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HistoriaPolíticaBiografía

Carlos IV, Rey de Francia y I de Navarra (1294-1328).

Rey de Francia y de Navarra nacido en Clermont en 1294 y muerto en Vincennes el 1 de febrero de 1328. Se le apodó el Hermoso.

Fue el menor de los tres hijos del rey de Francia Felipe IV, el Hermoso, y de la reina Juana I de Navarra. Ascendió al trono tras suceder a su hermano Felipe V, el Largo, el cual murió sin hijos en 1322. Ocupó el trono hasta su propia muerte en 1328. Fue el último representante de la dinastía de los Capetos que se sentó en el trono de Francia; tras su muerte ascendió la dinastía de los Valois que gobernó Francia hasta el ascenso de los Borbones varios siglos más tarde.

La política interior de Carlos IV se caracterizó por la continuidad con respecto a lo hecho por sus antecesores, sobre todo en el conflicto que se venía sosteniendo entre los nobles y la monarquía, en busca ambos de la supremacía sobe el territorio. El período de paz en el exterior permitió a Carlos IV dedicar los recursos de su reino a afianzar la autoridad real y someter a los nobles. Mientras que los nobles buscaban mantener a toda costa su posición privilegiada al frente de sus pequeños territorios patrimoniales, la monarquía francesa luchaba por constituir un país y doblegar a los rebeldes nobles bajo la autoridad centralizada de un monarca poderoso. Para acabar con el feudalismo no dudó en acabar con los principales líderes del partido nobiliario, los cuales fueron encarcelados, desposeídos, e incluso asesinados. Intentó realizar una importante reforma en la administración pública para que los nobles devolviesen a la corona una serie de territorios, bienes y cargos enajenados durante los reinados de sus antecesores. Puso a la venta una serie de cargos de la Administración, incluso aquellos que por su importancia jamás se habían vendido antes, con el fin de obtener los fondos necesarios para las guerras exteriores; para recuperar el patrimonio real por medio de la compra de los territorios enajenados; y para premiar la fidelidad de algunos de sus súbditos. Un ejemplo de esto último lo constituye la conversión del antiguo Señorío de Borbón en Ducado, realizada en 1327 en favor de Luis I, un nieto del rey Luis IX.

Para asegurarse la lealtad de los territorios recientemente anexionados al reino de Francia, realizó un importante viaje por el Languedoc donde fue recibido por enormes manifestaciones de júbilo popular. Fue en este viaje cuando los denominados Juegos Florales se pusieron de moda en Francia.

Al poco de llegar al trono comprendió que cuantos más recursos, tanto económicos como humanos, tuviese más efectivo sería su poder y mejor podría imponer sus deseos sobre sus súbditos, por lo que emprendió rápidamente una agresiva política financiera que elevó continuamente los impuestos y le llevó a vender cargos de la administración pública que jamás antes se habían vendido. Esta política hizo de Carlos IV un monarca muy poco apreciado y comprendido en su época, pese a que Carlos IV, sin menospreciar sus errores, fue uno de los monarcas franceses que más luchó para la construcción de Francia y para purificar la administración.

En lo que se refiere a la política exterior, Carlos IV buscó idénticos fines. Su política fue altamente expansionista, con dos objetivos claros: por un lado mantener ocupados a los nobles en aventuras en el exterior, bajo la idea de que si estaban combatiendo en el extranjero no lucharían entre ellos o contra el rey; por otro lado, la política expansionista buscaba la ampliación de las fronteras de Francia a costa de Inglaterra y el Imperio Germánico. Carlos IV mantuvo buenas relaciones con el papa Juan XXII, incluso tras el escándalo de 1323, en el que desapareció en las arcas reales el dinero que Carlos IV había recaudado al clero para hacer frente a la invasión de Armenia por los turcos. Contra Inglaterra, sin embargo las relaciones fueron mucho más hostiles, intervino en las luchas internas entre su hermana Isabel de Francia, apoyada por buena parte de la nobleza, y el esposo de esta Eduardo II, que tuvo que huir a Gales ante la imposibilidad de hacer frente a semejante conjunción de fuerzas. La muerte de Eduardo II en 1327 y la subida al trono de Eduardo III tutelado por Isabel, hizo posible la paz con Inglaterra.

Contrajo primeras nupcias con Blanca de Borgoña, a la que posteriormente repudió por adulterio. Su segunda esposa fue María de Luxemburgo y tras la muerte de esta en 1324 contrajo un tercer matrimonio con Juana de Evreux. Pese a sus tres matrimonios no pudo dar un heredero varón al trono de Francia por lo que le sucedió su primo hermano Felipe de Valois, el futuro Felipe VI, en Francia y en Navarra su sobrina Juana II, hija de Luis X.

Autor

  • Juan Antonio Castro Jiménez