A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
HistoriaPolíticaBiografía

Cea (o Zea) Bermúdez, Francisco (1779-1850).

Comerciante, diplomático y estadista español, nacido en Málaga el 28 de octubre de 1779 y fallecido en París el 6 de julio de 1850. Durante la guerra de la Independencia y el reinado de Fernando VII ya desempeñó algunas misiones de carácter diplomático, pero cuando realmente empezó a tener un peso específico en la política española fue tras el Trienio Liberal. En 1823, Fernando VII le dio el mando de la Secretaría de Despacho del Estado, puesto que conservó poco tiempo, ya que los sectores más radicales del absolutismo se pusieron en su contra hasta conseguir que los apostólicos lo destituyeran en 1825.

Su figura no adquiriría su total trascendencia hasta finales del reinado de Fernando VII, cuando se planteó el problema sucesorio, cuando Cea iba a ser el encargado de atemperar los sectores del absolutismo español que estaban en contra de la promulgación de la Pragmática Sanción que anulaba la Ley Sálica instaurada por Felipe V. El absolutismo más ortodoxo no veía bien que Fernando VII se decantase por la sucesión de su hija Isabel, en vez de por la del infante don Carlos. Cea se apresuró a llevar a cabo una serie de medidas para atraerse el mayor número de apoyos dentro del absolutismo e incluso dentro del liberalismo. Así, formó un nuevo gabinete ministerial el 1 de octubre de 1832, que iba a tratar de abrirse mínimamente a los postulados liberales.

Uno de los primeros gestos del nuevo gobierno fue la reorganización de los mandos militares, así como la reducción e incluso desaparición de las compañías de voluntarios realistas, es decir, cualquier atisbo de carlismo dentro del ejército fue depurado. A nivel local, en febrero de 1833 Cea Bermúdez decidió que era necesaria una renovación de los ayuntamientos, de forma que mediante un proceso electoral censitario, intentó que pudiese llegar sus organismos de gobierno la pujante burguesía y, además, promulgó una amnistía para los liberales del Trienio, lo que permitió el regreso a España de unos diez mil exiliados. En el ámbito cultural se permitió que las universidades, que llevaban dos años cerradas, volvieran a abrir sus aulas.

Cuando por fin murió Fernando VII el Deseado, en septiembre de 1833, la regente María Cristina mantuvo a Cea al frente del gobierno. El propósito de éste era mantener al estado español en la inmovilidad del despotismo ilustrado. Cea se dedicó por completo a sus funciones, llegando a trabajar catorce horas al día, lo que hizo que estuviera prácticamente aislado de la realidad de la nación y del deseo popular de un gobierno verdaderamente representativo. Las únicas reformas posibles que Cea consideraba eran las administrativas; a aquellos que le pedían una reforma política los tomaba por políticos sin fuerza en la capital y cegados por la ambición. Uno de sus objetivos prioritarios era mantener las buenas relaciones con las cortes de Prusia, Austria y Rusia, algo que impediría la reforma política exigida; además, pensaba que la reforma en el ejecutivo llevaría al país al carlismo. En ningún momento flaqueó su apoyo al absolutismo instaurado en Portugal, a pesar de que los embajadores de Francia e Inglaterra le recomendaban gestos más efectivos hacia los liberales.

Su Manifiesto, aparecido el 4 de octubre de 1833 (que obligó a ratificar a la propia María Cristina) recogía los puntos de su programa político: la base de su obra era la vuelta al despotismo ilustrado, aunque manteniendo el absolutismo con el fin de que el carlismo se adhiriera a su causa; aparte preveía una reforma administrativa basada en el ideario de los antiguos ilustrados para lograr aunque fuera mínimo, cierto apoyo liberal. Sin embargo, la verdad es que la solución propuesta por Cea fue un verdadero desastre.

El Manifiesto de Santarem, en que el infante don Carlos se autoproclamaba rey de España, hizo que la Primera Guerra Civil Carlista fuera un hecho. Así pues, Cea se veía sin el apoyo del absolutismo intransigente y también sin el de los liberales. Los adversarios políticos de Cea pusieron todo su empeño en acabar con un sistema político enquistado. De nuevo en la historia de España los generales iban a tener un papel estelar, ya que tanto Llauder como Quesada, capitanes generales de Cataluña y Castilla la Vieja respectivamente, estaban al lado de los conspiradores, cuya presión en la Corte hizo que, en enero de 1834, la regente decidiera la destitución de Cea. Sus consejeros convencieron a la reina madre de que el programa llevado a cabo por éste nunca podría lograr atraer a los liberales hacia la causa isabelina. El sustituto de Cea al frente de la Presidencia del Consejo de Ministros fue el liberal moderado Martínez de la Rosa, conocido en los ambientes políticos como “Rosita la Pastelera” por sus artes negociadoras. En abril de ese mismo año se publicaría el Estatuto Real que convertía el sistema político español en una supuesta monarquía constitucional. Con estas medidas los liberales apoyarían en la medida de lo posible a la regente y la futura reina Isabel II.

Bibliografía

  • EGGERS, E.R. Cea Bermúdez y su época. (Madrid: 1958).

  • VILLARROYA, JOAQUÍN TOMÁS. El sistema político del Estatuto Real (1834-1836). (Madrid: 1968).

Autor

  • Victoria Horrilllo Ledesma