

Pocos años después de contraer matrimonio con Edda, hija de Benito Mussolini (1930), fue nombrado secretario (y luego ministro) de Prensa y Propaganda. Participó como voluntario en la guerra de Etiopía (1935-1936) y, al terminar esta, pasó al ministerio de Asuntos Exteriores. Desempeñó este cargo durante los siguientes siete años. Desde el mismo, impulsó una política de acercamiento a Alemania, estableciéndose el Eje Roma-Berlín en noviembre de 1936. Sin embargo, cuando a finales de 1937 advirtió que el creciente poderío nazi podría perjudicar la influencia italiana en los Balcanes se opuso a una alianza demasiado estrecha, por más que él mismo firmase el Pacto de Acero (mayo de 1939).

Por esa misma razón retrasó todo lo que pudo la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, pero cuando lo hizo fue el principal promotor del ataque por sorpresa a Grecia. El fracaso militar en este país subordinó la línea de acción italiana a la alemana, sin que Ciano pudiese evitarlo. Habiendo cesado como ministro de Exteriores, tras las graves derrotas del Eje de 1942 y 1943, optó por apoyar la destitución de Mussolini en julio de este año. Refugiado en Alemania, fue entregado al nuevo régimen fascista de la República Social Italiana, que le juzgó y condenó a muerte por traición. La intercesión de su mujer ante su suegro y la negociación con los alemanes (su libertad por sus comprometedores diarios) no pudieron salvarle.

Diplomático y ministro de Prensa y Propaganda

Era hijo de Constanzo Ciano, conde de Cortelazzo, héroe de la Primera Guerra Mundial, periodista y propietario del diario Il Telegrafo, de Livorno, y de Carolina Pini. La familia se trasladó primero a Venecia y luego a Génova, donde Galeazzo terminó sus estudios secundarios. En 1921, al ser elegido el padre como diputado (el año siguiente sería nombrado subsecretario al hacerse Benito Mussolini con el poder), los Ciano se establecieron en Roma. Durante los años que realizó Derecho en la Universidad de Roma colaboró en algunos periódicos, incluido el fascista L’Impero (desde 1924). Sus artículos trataban fundamentalmente de crítica teatral, y no de política. Se graduó en 1925. Sin vocación para la abogacía, por influencia de su padre se presentó a unas oposiciones para el cuerpo diplomático, que aprobó.

Fue enviado como vicecónsul a Río de Janeiro y luego a Buenos Aires. En 1927 fue destinado a Pekín como secretario de legación, donde permaneció hasta 1929, cuando regresó a Italia y ocupó el cargo de adjunto de la embajada italiana ante la Santa Sede, recién creada tras el concordato firmado ese mismo año. El 24 de abril de 1930 contrajo matrimonio con Edda Mussolini, hija mayor del dictador italiano. Ciano, que al igual que su padre era más conservador que fascista a pesar de que ambos estaban afiliados al partido, encontró en este matrimonio la oportunidad de hacer una rapidísima carrera política. A finales de mayo marchó de nuevo a China, esta vez a Shangai y como cónsul general. Apenas un año después fue trasladado otra vez a Pekín como enviado plenipotenciario. En 1933 volvió a Italia, e inmediatamente fue designado para formar parte de la delegación italiana que debía participar en la Conferencia de Londres (sobre asuntos económicos).

El 1 de agosto de 1933 estrechó su vinculación con el régimen fascista al ser nombrado jefe del gabinete de prensa de Mussolini y subsecretario de Estado para Prensa y Propaganda. Pronto tuvo bajo su control todos los medios de comunicación, cuya eficacia como medio propagandístico con objetivos políticos había sido puesto de manifiesto por Joseph Goebbels en la Alemania nazi. Cuando en mayo de 1935 se transformó su oficina en ministerio, él se mantuvo en su dirección. Tenía apenas treinta y dos años y ello suponía su entrada en el gobierno; además, pasó a formar parte del Gran Consejo del Fascismo. Ya por entonces era uno de los colaboradores personales de Mussolini.

Al comenzar la guerra de Etiopía en agosto de 1935, el gobierno interino de su ministerio quedó en manos de su subsecretario Dino Alfieri, mientras que él personalmente tomaba parte en los combates. Trasladado a Asmara (capital del dominio italiano de Eritrea) obtuvo el mando de la 15ª Escuadrilla de Bombarderos. Tras una breve estancia en Roma a finales de año para ser operado, volvió a Eritrea en febrero de 1936, poco antes de la victoria italiana. En mayo ya había regresado a Italia, condecorado con dos medallas de plata al valor (otros jefes fascistas obtuvieron galardones parecidos).

