Castro y Figueroa Salazar, Pedro de (¿-1741).
Administrador colonial español nacido en San Julián de Cela (La Coruña) en fecha desconocida y muerto en la ciudad de México el 22 de agosto de 1741. Fue duque de la Conquista, marqués de Gracia Real y trigésimo noveno virrey de Nueva España.
Ostentaba el cargo de sargento mayor de Guardias de Infantería española cuando Felipe V le concedió el título de marqués de Gracia Real, el 4 de octubre de 1729, en honor a sus méritos en apoyo de la nueva monarquía. Carlos III, rey de las Dos Sicilias, por su parte, le otorgó el de duque de la Conquista en 1735, tras la batalla de Bitouto, cuando ejercía las funciones de Gentilhombre de su Cámara y de su Supremo Consejo de Guerra. Llegó a ser teniente coronel de las Reales Guardias de Infantería y mariscal de campo en el Ejército español, hasta alcanzar el grado de capitán general. Vistió el hábito de caballero de las Órdenes de Santiago y de San Genaro, con encomienda en la de Calatrava y comendador en la de Alcántara. Formaba parte del núcleo de la nobleza de nuevo cuño encumbrada por la dinastía borbónica.
Casó con Bernarda de Azcárraga y Abaunza, natural de Madrid, de la que enviudó antes de ser nombrado virrey y tuvo tres hijos: Bernardo, que heredó sus títulos; Pedro, que le acompañó a Nueva España y Josefa.
El rey designó a don Pedro de Castro virrey de Nueva España en Real Cédula de 26 de mayo de 1739, pero tuvo que demorar su salida hasta el 6 de abril de 1740 cuando embarcó para cruzar el Atlántico, infestado de armadas enemigas. La travesía estuvo llena de incidentes. Habían dividido la expedición en dos barcos holandeses, el virrey y ayudantes en uno y el resto de la familia en otro, para pasar desapercibidos. En la primera parte de la navegación sobrevino una fuerte tormenta pero más tarde, al salir de Puerto Rico, les persiguieron dos fragatas inglesas, lo que obligó a Pedro y a su familia a transbordar con bastante riesgo a una balandra ligera que pudo escapar, mientras el barco mayor fue apresado y llevado hasta Jamaica. El 30 de junio la balandra con el virrey a bordo llegaba a Veracruz.
Rodeado de honores y con el ceremonial acostumbrado, emprendió el viaje hacia la capital. En Guadalupe lo saludaron la Real Audiencia y los Tribunales, que le acompañaron hasta la ciudad de México. Como había perdido todas sus credenciales durante el forzado trasbordo a la balandra, el Real Acuerdo tuvo que dar por suficiente los documentos que obraban en poder del virrey-arzobispo, tras lo cual Pedro de Castro tomó inmediatamente posesión de su cargo.
La situación de Nueva España era de gran preocupación, por las noticias de la guerra y la presencia inglesa en todos los mares. Una de sus primeras medidas fue reforzar las defensas de Veracruz y San Juan de Ulúa, punto estratégico importante. Se supo que el general Oglethorp había atacado San Agustín, que se defendió heroicamente, pero que Portobelo y otros fuertes cercanos a Cartagena habían caído en poder del almirante Vernon. Para atender a las necesidades de la defensa de las costas, movilizó a la población civil para organizar el llamado “Ejército de la Corona”.
Se ocupó del estado en que se encontraban las minas y desaguó las de Zacatecas, que estaban en pleno rendimiento. También consiguió normalizar la remisión de los “situados” que se enviaban a las capitanías generales de América y Filipinas, desde las cajas de México. Más tarde ordenó limpiar el puerto de Veracruz, en el que se encontraba de visita, revisando las obras de la fortaleza, cuando enfermó de fiebres perniciosas y una disentería hemorrágica que le obligó a regresar a la capital, donde falleció el 22 de agosto de 1741. No faltó quien atribuyera su muerte al disgusto que le había causado la reprimenda de Felipe V, porque al escapar de los ingleses prefirió llevarse a un perrillo faldero en lugar de cuidar de la documentación real.
Interinamente se hizo cargo de la gobernación de Nueva España la Real Audiencia, hasta la llegada del nuevo virrey, el conde de Fuenclara.
Bibliografía
-
OROZCO y BERRA M. Historia de la dominación española en México. México, 1938.
-
RIVERA CAMBAS M. El virrey Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta. México, Editorial Citlaltépetl, 1970.
-
RIVA PALACIO, V. El Virreinato. Tomo II de México a través de los siglos, México, Compañía General de Ediciones, 1961.
-
RUBIO MAÑÉ, I. Introducción al estudio de los virreyes de Nueva España. México, Ediciones Selectas, 1959 y México, UNAM, 1961. Manuel Orozco y Berra. Historia de la dominación española. México, 1938.
-
DE LA TORRE VILLAR, E. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos. México, Editorial Porrúa, 1991.
M. Ortuño