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PolíticaBiografía

Centeno, Diego (1505-1549).

Conquistador español, nacido en 1505 en Ciudad Rodrigo y muerto el 2 de mayo de 1549, posiblemente en Lima. Participó con Pizarro en la dominación del Perú y tuvo una actuación decisiva en acabar con la rebelión de Gonzalo Pizarro al organizar una resistencia realista en el sur del Perú. Combatido por Francisco de Carvajal, tomó Cuzco y estuvo con el Pacificador Lagasca, que le nombró Gobernador interino del Río de la Plata. Falleció cuando se disponía a colonizar el Alto Perú y el Paraguay.

Nació en Ciudad Rodrigo en 1505 y se desconoce su vida hasta la conquista del Perú, en la que participó como compañero de Pizarro. Hizo entonces una inmensa fortuna y se estableció en la Villa de la Plata, donde tuvo solar, fue alcalde y destacó como uno de sus vecinos más prominentes. Al producirse la rebelión de Gonzalo Pizarro se envió a dicha villa al lugarteniente Francisco de Almendras, que cometió toda clase de arbitrariedades, al quitar repartimientos a los vecinos para dárselos a Pizarro, desterrar a don Lope de Mendoza y matar a don Gómez de Luna. Cuando llegaron las noticias de que el virrey había llegado a Tumbez y luego a Quito, para preparar un gran ejército contra los rebeldes, Centeno se reunió con varios vecinos leales a la Corona, como Lope de Mendoza, Camargo, Alonso Pérez de Esquivel y Ribadeneira para matar a Almendras. Entraron en su casa, le apresaron y luego le procesaron bajo los cargos de haberse apoderado de la artillería de Guamanga, descerrajado su caja real y robado su tesoro, así como también de haber asesinado a Gómez de Luna. Fue considerado culpable y sentenciado a muerte. Se le ajustició en la Villa de la Plata el 16 de junio de 1545.

Centeno reunió una fuerza de ciento ochenta hombres y se dirigió hacia el Alto Perú para defender la causa del Rey. Luego bajó hasta Arequipa, que tomó fácilmente y se dispuso a reconquistar Cuzco, donde estaba acantonado el fanático rebelde Francisco del Toro. No lo consiguió y tuvo que huir perseguido por los trescientos soldados de su enemigo. Centeno volvió al Alto Perú, donde abrió un frente de guerra en la retaguardia del territorio alzado contra el monarca. Gonzalo Pizarro comprendió el peligro que esto entrañaba y envió contra él a su fiel lugarteniente Francisco de Carvajal. El maese de campo pizarrista partió de Quito, reforzó sus tropas en Cuzco y persiguió tenazmente la escasa fuerza de Centeno, que trataba de evitar combates frontales. Acosado por los pizarristas, Centeno tuvo que dispersar sus fuerzas en Paria (cerca de Oruro) y huir a Arequipa (1546), donde se escondió en una cueva durante un año, en el cual vivió de la caridad de los indios.

Se sucedieron luego los grandes triunfos de Gonzalo Pizarro, la llegada de Lagasca y la reorganización de las tropas realistas. Entonces reapareció Centeno. Abandonó su escondrijo y reunió en Arequipa una fuerza de cuarenta y ocho hombres, con los que marchó contra Cuzco, que logró liberar gracias a un ataque sorpresa. Fue su mejor triunfo (vísperas del Corpus de 1547) y colocó a los insurrectos entre dos fuegos, lo que cambió el cariz de la guerra, pues empezaron a desertar muchos soldados del campo pizarrista. Centeno reunió más de mil hombres y decidió enfrentarse a Carvajal en Huarina (banda oriental del Titicaca) el 20 de octubre de 1547. El “Demonio de los Andes” volvió a demostrar sus grandes dotes militares, derrotando a Centeno y dando muerte a 350 de sus hombres, sin apenas bajas rebeldes. Centeno y algunos capitanes lograron huir y continuaron resistiendo en el sur, mientras que Lagasca avanzaba desde el norte. Estuvo más tarde presente en el desastre realista de Huarina, del que logró escapar con vida, y finalmente la gran victoria de Jaquijahuana (abril de 1548) que acabó con la rebelión. Tras ella Centeno trató de acercarse a su enemigo Carvajal, que estaba preso, por si necesitara algo, pero según el cronista Diego Fernández lo rechazó con estas palabras “Señor Diego Centeno. No soy tan niño o muchacho para que con temor de la muerte cometa tan gran poquedad y liviandad como seria rogar a vuesa merced hiciese algo por mi, y no me acuerdo, buenos días ha, tener tanta ocasión de reirme como del ofrecimiento que vuestra merced me hace”.

Pacificado el Perú, Lagasca recibió una fuerza española procedente del Paraguay y mandada por Nuflo de Chaves, que había mandado Irala para solicitar que se le nombrara gobernador del Río de la Plata. Lagasca les ordenó regresar al Paraguay y nombró gobernador de la provincia a Centeno, que tenía en Charcas hacienda suficiente para emprender su poblamiento y méritos más que sobrados. Era una Gobernación inmensa, pues iba desde los confines de Cuzco y de los Charcas hasta la frontera de Tordesillas con Brasil y entre el trópico de Capricornio y los 14º sur del ecuador. Lagasca le dio unas instrucciones el 20 de diciembre de 1548 en las que le encomendaba fundar varias poblaciones, cuidar el buen tratamiento a los indios y evitar que fueran con él soldados que hubieran participado en la rebelión pizarrista. Centeno inició sus preparativos, pero se sintió indispuesto y el 2 de mayo de 1549 tuvo que renunciar a su título de Gobernador del Río de la Plata y a la colonización que debía efectuar. Falleció el 9 de julio siguiente, posiblemente en Charcas. Su cometido se traspasó a Alonso de Mendoza, que fundaría La Paz.

Bibliografía

  • FERNÁNDEZ, Diego. Historia del Perú. (Madrid: Atlas, 1963).

  • LÓPEZ MARTÍNEZ, Héctor. Diego Centeno y la rebelión de los Encomenderos. (Lima: 1970).

  • VARGAS UGARTE, Rubén. Historia General del Perú. (Barcelona: 1966 [t. I]).

MLS

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  • 0104 MLS