Ministro de Asuntos Exteriores

Durante la guerra comenzó a dar un giro filoalemán a su ministerio con el objeto de cambiar toda la política exterior italiana y hacerla favorable a Alemania. Esta tarea se vio facilitada por su nombramiento como ministro de Exteriores el 9 de junio de 1936. Inmediatamente tras su toma de posesión del cargo aplicó abiertamente esa política en perjuicio de la acostumbrada amistad con Francia e Inglaterra. Esta nueva alianza quedó reforzada con la intervención de ambos en apoyo del bando sublevado en la Guerra civil española (a partir de julio de 1936) y la concesión de permiso para la extensión de la influencia nazi en Austria.

Entre el 21 y el 23 de octubre de 1936 visitó Alemania, entrevistándose con el ministro de Exteriores alemán, Konstantin von Neurath, y luego con el propio Führer, Adolf Hitler. El 22 de octubre firmó con Alemania y Japón el Pacto Anti-Komintern, al tiempo que coordinaba con los alemanes la ayuda militar enviada a España. Poco después de lograr el reconocimiento alemán del Imperio italiano se anunciaba la creación del Eje Roma-Berlín (1 de noviembre).

Ciano y sus diplomáticos insistieron en respetar las áreas de influencia de ambos países. Propusieron el Mediterráneo para Italia y el mar Báltico y el norte de Europa para Alemania. Este país se mostraría poco dispuesto a tal reparto, especialmente en lo tocante al este europeo, que según el plan italiano quedaba en situación incierta. En esta región Italia mantuvo por el momento cierta influencia. Firmó a finales de septiembre un acuerdo económico con Yugoslavia (confirmado y ampliado el 25 de marzo de 1937), añadiéndose luego la celebración el 11 y 12 de noviembre, en Viena, de una conferencia entre Italia, Austria y Hungría para aproximar a los tres países. Estos acuerdos, por otra parte, buscaban el aislamiento de Grecia, aliada de Inglaterra. Con este país, las relaciones fueron cambiantes, con fases de acercamiento y alejamiento. Finalmente, Ciano y Mussolini se inclinaron por el distanciamiento. A esto siguió, en compensación, el refuerzo de los lazos con los alemanes. El 25 de septiembre Ciano acompañó a Mussolini en su viaje a Alemania.

Ciano y el ascenso de la Alemania nazi

Curiosamente, Ciano, voluble, comenzó por esta época a dar muestras de recelo respecto a la alianza ítalo-alemana, a pesar de haber sido su principal impulsor. En su Diario se planteaba si esa alianza no debía considerarse sino una estrategia diplomática para ejercer mayor presión sobre las democracias. A principios de 1938 era ya clara la intención de Hitler de anexionarse Austria (anschluss), a lo cual Ciano no se opuso, pues no deseaba la alianza entre este país y Checoslovaquia (ni tampoco una posible restauración de los Habsburgo). Además, así tendría manos libres para promover un nuevo acuerdo con Hungría y Yugoslavia. Cuando la anexión se llevó a cabo, Ciano lo consideró como positivo para la estabilidad europea. Pero por otra parte, le preocupaba la posible extensión de la influencia alemana en los Balcanes, por lo que propuso a Mussolini la ocupación de Albania. Aún veía posible apoyarse en las potencias occidentales, e incluso había firmado con Inglaterra un acuerdo el 20 de febrero, tras la dimisión del ministro de Exteriores Anthony Eden (el principal promotor de la política anti-italiana).

Cuando Alemania quiso incorporarse también los Sudetes (parte de Checoslovaquia) y creó una grave crisis en Europa, Italia se presentó como mediadora. Aunque se consideró que la actuación de Mussolini y Ciano en la Conferencia de Munich había salvado la paz, el hecho es que habían permitido el desmembramiento de Checoslovaquia. A finales de año, Ciano trató de obtener un acuerdo con Francia similar al firmado con Inglaterra, que no logró por la marcada actitud antifrancesa del gobierno italiano. El 11 y 12 de enero de 1939, para suavizar las relaciones con ese país, participó en un encuentro entre Mussolini y el primer ministro británico Arthur Neville Chamberlain.

El 24 de enero, después de un encuentro entre Ciano y Milan Stojadinovic, primer ministro yugoslavo, este fue depuesto, con lo que Italia perdía un aliado y veía perjudicaba su estrategia en los Balcanes. En abril, al hacerse efectiva la ocupación de Checoslovaquia por los alemanes, Ciano procuró que Italia hiciese lo propio con Albania, tras convencer a Mussolini. Envió a Tirana un tratado que imponía sobre el país el protectorado italiano; al no responder el rey Zog I, presentó un ultimátum pronto transformado en intervención militar. En reacción, Francia e Inglaterra reforzaron sus garantías a Grecia y Polonia. Italia, por su parte, estrechó relaciones con Alemania, firmando el Pacto de Acero el 22 de mayo. Ello fue decisión de Mussolini, pues Ciano no lo veía con buenos ojos ya que los italianos quedaban por él estrechamente ligados a su aliado, casi obligados a intervenir en una guerra de cualquier tipo que afectase a Alemania. Ciano, en una reunión posterior el ministro de Exteriores alemán, Joachim von Ribbentrop, advirtió que la apertura de un conflicto estaba próxima, especialmente tras el pacto de no agresión entre Hitler y la Unión Soviética de Josif Stalin. De este modo, presionó a Mussolini para que no secundase la política alemana. En agosto de este año recibió el Collar de la Anunziata de manos del rey Víctor Manuel III.

La guerra y la subordinación Italiana a Alemania

Al ser invadida Polonia desde el 1 de septiembre de 1939, inicio de la Segunda Guerra Mundial, Italia, que no estaba militarmente preparada, se declaró “no beligerante”: aliada de Alemania, pero no combatiente. Ciano dio algunos pasos de mediación y buscó atemperar las relaciones con ingleses y franceses; propuso incluso la creación de un organismo de estados balcánico-danubianos neutrales, que sería encabezado por Italia. Pero la “no beligerancia” italiana era provisional, a pesar de que en este momento el ascendiente de Ciano sobre Mussolini era muy grande, con muchos de los nuevos miembros del gobierno afines a él.

Al fin, en marzo de 1940, se decidió la entrada italiana en la guerra tras sendos encuentros con Ribbentrop y Hitler. Ciano, sin abandonar su recelo antigermánico, se había convencido de la invencibilidad alemana. Trató de orientar la estrategia italiana de modo paralelo a la alemana, dirigiéndola hacia los Balcanes. Aceptó las condiciones de paz impuestas a Francia por Hitler y luego preparó el ataque italiano a Grecia. Convenció fácilmente a Mussolini de la necesidad de la empresa y en octubre se iniciaron las hostilidades con ese país. Para disgusto de Ciano, el ejército Griego presentó gran resistencia y puso en graves dificultades a las fuerzas italianas que presionaban desde Albania. Alemania tuvo que intervenir, poniendo fin al deseo de Ciano de llevar una guerra paralela. Así, en abril de 1941, tuvo que aceptar los planes alemanes sobre los Balcanes (formalmente beneficiosos para Italia): anexión de Eslovenia a Alemania, formación de un estado croata puesto bajo influencia italiana (al igual que Montenegro) y extensión de la frontera albanesa en perjuicio de Serbia y Grecia.

En lo sucesivo, la política italiana iba a quedar subordinada a la alemana, por más que estuviese en un escalón más alto que otros aliados de los alemanes como Hungría, Bulgaria o la propia Francia de Vichy. En la primera mitad de 1941, Ciano participó en las conversaciones de Mussolini con el dictador español Francisco Franco, que tenían el objeto de lograr la intervención española en el conflicto, que no tuvieron éxito. El 15 de junio fue informado por Ribbentrop del próximo ataque alemán a la Unión Soviética. No tuvo parte en la toma de postura italiana ante este hecho, ausente de su ministerio por motivos de salud. En 1942, Ciano tuvo poca actividad diplomática, en parte por la subordinación a las directrices alemanas, en parte por la intensificación de la atención a lo estrictamente militar. Las primeras derrotas importantes de las fuerzas del Eje le movieron a pronunciar algunas críticas contra los alemanes y el propio Mussolini, si bien en privado.

Ciano y la caída de Mussolini. Los "Diarios"

Quizá a causa de ellas cesó el 5 de febrero de 1943 como ministro del Exterior, pasando a desempeñar el puesto de embajador en el Vaticano. Abandonaba su influencia política, pero ahora podía tener relación diplomáticos occidentales. Después del desembarco angloamericano en Sicilia, se adhirió a los planes de algunos jerarcas fascistas de devolver al rey la capacidad de acción. En la mente de Ciano y de otros jefes como Dino Grandi y Giuseppe Bottai estaba sustituir al Duce como nuevos gobernantes. En la sesión del Gran Consejo del Fascismo del 24 de julio de 1943 se votó la destitución de Mussolini por 19 votos a favor, incluido el de Ciano. Sin embargo, sus planes de sucesión no cuajaron, pues el rey había decidido prescindir no sólo de Mussolini, sino del fascismo, y nombró jefe de gobierno al general Pietro Badoglio.

Ciano, viendo todo perdido, trató de obtener un pasaporte para España y solicitar allí asilo político. Al no conseguirlo aceptó la ayuda que le ofreció el servicio secreto alemán, que a finales de agosto le trasladó con toda su familia a una villa cerca de Oberallmannshausen, en Alemania. Al ser creada la fascista República Social Italiana en los territorios del centro y norte del país (lo que aún estaban bajo control alemán), Ciano fue considerado traidor por su voto en contra de Mussolini. A pesar de que las relaciones con su suegro habían mejorado gracias a la intercesión de Edda, fue entregado por los alemanes el 19 octubre, llevado de Munich a Verona y encarcelado. El 27 de octubre se creó un tribunal especial para juzgarle a él y a los demás jerarcas que se habían opuesto a Mussolini. El juicio se celebró de modo arbitrario entre el 8 y el 10 de enero de 1944. En el transcurso del mismo su mujer intentó salvarlo solicitando gracia a su padre y negociando con los alemanes su libertad por la entrega de los comprometedores diarios de su esposo (escritos mientras era ministro de Exteriores). No se llegó a ningún acuerdo y Mussolini no intervino, de modo que Ciano, como los demás encausados, fue condenado a muerte. La mañana del 11 de enero, al día siguiente de la sentencia, fue fusilado al tiempo que los otros jerarcas en el fuerte de San Prócolo de Verona.
Edda, que el 9 de enero se había refugiado con sus hijos en Suiza, llevó consigo los diarios de Ciano. Estos consistían en anotaciones, ocasionales desde su nombramiento como ministro de Exteriores, y más regulares desde agosto de 1937 (algunos apuntes de 1936 a 1937 fueron probablemente destruidos por los alemanes). En ellas reflejaba sus impresiones, minuciosas gracias a su buena memoria, acerca de las relaciones internacionales del momento. Los diarios fueron publicados parcialmente por su mujer al terminar la guerra, primero en Estados Unidos en 1946 (sólo la parte correspondiente al periodo 1939-1943) y poco después, en el mismo año, en Italia (dos volúmenes, uno de 1939 a 1940 y otro de 1941 a 1943). En 1948 se editaría lo que aún faltaba, de 1937 a 1938. En 1980 se publicó la primera edición crítica, en italiano.

Bibliografía

  • BRISSAUD, A. La tragédie de Vérone; Grandi et Ciano contre Mussolini, 1943-1944. (París, Perrin: 1971).

  • CIANO, E. M. La mia vita. (Milán, Mondadori: 2001).

  • CIANO, G. Diario. Edición de Fabio Congost. (Barcelona, Los Libros de Nuestro Tiempo: 1952).

  • Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial. Vol. 8. (Madrid, SARPE: 1978).

  • DE FELICE, R. Diario 1937-1943. (Milán: 1980).

  • FREDIANI, G. La pace separata di Ciano. (Roma, Bonacci: 1990).

  • GARCÍA TOLSÁ, J. Tres procesos célebres: Carlos I de Inglaterra, Mariscal Ney, conde Ciano. (Barcelona, Mateu: 1959).

  • GUERRI, G.B. Galeazzo Ciano: una vita, 1903-1944. (Milán, Bompiani: 1979).

  • MOSELEY, R. El conde Ciano. La sombra de Mussolini. (Madrid, Temas de Hoy: 2001).

Enlaces en Internet

http://www.arcobaleno.net/personaggi/EddaCianoMussolini.htm ; Página con información sobre Edda Mussolini Ciano, esposa de Galeazzo Ciano (en italiano).
http://www.cronologia.it/storia/biografie/ciano.htm ; Página con amplia información sobre la vida y la política exterior de Ciano (en italiano).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez